EL PSICOANÁLISIS ENTRE LAS LENGUAS. Sugerencias bibliográficas



Libros sugeridos durante el dictado de la conferencia que, bajo este título, realizó Germán García en el marco de las II JORNADAS DE LA LENGUA en la Biblioteca Nacional el martes 15 de noviembre de 2011.


- Patricia Willson: La constelación del sur. Ed. Siglo XXI. Bs. As., 2004.

- Ignacio Gárate y José Miguel Marinas: Lacan en castellano. Quipú Ediciones, Madrid, 1996.

- Ángel del Frutos Salvador: Los Escritos de Jacques Lacan. Ed. Siglo XXI, España, 1994.

- Marcelo y Nora Pasternac: Comentarios a neologismos de Jacques Lacan. Ed. Epeele, México DF., 2003.

- Jorge Baños Orellana: El idioma de los lacanianos. Ed. Atuel, Bs. As., 1995.


“Para una historia del psicoanálisis de niños en la Argentina” en perspectiva*




Para algunos, el siglo XX podría ser el siglo de las mujeres. Efectivamente, en Occidente, después de las luchas emancipatorias comenzadas a fines del siglo XVIII y después de algunos logros conseguidos por el feminismo del siglo XIX, el siglo XX vio como se conjugaron dos de los discursos que más marcaron la época para subvertir dramáticamente el lugar de las mujeres tanto en Europa como en Estados Unidos: los feminismos y el psicoanálisis. (1) (2)

El psicoanálisis “D”
En la Argentina, ninguna mujer hizo inscribir su nombre en el período de la entrada del psicoanálisis, es decir, desde 1910 hasta la fundación de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA). Sobre el acto de esta fundación se discrepa: algunos no cuentan la presencia de mujeres, otros cuentan sólo una, Marie Langer, Mimi (3). A partir de aquí empezamos a contar pero bajo un rasgo particular que implicó todo un modo de concebir el psicoanálisis. Situar este rasgo que no había sido captado en tanto tal hasta ese momento (esto es, como diferencial), fue el propósito de la investigación que realicé durante 1979-80, publicada en la revista de la Escuela Freudiana en 1980 con el título “Para una historia del psicoanálisis de niños en la Argentina” (4), investigación que formó parte de una más amplia que realicé para el libro de Germán García La entrada del psicoanálisis en la Argentina. Con un comienzo irónico que los años no han modulado ponía en cuestión el uso de la preposición “de”, siguiendo la enseñanza de Lacan la cual no hacía tanto había introducido Oscar Masotta en la Argentina: “Historiar el psicoanálisis de niños en la Argentina. La multiplicación medusante de la producción de niños en el psicoanálisis en la Argentina ¿justifica aquí el psicoanálisis de niños? El psicoanálisis de niños, acentuando en el “de” la posesión (el psicoanálisis poseído por los niños o al revés) o, tal vez, la aplicación (pongamos por caso: psicoanálisis aplicado al regalo, al regalón). ¿Qué justifica el recorte instituido por el “de”? Según Freud, hay muchas razones que pueden explicar la predilección de los mayores por los niños, pero hay una que es decisiva: el adulto sería como aquellas naciones que, al envejecer, incrementan el interés por la genealogía. ‘Somos una nación joven’ se nos repite a cada instante para conjurar no se sabe qué irrupción de una historia. ‘No tenemos historia’, insisten.  En esta cuestión que nos atañe, hasta la mismísima Melanie Klein sentía mucha curiosidad al ver que su obra era aceptada en Argentina por un grupo numerosos de psicoanalistas en una época en que era rechazada, criticada en Europa y Estados Unidos.

Si el interés por (de) los niños es un desplazado de la pregunta por los orígenes, ¿qué diremos de una joven (Nación/psicoanalista) que se lanza en tropel, tempranamente, a preguntarle a los niños? ¿Deseo de historiar? ¿Deseo de pasar a la historia?

Realizaba luego un contrapunto de la trayectoria de las dos pioneras del psi para niños: Arminda Aberastury de Pichon Rivière y Telma Reca de Acosta y mostraba su diferencia con la de otra psicoanalista que comenzó al mismo tiempo que ellas: Flora Scolni, quien no llegó lejos. En primer lugar notaba que Scolni usaba su apellido de casada (Dorfman) como la mayoría de las mujeres psicoanalistas de la APA que “hacían niños”, como se decía entonces, y ostentaban un apellido de casada que no carecía de prestigio (Garma, Rascovsky, Pichon Rivière, etc.). En 1948 comienza el boom de lo que se considera desde entonces una técnica especial para los niños y esto bajo los auspicios de la traducción por Aberastury del clásico de Melanie Klein, El psicoanálisis de niños, y otros artículos sobre el tema que ella y Mimi Langer traducen para la Revista de la APA.

