CONCEPTUAL N° 9


SUMARIO

Documento:
- El psicoanálisis del antisemitismo. Béla Székely

Clínica
- ¿Joyce estaba loco?. Germán García
- ¿Qué es un cuerpo a partir del sinthome?. Graciela Musachi
- Saber curar. Marco Focchi
- La letra grabada en la carne. Marcelo Ale
- Psicoanálisis y Segregación. Daniel Dereza
- Del amor al padre al amor del padre. Camila Candioti
- El niño como sujeto. Mariana Filippo

Conceptos
- Declinaciones de un sobreviviente. Enrique Acuña.
- La Viena de Freud y Wittgenstein. José Chain
- La formación del psicoanalista: Habilitación… Jorge Santopolo
- Notas acerca de “La invención del analista”. Flavio Peresson
- Historial- Una lectura del psicoanálisis en el N.O.A. Alejandra Borla
- Desde el jardín –Notas acerca de la autoridad- Luis Seiffe
- El goce insociable –Lacan con Marx- Sebastián Ferrante
- Lo político y el psicoanálisis –Fátima Alemán

Conexiones
- ¡Franceses, un esfuerzo más!. Serge Cottet
- ¿De qué está hecho el cuerpo?. Gabriela Rodríguez
- Las mujeres se sublevan. Beatriz Gez
- Actualización sobre el pragmatismo. Guillermo Ranea
- No me hallo mismo… Ana Camblong
- Programa de la universidad y programa del psicoanálisis –el caso platense-
Mauricio González, Germán Schwindt y Cecilia Fasano

Crítica (se encarga Inés)
- Entradas del psicoanálisis en La Plata- Reportaje a Aurora Venturini
- La sexualidad y los niños. Alicia Dellepiane
- La paradoja como método. Damian Leikis
- Una charla sobre Psicoanálisis y Literatura. Héctor Gutman
- De Otro al otro. –la apuesta de Pascal- César Conde
- Conceptual en Córdoba. Pilar Ordoñez y Javier Bolaños
- Elecciones forzadas. Juan Pablo Lucchelli.


IX Encuentro Argentino de Historia de la Psiquiatría, la Psicología y el Psicoanálisis

Viernes 3 de octubre, de 14 a 20 hs. - Sábado 4 de octubre, de 9 a 20 hs.
Facultad de Medicina UBA - Paraguay 2155, Piso 9, Buenos Aires.

Los Encuentros Argentinos de Historia de la Psiquiatría, la Psicología y el Psicoanálisis son eventos que, con una frecuencia anual, vienen realizándose desde 1999 en diferentes ciudades de la República Argentina. Co-organizados por Equipos e Instituciones ligadas a la investigación sobre la historia de las disciplinas en cuestión, estos Encuentros tienen el fin de promover la difusión de la temática y el intercambio entre los participantes, a partir de la presentación de trabajos originales. Los mismos están abiertos a estudiantes y profesionales interesados en los temas referentes a la Historia "Psi", pertenezcan o no a instituciones y equipos de investigación.


Instituciones convocantes
  • Capítulo de Epistemología e Historia de la Psiquiatría de la Asociación de Psiquiatras Argentinos (APSA).
  • Equipo de investigación y Cátedra II de Historia de la Psicología (Fac. de Psicología de la UBA).
  • Equipo de investigación "Historia, enseñanza y profesionalización de la Psicología en los países del Cono Sur de América",
  • (Fac. de Psicología de la UNMdP).
  • Equipo de investigación y Cátedra de Historia de la Psicología (Fac. de Cs. Humanas UNSL).
  • Círculo de Actualización en Historia de la Fundación Descartes.
  • Cátedra de Psicología y Programa de Investigaciones Psicoanalíticas (Fac. de Psicología de la UNR).
  • Sociedad Psicoanalítica del Sur (SPS).
  • Cátedra Historia Social de la Psicología (Facultad de Psicología de la UNMdP).
  • Equipo de investigación en Historia de la Psicología y Psicopatología (Fac. de Psicología de la UNMdP).
  • Cátedras: Escuelas, Corrientes y Sistemas; Problemas Epistemológicos de la Psicología (Facultad de Psicología de la UNC).
  • Asociación de Psicoanálisis de La Plata (APLP).
  • Revista Topía.
  • Revista Temas de Historia de la Psiquiatría Argentina.

