El amor en San Pablo y el psicoanálisis. Acerca de la primera carta a los corintios - Cristina Daneri


Vamos a transcribir los versículos del apartado donde San Pablo, dirigiéndose a los Corintios, se refiere al amor. No pretendemos aquí abrir un juicio o hacer un análisis de la personalidad de San Pablo, eso lo dejamos a los teólogos o a los especialistas en las Sagradas Escrituras. Nuestra intención es hablar del amor, desde el punto de vista psicoanalítico, a partir de lo que dice San Pablo en esta bellísima carta, que por eso y por su originalidad creemos necesario hacerla destacar.
Dice así:
“Hermanos:
Ambicionad los carismas mejores. Y aún os voy a mostrar un camino mejor. Ya podría yo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles; si no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o unos platillos que aturden.
Yo podría tener el don de la predicción y conocer todos los secretos y todo el saber; podría tener una fe como para mover montañas; si no tengo amor, no soy nada.
Podría repartir en limosnas todo lo que tengo y aún dejarme quemar vivo; si no tengo amor, de nada me sirve.
El amor es comprensivo, el amor es servicial y no tiene envidia; el amor no presume ni se engría; no es mal educado ni egoísta; no se irrita, no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites.
El amor no pasa nunca.
Palabra de Dios

En otra versión añade en el versículo 13:
“Ahora, pues, son válidas la fe, la esperanza y el amor; las tres, pero la mayor de estas tres es el amor”.

No se trata de una visión romántica del amor, donde el Ego sería preponderante. Es lo que una psicoanalista como Melanie Klein podría ver como “plena entrega amorosa libre de ambivalencia”, que se logra una vez pasada la primera posición esquizo-paranoide infantil (donde lo de afuera ataca y el yo es escindido) y se llega a la posición depresiva (donde se reconoce que el objeto de amor es el que antes había odiado y se supera el odio).
Pero lo importante es la frase: “si no tengo amor no soy nada”.
Es lo que sostiene todo el psicoanálisis, ya sea Freud, como Melanie Klein , como Jacques Lacan.
Sin el don de amor (otorgado por la madre en primera instancia) sencillamente no podríamos sobrevivir, ni mantener el psiquismo o el alma. No seríamos algo, caeríamos, como lo hacen los niños tratados sin amor, en el marasmo.

Otro párrafo a señalar es que “el amor goza con la verdad”, se refiere al verdadero amor, siempre entrelazado con la verdad y buscándola. Y esa verdad es: castración, impotencia. Es que por estructura, al ser humano le falta algo, tiene una falla, que el amor calma. Y más aún cuando se trata, como en San Pablo, de una plena entrega: sin envidias, sin egoísmo, algo que supera el poder de la fe y a la esperanza. Plena entrega:”Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites”… “El amor nunca pasa”. Esto, creemos, es lo más conmovedor de estos versículos, la entrega plena del amor a la que se refiere. Esta plena entrega (a veces cedida por la madre, otras por algún semejante donde se da un amor sin límites), para el psicoanálisis, nos hace tan fuertes, que se pueden vencer cientos de avatares y trastornos.

Creemos que habría que señalar que estos pasajes de la Biblia sobre el amor (junto al Cantar de los Cantares) son auténticamente ejemplificadores y anticipa la ciencia. Sobre todo para los que creen que sólo existe un amor limitado, atravesado por el egoísmo y el odio, o por la envidia y la rivalidad.

Pensamos que no es así, estamos de acuerdo con San Pablo en que el amor puede darse de una manera como la que él describe. Y, esto, desde un punto de vista simbólico y no imaginario. Se trata, simbólicamente hablando, del amor como Don simbólico.

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