Mi investigación continúa con un desarrollo de las inversiones y réplicas de la doctrina psicoanalítica implicadas por esta llamada técnica que requiere “un papel tan evidentemente femenino”, según afirma Aberastury (5), como jugar a coser, tejer, poner pañales, etc. Aberastury considera que la naturaleza de este trabajo y “el abrir nuevos cauces a la sublimación explican por qué esta sea la rama del conocimiento en que la mujer haya contribuido con más aportaciones (…)”.

¿Qué quiere una mujer?
En este punto, que esta en la base de cualquier tratamiento posible de los niños (6), se detiene aquella investigación y quisiera avanzar hoy.

En 1949 aparece El segundo sexo de Simone de Beauvoir y marcaría el punto de partida de la llamada “segunda ola del feminismo”. Sin ser feminista (lo sería más tarde) la joven Simone arrojaba al mundo su elección: “mujer no se nace, se hace”, denunciaba los infortunios femeninos a través de la historia, sostenía que no hay instinto maternal y pensaba que la liberación de las mujeres llegaría con la liberación de la sociedad. En la actualidad ha sido objeto de críticas (7) que, aun cuando reconocen la deuda que el feminismo tiene con ella, acentúan que detrás de su slogan “la mujer se hace”, se esconde que “la mujer fabricada y enajenada es la mujer que permanece en su enajenación natural” a la que la condena su función maternal.

Dos años después, en 1951, la joven Marie Langer publica Maternidad y sexo (8), un libro que reconoce por lo menos cinco ediciones que prueban no sólo la difusión que había alcanzado el psicoanálisis hacia mediados de los sesenta, como señala la autora en la segunda edición, sino su lugar de supuesto saber la feminidad junto al tibio avance de un feminismo que, en la Argentina, no terminaba de comenzar aunque diera muestras (como tantas veces en nuestro país) de su estar al tanto de la avant garde francesa al tener como referencia a “la feminista y existencialista” Simone de Beauvoir y su libro recién publicado al que cita del francés.

Sin embargo, Marie no sigue a Simone respecto de lo que es y quiere una mujer: si en francés no hay instinto maternal sino que las funciones biológicas de la maternidad anclan a la mujer en su cuerpo enajenándola irreversiblemente, en castellano el instinto maternal (biológico) no sólo existe sino que es la sublimación de parte de este instinto “en tareas adecuadas” la que le permitirá aceptar su feminidad.
Marie confiesa una sensación de sacrilegio al estar en desacuerdo con Freud en algunos puntos de su doctrina pues sigue más bien a Melanie Klein como era canónico en APA y a Karen Horney (“la más conocida y popular crítica actual” de Freud). Si bien Marie basa todo el libro en la estructura biológica del instinto maternal, su crítica  a Freud se asienta precisamente en lo que ella cree es su orientación biológica y su falocentrismo los cuales explica por el contexto en que surge el maestro.

Pero nada de esto es tan interesante como la tesis del libro que aúna las consecuencias de las luchas feministas con las “nuevas” consideraciones sobre la mujer que no es “biológicamente inferior ni superior al hombre sino diferente”: “la mujer moderna, al adquirir más libertad sexual y social, ya que no sufre tanto de cuadros neuróticos típicos, como la gran histeria; restringida empero en sus funciones maternales, padece, en cambio, de trastornos psicosomáticos en sus funciones procreativas” pues rechaza ser madre y está así “en desacuerdo con su propio sexo y, por lo tanto con su propia existencia”. Freud, dice Marie, “fue el primero en destacar la gran importancia para la hija de una buena identificación con una madre bondadosa y esposa feliz” (¡!).

Retorno a Freud
Lejos de los finales felices, Freud captó en el humano algo irreductible que llamó pulsión de muerte. Lejos de la idea de instinto maternal, la pregunta por la feminidad fue el límite del campo que lleva su nombre, pregunta que deja abierta al final de su vida para que la responda cada una en su análisis. También está lejos, por lo mismo, de los callejones sin salida con los que se encuentra Marie Langer: la sociedad que oprimía a la mujer cuando la reducía a la maternidad ahora la ha liberado pero al volverse “antiinstintiva y antimaternal” la vuelve contra su ser madre.

Freud dio a Simone de Beauvoir sustento para afirmar que una mujer se hace. Pero para él, se hace de distintos modos y su destino puede ser, por lo tanto, diverso. Los malentendidos no faltan, sin dudas, por eso los feminismos, e incluso algunas orientaciones del psicoanálisis, se entretienen con ellos. Por eso es necesario escribir la historia.