Instituciones auspiciantes
  • Asociación Latinoamericana de Historia del Psicoanálisis (ALHP).
  • Instituto de Desarrollo Económico y Social (IDES).
  • Equipo de Investigación en Historia de la Psiquiatría (Cát. Historia de la Medicina, Departamento de Humanidades Médicas, Fac. de Medicina UBA).
  • Biblioteca Analítica de Jujuy.
  • Asociación Freudiana de Psicoanálisis de Tucumán.
  • Grupo de Historia de la Psiquiatría Argentina, Mendoza.
  • Centro de Investigaciones y Estudios Clínicos (CIEC), Programa "El psicoanálisis en la Cultura", Córdoba.

Comité Científico
Patricia Altamirano (UNC), Norberto Conti (APSA-UBA), Cristina Di Doménico (UNMdP), Rosa Falcone (UBA), Germán García (Fundación Descartes), Antonio Gentile (UNR), Curt Hacker (SPS), Hugo Klappenbach (UNSL-CONICET), Lucía Rossi (UBA), Juan Carlos Stagnaro (APSA-UBA), Ana María Talak (UNLP)


Comité Organizador 2008
Coordinador: Gustavo Pablo Rossi (APSA-UBA), Florencia Ibarra (UBA), Beatriz Gez (Fundación Descartes), Cecilia Fasano (APLP), Andrea Piñeda (UNSL), Curt Hacker (SPS)

Informes: historiapsi@gmail.com

Un aventurero en la biblioteca

Al ensayista Juan José Sebreli, que por entonces –década de 1940– era un estudiante secundario en la Escuela Normal Mariano Acosta, le interesó ese muchacho que se puso a tocar una pieza de George Gershwin en el piano del salón de actos. Le sigue interesando, aunque ya no sea un muchacho sino la memoria que dejó, al morir en 1979, Oscar Masotta: hace pocas semanas Sebreli lo recordó en un artículo para el diario Perfil.

El motivo: la reedición del primer libro de Masotta, Sexo y traición en Roberto Arlt, y del que marcó su fama póstuma: Introducción a la lectura de Jacques Lacan. Ambos se suman a la tremenda biografía –una pieza llena de amor y de odio, donde el biógrafo se disecciona tanto como hace con el biografiado– que escribió Carlos Correas y que sus herederos reimprimieron el año pasado: La operación Masotta (cuando la muerte también fracasa).

Masotta dejó tras de sí una leyenda. Es el santo patrono del psicoanálisis lacaniano en la Argentina, España y el mundo en castellano en general. Fue entomólogo e insecto del arte moderno: dio conferencias en el Instituto Di Tella sobre happenings que a la vez hacía y escribió el pop art. Eso que hoy se llama novela gráfica habría seguido considerada un subproducto de la cultura de masas si Masotta no la hubiera elevado a objeto de estudio cultural en La historieta en el mundo moderno.

Antes había encontrado en Arlt al escritor que, despreciado y olvidado, los críticos entronizaron en las últimas décadas del siglo pasado junto con Domingo Sarmiento y Jorge Luis Borges.

En esos desvíos sus detractores ven a una víctima de la moda intelectual, que cambiaba de paradigma según la conveniencia del momento. Alfredo Grieco y Bavio argumenta que Masotta se aleja del marxismo existencialista oportunamente, “en el preciso instante en que comenzaba a pasar de moda”. Agregó en Cómo fueron los 60: “Masotta continuó mostrándose aún partidario del marxismo, pero de un marxismo despojado de objetivos prácticos”.

También se criticó su relación con las instituciones: mientras se proclamaba al margen, un aventurero que no necesitaba guía en la biblioteca, vivía de becas y nombramientos en lugares como el Di Tella o la misma Universidad de Buenos Aires que había abandonado.

Perón y Sartre. Al despuntar 1953 Sebreli respondió a una carta admirada que Correas le envió a propósito de un artículo suyo publicado en Sur. Poco tardó en presentarle a Correas, otros muchacho de veinte y pico de años como ellos, politizados por las tensiones de esos años y transformados por el rayo que les cayó con la traducción, en 1950, de ¿Qué es la literatura?, de Jean-Paul Sartre.

“Fue nuestro canon”, escribió Correas. Así comenzaron las caminatas nocturnas de Correas y Masotta por el barrio de Boedo, el primero ya cerca de su casa, el otro de paso hacia la suya en Floresta.

