DESCARTES. El análisis en la cultura. N° 8/9. 1991 - Sumario y Editorial- #FRD30años



DESCARTES. N° 8/9
SUMARIO

Presentación, German García  
El estatuto del psicoanalista,  Aníbal Leserre  
Las garantías irónicas, Celina Fabrykant - Jorge Chichotky  
La transferencia de trabajo, Ana Ruth Najles
La escuela en el discurso de Lacan, Anabel Salafia
Sobre el autor y la nominación, Ernesto S. Sinatra  
Las hijas de Dora, Liliana A. Garcia  
Saber y transmisión: una encrucijada,  Norberto J. Ferreyra  
Informe sobre la crisis, Vera Gorali  
La exclusión de Freud en España, Carmen Gonzalez Táboas
Las formaciones del psicoanálisis, Déborah Fleischer  
Acrca de la enseñanza, Claudia Lavié  
Dialéctica y disputa, Adriana Testa  
Autoridad, Claudia Castillo
La institución, Oscar Díaz  
Berlín 1920, Osvaldo L. Bonanatta  
Analistas y analizantes, Graciela Musachi  
Breve reseña histórica,  Mario Antmann
Iniciación y/o transmisión, Graciela Ortiz Zavalla  
¿Por qué hablar del pase hoy? - Mesa redonda
Juan Carlos Indart - Gabriel Levy - Marcelo Marotta






EDITORIAL


PRESENTACIÓN

El psicoanálisis es una enfermedad peligrosa, adormece las
propensiones anti-reales del hombre y sistematiza la burguesía.
No hay una Verdad diuma.
Tristan Tzara
Manifiesto Dada 1918

Este número especial de nuestra revista presenta el material del Cuarto Coloquio Descartes. realizado el 18 de agosto de 1990 en el Hotel Las Naciones de la ciudad de Buenos Aires. Cierra una primera etapa de la revista y abre otra, marcada por el momento exigente que supone el impulsar la discusión sobre los modos institucionales del psicoanálisis en nuestro país.
Por una parte la organización de Ia IPA, por otra diversos grupos y/o instituciones que se vectorizan por las propuestas de Jacques Lacan, puestas al día por la reciente creación de la Escuela Europea de Psicoanálisis.
En sólo un año el mapa local ha cambiado y para diversas instituciones es la hora de sincronizar sus actividades con las que se realizan en otras partes. La CIPA (Comunidad de Intercambios Psicoanalíticos Argentina-Europa), el Programa de Estudios Avanzados que implica la presencia de al menos tres analistas de L’Ecole de Ia Cause por año, las actividades del Campo freudiano, son diversos modos de conducir las tensiones hacia la creación de una Sección Clínica y una Escuela.
De aquí en más se trata de contar con los treinta años de experiencia en la difusión de Jacques Lacan en la Argentina, lo que supone un retorno crítico sobre logros y fracasos.
El Coloquio Descartes, donde fueron invitados integrantes de diferentes instituciones, es un testimonio.
La publicación en París de dos seminarios más de Jacques Lacan (L’envers de Ia psychanalyse y Le transferi) actualiza el tema de los cuatro discursos como salida del “familiarismo” y la transferencia como causa y límite de la operación analítica. No podemos olvidar que entre 1911 y 1915 Sigmund Freud transformó su noción de objeto a partir de un cierto punto cero que parecía ser introducido por las psicosis. ¿Cómo sostener la oposición entre el yo y el objeto?. Esto llevaría hasta el punto de definir la conección del yo con la psicología de las masas. Por una parte fue necesario precisar la  noción de fantasía y por la otra definir la función del lenguaje en la organización de la realidad.
La invención de Sigmund Freud no se detuvo y en El malestar en Ia cultura volvió sobre sus grandes temas, modificando al conjunto para encontrar una salida; “Si uno toma a la humanidad como un todo y la pone en lugar del individuo humano aislado, halla que también ella ha desarrollado formaciones delirantes inasequibles a la crítica lógica y que contradicen la realidad efectiva” (Freud, 1937).
El delirio es definido aquí como el producto de un rechazo de la verdad histórica. Sabemos por Jacques Lacan que esa verdad histórica supone la exclusión de cierta privación y que la transferencia —surgida, como el amor, de la falta de recurso y los hallazgos afortunados— adquiere la consistencia histórica de lo que sedimenta la trasmisión. ¿Por qué, al fin y al cabo, se produciría algo más allá de la causa del deseo?: ”El analista no ha vivenciado ni reprimido nada de lo que interesa; su tarea no puede ser recordar algo” (Freud, 1937).
Amor al saber, horror al saber, deseo de saber, no saber sobre el deseo, saber que no se desea, desear no saber —lo real es que los términos deseo y saber permanecen y que nosotros podemos decir de Jacques Lacan lo que alguna vez él dijo de Sigmund Freud: sabía.
Ese saber, a diferencia del de un Descartes, hace del deseo su cogito: “De nuestra posición de sujetos somos siempre responsables. Llamen a eso terrorismo donde quieran. Tengo derecho a sonreír, pues no será en un medio donde la doctrina es abiertamente materia de compromisos, donde temeré ofuscar a nadie formulando que el error de buena fe es entre todos el más imperdonable” (Escritos, pág 837).
No seremos, entonces, perdonados. Y quizás tampoco lo sea Jacques Lacan, cuyo saber suele ser insoportable.

German L. GarcIa, 1991

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