Graciela Musachi


Notas
(1)   John Forrester y Lisa Appignanesi: Las mujeres de Freud. Editorial Planeta. Buenos Aires, 1996.
(2)    Graciela Musachi: Mujeres en movimiento. Eróticas de un siglo a otro. FCE. Buenos Aires, 2001.
(3)   Graciela Musachi: “Una mujer bella y un cocodrilo” en Oscar Masotta: Lecturas críticas. Atuel-Anáfora. Buenos Aires, 2000.
(4)    en Nombres del Psicoanálisis. Anáfora editora. Buenos Aires, 1991.
(5)   En su libro citado.
(6)   Eric Laurent: “Psicoanálisis con niños y sexualidad femenina” en Hay un fin de análisis para los niños. Colección Diva. Buenos Aires, 1999.
(7)   Sylvaine Agacinski: Política de sexos. Taurus. Madrid, 1999.
(8)   Editorial Nova. Biblioteca de Psicoanálisis de la APR. Buenos Aires, 1951. Primera edición.

*Texto presentado en el  Encuentro argentino de Historia de la psiquiatría, la psicología y el psicoanálisis.2001.

Literal: el resto de la historia


1.
A partir de la iniciativa del investigador Juan Mendoza y con el aporte de los originales de Jorge Quiroga como fuente, la Biblioteca Nacional incluye en su colección Reediciones y Antologías la reedición completa de Literal en edición facsimilar. Una revista incómoda de la que ya no podrá ser un lugar común decir que se la mencionó mucho pero se la leyó poco, ya que su inaccesibilidad ya no será tal.
Con la edición de este facsímil, se fisura la idea vaga de Literal como un triunvirato homogéneo (García-Gusmán-Lamborghini) y se van abriendo las diferencias de lo que aportó cada uno. No sólo a partir del acceso a la documentación de la revista completa y los diferentes ritmos y tonos de cada texto, sino en las diversas historizaciones y testimonios que forman parte de un cierto revival literaliano existente en los últimos años que se corona con esta edición facsimilar. Pensamos especialmente en la enorme Osvaldo Lamborghini, una biografía de Ricardo Strafacce (Mansalva, 2008) o incluso en La vanguardia intrigante de Ariel Idez (Prometeo, 2011).
En la revista -aparecida en tres volúmenes y cinco números entre los años 1973 y 1979- se destacan los  ensayos teóricos sin firma con sus ya famosos apotegmas (“la literatura es posible porque la realidad es imposible”) en forma de resonantes slogans que hacen vibrar y avanzar los textos como si hubieran sido escritos alrededor de estas comprimidas y plegadas frases. Estas ideas fundantes avanzan sobre otros ejemplares de la revista de donde fueron enunciados tiñendo los ensayos de crítica y política como a los textos de ficción. Esto logra que sea muy consistente la propuesta de la revista a pesar de la distancia temporal entre cada volumen.
 Es conocido que la idea de escribir sin firmar fue tomada de la revista Scilicet (Lacan), pero en Literal se incluyen además relatos de ficción firmados por muchos nombres propios que se destacarán en décadas siguientes, aunque algunos otros se perderán en el tiempo. Estos relatos son uno de los contenidos a prestar atención de esta reedición ya que hasta ahora lo que más había circulado fragmentariamente habían sido los textos teóricos.
Han sido variadas las lecturas, apropiaciones e influencias de Literal: la ensayística de Néstor Perlongher, el contracanon promovido por Fogwill, la revista Babel, etc. Pero hasta ahora estas lecturas siempre llevaban un cierto hálito de malditismo o de culto para entendidos. Sin embargo aún está por verse en que medida se modificará el lugar de la lectura de Literal a partir de la nueva accesibilidad que confirma esta reedición.