Escribían en Las Ciento y Una, la revista de Héctor A. Murena; en Centro, de los estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras; en Clase Obrera, de Rodolfo Puiggrós. Pero fue en la revista de los hermanos David e Ismael Viñas donde comenzaron a convertirse en leyendas. Contorno, cuya colección acaba de salir en una edición facsimilar de la Biblioteca Nacional, se publicó entre 1953 y 1959 y cambió la crítica literaria argentina.

Contorno habilitó la política como herramienta de análisis en los tiempos en que el peronismo se convertía en hecho nefando. Difundió a intelectuales que cambiaron la cultura de este país como David Viñas, Ramón Alcalde, Adelaida Gigli, Adolfo Prieto, León Rozitchner, Tulio Halperín Donghi. Y el trío ya mentado: “Éramos”, escribió Correas, “jóvenes escritores que iniciaban y proseguían su carrera intelectual, al menos aficionadamente provisorios y definidos –o autodefinidos: es lo mismo– como sagaces e informados”.

En ese clima Masotta abandonó la universidad y continuó sus lecturas. Cuando encontró San Genet, comediante y mártir, de Sartre, que le pareció “la obra crítica más importante de nuestro tiempo”, se dio cuenta de que ya tenía escrito su primer libro, Sexo y traición en Roberto Arlt. Correas y Sebreli dicen que leía apasionadamente, llenando los márgenes de apuntes, apenas una parte de los libros, y no tocaba el resto. Dejaba porque sentía algo envidiable: “Que efectivamente tengo algo que decir”.

El primero. En el prólogo a esta reedición dice Luis Gusmán –escritor y también psicoanalista– que Masotta revela la utopía del mal que fundó Arlt. “La frase de Rimbaud que Masotta elige, ‘Rápido, un crimen, que me caigo al vacío’, es ejemplar para situar el vacío que se le hace al hombre de Arlt y su necesidad de actuar. El hombre humillado y envuelto por el tedio, el hombre de clase media de los años entre 1920 y 1940.”

A diferencia del análisis de Sartre sobre la persona de Genet, Masotta puso el foco en las tensiones de la clase media, cuyos rasgos principales consideró el cinismo, la imitación, el miedo y la delación. Arlt le hacía acordar a las películas de Chaplin: su visión del mundo es anarquista –opinó– y ejerce una influencia política positiva en quien lo lee. “Termina por hacernos comprender hasta la náusea qué es una clase social”, escribió. Arlt revela la condición social de sus personajes y junto con el valor de su salario ubica su moral sexual.

El libro reúne los artículos “Silencio y comunidad” y “La plancha de metal”, escritos entre 1957 y 1959, y el apéndice “Seis intentos frustrados de escribir sobre Arlt”, de 1962, donde trata la humillación de pertenecer a la clase media, la indiferencia de la derecha intelectual (“Borges, o Victoria Ocampo, o Silvina Bullrich, de quienes se podría afirmar que jamás han sujetado un libro de Arlt”), la relación del autor con sus personajes.

El segundo. “Con un breve seminario de seis clases sobre un seminario de Lacan sobre un cuento de Poe, una conferencia pronunciada en un instituto de música y una anotación periodística no se puede pretender que el resultado sea un libro”, se lee en Introducción a la lectura de Jacques Lacan. Y eso es lo que contiene el volumen: “Psicoanálisis y estructuralismo” es la explicación que Masotta da sobre el seminario de Lacan sobre “La carta robada”, famoso cuento de Edgar Allan Poe; “Leer a Freud” es el resumen de una charla en el Instituto Lucchelli Bonadeo en 1969 y “Qué es el psicoanálisis” apareció ese mismo año en la revista Los Libros, que dirigió Héctor Schmucler.

El resultado fue un libro, nomás, y uno que atrajo como creía Masotta que atraía Lacan: “Si la audiencia espera es porque tiene poco en las manos”. Esta reedición la prologa el psicoanalista y escritor Germán García, amigo y discípulo de Masotta, que participó con él en la fundación de la Escuela Freudiana de Buenos Aires en 1974.

Masotta se plantó frente al establishment de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), a uno de cuyos miembros, Emilio Rodrigué, zurra en “Leer a Freud”. Llevaba ya diez años presentando el pensamiento lacaniano. Leída hoy, la Introducción… “sorprende”, escribió en su prólogo García, “por el ‘horizonte de expectativas’ que instaura en un momento en que nuestro país estaba en los comienzos de una desertificación cultural”. Unos años antes la dictadura de Juan Carlos Onganía había incorporado a sus hitos la Noche de los Bastones Largos, una jornada de represión a la Universidad de Buenos Aires que terminó con la cesantía de 1.400 docentes, de los cuales 300 emigraron.

Controversias póstumas. También Masotta se fue del país en 1975, invitado por la Triple A que no andaba en sutilezas sobre si había cambiado a Sartre por los estructuralistas Claude Levi-Strauss, Roman Jakobson, Émile Benveniste, André Martinet. Al grupo parapolicial del ministro peronista José López Rega le bastaba con que hubiera escrito cosas como: “La filosofía del marxismo debe ser reencontrada y precisada en las modernas doctrinas (o ‘ciencias’) de los lenguajes, de las estructuras y del inconsciente”.

Pasó por Londres y se instaló en Barcelona, donde fundó la Biblioteca Freudiana, publicó otros dos libros de psicoanálisis (Ensayos lacanianos y Lecciones de introducción al psicoanálisis) y formó grupos de estudio en Madrid, Málaga, Valencia y Vigo. Enfermó de cáncer y murió el 13 de septiembre de 1979, un año antes que Sartre y que en París se disolviera la Escuela Freudiana inspiradora de la porteña.

“Claro está que no podemos saber ya si devendrá ‘clásica’ la vida y la obra de Masotta”, escribió su amigo distanciado, Correas. “Ciertamente Oscar fue un aventurero y el fracaso llamado estrepitoso acecha a los aventureros como Oscar, pero, también ciertamente, el éxito de Oscar fue extraordinario.” No lo dice como un elogio: esas etiquetas, póstumas, habrían disgustado a Masotta, cree: “Siempre quiso más y otra cosa que los mecánicos epitafios superlativos”.

Del intelectual comprometido al diván
Hay un nexo entre los dos textos reeditados, y está en otro: Conciencia y estructura. Es la lectura con que Masotta presentó Sexo y traición en Roberto Arlt en la que habla de su internación psiquiátrica luego de la muerte de su padre donde se apasionaría por Lacan.

En 1959 a Roberto Masotta le diagnostican leucemia. Padre e hijo se amaban, pero se habían defraudado mutuamente: uno quería que el único varón hiciera algo de su vida como él, que era un empleado bancario; el otro sólo quería seguir siendo un mantenido preocupado sólo por leer y agenciarse el último número llegado al Río de la Plata de Les Temps Modernes, la revista de Sastre. Tras la muerte del padre Masotta intentó suicidarse. “Se internó en la clínica que dirigía Alberto Fontana”, escribió Jorge Balán en Cuéntame tu vida, biografía colectiva del psicoanálisis argentino. “En ese contexto Masotta descubrió los trabajos de Lacan.”

Ya había leído La Psychanalyse, la revista de la Sociedad Francesa de Psicoanálisis que, según escribió en 1957, estaba dirigida por Daniel Lagache pero inspirada por “el recelado Jacques Lacan”. Ya había publicado en la revista Centro, en 1959, “La fenomenología de Sartre y un trabajo de D. Lagache”, donde escribió: “Lacan entiende que para interpretar los símbolos es preciso privilegiar el lado material de la palabra”. Tomaba el camino final de su vida, que en su país implicaría la transformación de una disciplina por entonces inclinada a la psiquiatría –una ley de 1954 impedía que practicara el psicoanálisis quien no fuera médico– según la lectura que Lacan hizo del texto original de Sigmund Freud.

“No conocí a Oscar Masotta”
Se dice que los amigos se eligen, a diferencia de los familiares, que se sufren. El antropólogo Carlos Masotta, al contrario, hace la operación inversa: elige a su tío Oscar Masotta. Con el título No conocí a Oscar Masotta, el sobrino trabaja en un documental para buscar a aquel primo hermano de su padre al que nunca conoció, porque él era un niño cuando ese tío partió a Europa; aquel del que escuchó historias que lo pintaban como la oveja negra de la familia; aquel que al crecer se le reveló “como una figura transversal a partir de la cual ingresar a esa movida de renovación de los años 60”.

A mediados de la década de 1980, cuando ingresó en la carrera de Antropología, le preguntaban una y otra vez si tenía algo que ver y si lo había conocido. “Había quedado una memoria de él”, dijo. “Me hablaban de la Facultad de Filosofía y Letras en los años de Oscar, cuando quedaba en la calle Viamonte, y de los bares de los alrededores, por los que él circulaba, una universidad paralela. Años más tarde, cuando comencé a filmar los testimonios, encontré uno recurrente: ‘Yo iba para un lado’, me decían, ‘y a partir del contacto con Oscar fui para otro’.”

Es obvio el componente biográfico del interés –“responder a esa búsqueda por medio de quienes tuvieron contacto con él”– pero también cuenta la pasión de Carlos Masotta por el documentalismo. “Es una herramienta en el trabajo de campo antropológico”, explica el director de los cortometrajes Marcas del tiempo en Cholila, Palabras cruzadas, La matanza y el premiado Blanco, exhibido en el Primer Concurso de Cine contra la Discriminación, sobre la historia de una mujer mapuche que habla de los blancos en juego con una obra plástica completamente en blanco. “En antropología se presta atención al lugar del testimonio en la memoria.”

Además de haber entrevistado a Nelly, la hermana de su tío, habló con su compañero de juventud Juan José Sebrelli, con su amigo Germán García, con su discípulo catalán Miquel Bassols –quien escribió un ensayo a partir de esa entrevista–, entre otros. “También hago registros de situaciones: su figura en el presente, en homenajes o en citas”, agregó. “Hace poco, por ejemplo, registré la presentación de la edición facsimilar de Contorno en la Biblioteca Nacional.” El documental, espera, se verá en el 2009, cuando se cumplan treinta años de la muerte de Oscar Masotta.


Gabriela Esquivada
10.09.2008
Diario Critica-Cultura / Edicion Impresa

DIOS ESTA EN LOS DETALLES

La frase de Aby Warburg en nuestro título nos da la oportunidad de plantear las controvertidas relaciones entre el arte plástico y el psicoanálisis. El historiador Aby Warburg creó, a fines del siglo XIX, un método que le permite utilizar los testimonios figurativos de las artes plásticas como fuentes históricas y dio origen al hoy Warburg Institute con seguidores de la talla de F.Saxl, E.Panofsky o R.Gombrich. Warbug “se había detenido en la representación del movimiento del cuerpo, de los cabellos y las ropas en las figuraciones del siglo XV florentino (...). De un dato formal (la representación del movimiento de las ropas y los cabellos), Warburg había pasado a las actitudes de fondo de la civilización renacentista (...)”. En definitiva, Warburg trata de captar la relación entre las representaciones plásticas y los gustos o la mentalidad de tal sociedad mediante las Patholsformeln (fórmulas estilísticas copiadas de la Antigüedad e impuestas por temas y situaciones especialmente emotivos) en las que se reúne, en el análisis, forma y contenido.

Controvertidas relaciones
Intersección. Entrecruzamiento. Interferencia.
Estas palabras han sido usadas para definir las relaciones entre el arte y el psicoanálisis.
Para el psicoanálisis no se trata de fundar una estética dado que su campo implica una ética (el sujeto culpable, por ejemplo). Tampoco se trata de aplicarlo a ningún arte ya que “sólo se aplica a un sujeto que habla y oye” (Jacques Lacan). Sin embargo, el nacimiento del psicoanálisis está ligado al arte, no sólo porque el artista ha podido y puede ser un aliado del psicoanalista ante las ciencias que deshumanizan al sujeto o porque, por su fina captación del ser humano, el artista se anticipa al saber que arduamente conquista al psicoanálisis. El nacimiento del psicoanálisis está ligado al arte en el mismo testimonio de Freud quien relata en “El Moisés de Miguel Angel” que mucho antes de que inventara el psicoanálisis había conocido que un crítico de arte ruso (Ivan Lermolieff) hacia 1874, “había provocado una revolución en las galerías de Europa revisando la atribución de muchos cuadros a diversos pintores, enseñando a distinguir con seguridad las copias de los originales y estableciendo con las obras así liberadas de su anterior clasificación, nuevas individualidades artísticas. A estos resultados llegó prescindiendo de la impresión de conjunto y acentuando la importancia característica de los detalles secundarios, de minucias tales como la estructura de las uñas de los dedos, el pabellón de la oreja, el nimbo de las figuras de santos y otros elementos que el copista descuida imitar y que todo artista ejecuta en una forma que le es característica.” Freud descubrió mas tarde que el ruso era en verdad un italiano, Giovanni Morelli. “A mi juicio –dice Freud- su procedimiento muestra grandes afinidades con el psicoanálisis. También el psicoanalista acostumbra deducir de rasgos poco estimados o inobservados, del residuo –el refusé de la observación- cosas secretas o encubiertas.”
Carlo Guinzburg, en su libro Mitos, emblemas, indicios, considera que, a fines del siglo XIX, se produce un uso preferencial de lo que llama “paradigma de inferencias indiciales” y los representantes más conspicuos de ese uso son, precisamente, Morelli, Freud y Arthur Conan Doyle (los residuos freudianos, las pistas en Sherlock Holmes, los rasgos pictóricos en Morelli).
Ahora bien, ¿qué le interesa a Freud tanto en la obra de arte como en el síntoma?

Lo que hace vibrar al cuerpo
A Freud le interesan siempre los efectos de goce (desde el sufrimiento hasta el placer) y la causa de ese goce que produce la obra de arte (ya sea una pintura o un síntoma, dado que éste es un producto singular, propio del sujeto). El saber que un análisis puede obtener de esa causa y de ese efecto no afecta, en el artista, su capacidad de creación. El fantasma, muy común, de que esa capacidad podría ser aniquilada por un análisis sólo consigue mantener al artista en un sufrimiento excesivo del que Rainer María Rilke es uno de los ejemplos más patéticos. Por el contrario, el saber que proporciona un análisis permite al artista no sólo disminuir ese exceso sino que produce cierto saber-hacer con su sufrimiento que va en el sentido de propiciar su creación. Es el testimonio que nos da un gran artista plástico como Carlos Cañas: “La sensibilidad predispone al arte pero no es una condena al sufrimiento” o Antonio Pujía cuando confía que nació por segunda vez como artista en el diván.
Si “Dios está en los detalles” es porque su singularidad lleva al artista hasta su propio límite, como recuerda Freud a propósito de Miguel Angel quien “ha llegado muchas veces en sus creaciones, al límite más extremo de lo que el arte puede expresar” y, en ocasiones, es esta travesía la que conlleva para él grandes costos junto con su goce. Esos límites son los mismos que explora el psicoanálisis en cada sujeto ya que, justamente, el síntoma neurótico es un límite que se impone al sujeto de tal modo que nadie va más lejos de lo que el síntoma le permite (hay grandes artistas que, por ejemplo, por sus fobias no pueden viajar en avión lo que les impide ciertas experiencias que alimentarían su arte y ¿por qué no? su fama). En el poema que cada uno es, el psicoanálisis permite una reescritura y una ampliación de los propios límites.

Dios y el goce de La mujer
Jacques Lacan, quien sin dudas suscribiría la frase de Aby Warburg tanto como Freud, nos hace captar lo que se ha llamado “la otra cara de Dios” con la frase de nuestro subtítulo. Según él hay un goce femenino que las místicas cristianas han experimentado y han tratado de trasmitir de un modo que pudiera ser puesto en palabras pero siempre subrayando la imposibilidad de transmitirlo del todo, ese goce de Dios que un hombre no podría experimentar salvo poniéndose en una posición femenina (como San Juan de la Cruz), es el que Bernini trató de plasmar en la obra que evoca el goce de Santa Teresa. Ese goce femenino no lo han experimentado sólo las místicas.
Ciertas performances de algunas mujeres que trabajan con y a partir del cuerpo plantean multitud de interrogantes, no sólo el de si eso es o no arte sino hasta qué limites un sujeto puede llegar en nombre del arte para hacer vibrar al cuerpo. Y eso sin considerar qué significación tiene la emergencia de estas repuestas singulares para nuestra cultura. Las múltiples ganancias que las luchas feministas han logrado para las mujeres a nivel de su dimensión de ciudadanas plantean también nuevos interrogantes ante estas experiencias que, en algunos casos, llegan al límite de la vida. ¿Es que esas ganancias no han logrado el mismo suceso en la orientación de las mujeres respecto de su deseo y de su goce? Ningún sujeto puede ser igual al goce de su cuerpo y lo que otrora era un motivo en el arte (el sacrificio y el crimen en torno al cuerpo femenino) son las mujeres mismas las que ahora lo consuman.
“Dios está en los detalles” quiere decir que, aún cuando el artista puede llegar al “limite más extremo de lo que el arte puede expresar”, él sostiene, a pesar de todo, algún límite aunque más no fuera el de su propia vida en los detalles donde se consume su goce.



Graciela Musachi

Masotta 40 años después

El día martes 19 de agosto, en el marco de la actividad denominada Lecturas Críticas, se presentaron en el Centro Descartes, las reediciones de dos libros de Oscar Masotta: Introducción a la lectura de Jacques Lacan (prólogo de Germán García) y Sexo y traición en Roberto Arlt (prólogo de Luis Guzmán), de la editorial Eterna Cadencia. La conversación estuvo a cargo de Germán García, Beatriz Gez y Marcelo Izaguirre.
Estos dos libros, que hoy reaparecen, dan testimonio de un cambio de paradigma que Masotta hace ante la pregunta que se formulara ya en 1965 acerca de si “conciencia o estructura”, pasando del existencialismo a la lingüística estructural, a Jaques Lacan. El libro Sexo y traición en Roberto Arlt, escrito en 1959 y publicado en 1965, significa la irrupción de Masotta en el ámbito de la crítica literaria. Al respecto Marcelo Izaguirre
[1], toma una cita del libro Oscar Masotta. Lecturas críticas, donde Ricardo Piglia dice que al momento en que Masotta escribe Roberto Arlt, yo mismo, (ocho años después, en la presentación de su propio libro) se está despidiendo de la literatura.
El segundo libro, Introducción a la lectura de Jacques Lacan (1970), es un curso dictado por Masotta en 1969 en el Instituto Di Tella, a partir de un seminario de Lacan en torno al cuento de Edgar Allan Poe La carta robada. Si bien Masotta ya se había referido a Lacan diez años antes (en 1959), instaura con ello, dice Germán García
[2] “un horizonte de expectativas en un momento en que nuestro país estaba en los comienzos de una desertificación cultural... Ahora se trata de introducirlo entre los intelectuales y en el campo específico de la práctica analítica”. Germán García entiende estos textos como dos excelentes intervenciones en la cultura de Buenos Aires que, por sus consecuencias, pueden hoy ser leídas como acontecimientos.
Por su parte, Beatriz Gez, quien junto a otros, desde el año 2004 promueve y organiza la Asociación Amigos de la Fundación Descartes, destaca que a partir de estas y otras reediciones
[3] que se vienen haciendo, se abre la posibilidad de nuevos encuentros con aquellos que “no conocimos a Masotta” (pues hasta ese momento primaba la anécdota de haberlo conocido) y esto es una buena invitación a tener el gusto de poder leerlo.
Oscar Masotta (1930 -1979) es una figura clave para entender la cultura argentina. Su inmensa labor intelectual abarca escritos sobre arte, historieta, literatura y semiología; realizador de los primeros happenings e introductor del psicoanálisis de Lacan en la Argentina y España. Fundador de la Escuela Freudiana de Buenos Aires, co-fundador de la revista Contorno y editor de los Cuadernos Sigmund Freud. Dictó clases y conferencias en numerosas universidades tanto de este país como de Europa. Además de estos dos libros, publicó El pop-art (1967), Happenings (1967), Conciencia y estructura (1968), La historieta en el mundo moderno (1970), Ensayos lacanianos (1976) y El modelo pulsional (1980).
Masotta 40 años después, en un contexto diferente, encuentra una nueva generación de lectores.


Ignacio Lotito


[1] Compilador del libro Oscar Masotta, El revés de la trama, 1999, Atuel / Anáfora y El anclaje de la enseñanza de Jacques Lacan en la Argentina (aún inédito).

[2] Véanse: Oscar Masotta y el psicoanálisis del castellano. Germán García, 1980. Editorial Argonauta. Oscar Masotta. Los ecos de un nombre. Germán García, 1991, Ediciones Eolia, Barcelona., El psicoanálisis y los debates culturales. Ejemplos argentinos. German García, Paidos, 2005.

[3] Oscar Masotta. Revolucion en el arte, pop-art, happenings y arte de los medios en la década del sesenta, Ed Edhasa, 2004. Estudio preliminar de Ana Longoni.





2º Aniversario de Odradek

Quienes aparecen en estas fotografías se presume que integran la revista Odradek, pero ninguno de ellos ha podido ser identificado hasta el momento. Cualquier información diríjase a la sección de comentarios.
Gracias.