2.
Literal se explica a sí misma en sus ensayos. En “El resto del texto” (Literal Nº 1) (nunca reeditado hasta ahora) se critica lo que se describe como “la falacia del metalenguaje del discurso crítico”. Resuena aquí la máxima lacaniana de que no hay metalenguaje, que podemos condensar en lo que afirma Jacques-Alain Miller en “U ‘no hay meta-lenguaje” (texto clásico que ya circulaba en aquellos años): “Una misma palabra designa algo y a sí misma a la vez” y “la investigación lingüística tiene como medio a su objeto”. Al partir de la puesta en práctica de la idea de imposibilidad del metalenguaje, el ensayo crítico se vuelve una práctica tan estetizada como la misma ficción ya que no puede no implicarse en lo mismo de lo que habla: su medio es también su objeto (Juan Mendoza en el prólogo habla de una “cricción”). El breve texto “Redadas(Literal Nº 1) es un ejemplo radical de esta propuesta: no se sabe si se trata de un texto teórico o de un relato. Existe un resto del texto insubordinable al sentido y esta es una de las ideas fundamentales de Literal para pensar la literatura. A diferencia del realismo que promueve la creencia de la posibilidad de representación de la realidad, en Literal la dislocación inherente entre significante y significado –y la imposibilidad del segundo de recubrir el deslizamiento del primero– son garantía de la autonomía posible de lo literario sobre la sugestión colectiva del realismo.
Literal denuncia entonces a las prácticas metalingüísticas como una traducción que niega la existencia de este ‘resto del texto’ no significable. Se trata de un ejercicio de poder. Es así que esta idea es llevada también al análisis del momento político (Literal Nº 1 salió en noviembre de 1973): el portagrama (el conductor) traduce, da sentido, interpreta. Por momentos al leer Literal sorprende la lucidez sobre algo vivido en su momento y que da la sensación de haber sido escritos décadas después. Especialmente en el análisis del peronismo que –como afirma Idez en La vanguardia intrigante Literal anticipa lo desarrollado por Ernesto Laclau en relación al populismo. Es doble el mérito de Literal por haberlo pensado y escrito mientras las cosas ocurrían. Al estar desacoplados del referente, los textos se deslizan hasta hoy y son inquietantemente contemporáneos, con excepción a las menciones a la censura judicial (hoy no tan común).
Con respecto al título del libro de Idez, Germán García ha mencionado en que la idea de “intriga” la tomó del historiador Paul Veyne. Refiriéndose justamente a Veyne en Ante el Tiempo (Adriana Hidalgo, 2006) Georges Didi-Huberman afirma que “la historia construye intrigas, la historia es una forma de poética, incluso una retórica del tiempo explorado”. Es desde esta forma de entender la historia que Literal puede responderle a un texto publicado en Todo es Historia  en “La historia no es todo” (Literal Nº 4/5). No significa que no haya que hacer historias, sino que cada historia es –indefectiblemente– una forma de retórica (ver también “La intriga” en Literal Nº 1).

3.
Héctor Libertella en el prólogo a su antología (Santiago Arcos, 2003) para describir a Literal enuncia una frase que aún resuena por su síntesis: “el destilado del psicoanálisis en la literatura”. Sin embargo no hay una presencia explícita del psicoanálisis en aquella selección de textos publicada hace ya casi una década. En cambio en el facsímil encontramos varios documentos que no sólo destilan psicoanálisis en la literatura sino que están parados desde el psicoanálisis como el Documento Literal (psicoanálisis: institución e investigación sexual) (Literal Nº 2/3) en el que se desarrolla una política y una teoría para el psicoanálisis disputando de manera análoga a lo que Literal realiza en el campo literario: la defensa de la autonomía del psicoanálisis con respecto a la política de masas. Las críticas aquí apuntan a posiciones “freudo-marxistas” como la de los grupos Plataforma y Documento, que proponían dar un “suplemento” de marxismo al psicoanálisis. La actualidad de este texto reside en que existen hoy posiciones similares en relación al psicoanálisis y la política que intentan apaciguar la subversión lacaniana haciéndola digerible para el sentido común de un progresismo bien pensante: los fuegos artificiales del eclecticismo pop de una filosofía eslovena o una “izquierda lacaniana” de tesis universitaria sin práctica analítica.
Esta operación de desenganche de la literatura de una legitimación transliterarla, lejos de promover una ontología de la literaturidad pura y a-social, trata de este caer permanente de un resto que escapa al sentido y a la sugestión de masas. Y ahí tenemos su actualidad que también es su dialéctica con la(s) época(s). Existe el riesgo de una lectura despolitizada de Literal (como de todo), y es probable que algunas de sus lecturas en décadas posteriores haya tenido algo de eso. Especialmente algunas realizadas desde el campo universitario sosteniendo la idea de una autonomía del campo literario entendida como apolítica (olvidando lo relativa de esta autonomía). Sin embargo la “flexión” Literal, –afirma Germán García en una entrevista a la revista Toro– era otra forma para decir “dialéctica”.
Como escribió Néstor Perlongher sobre Literal: se trata de un “lacanismo de combate”. Que esto se renueve, dependerá del uso que sus nuevos lectores le den. 

Sergio Piacentini


TRES POETAS DEL SUR







JORGE QUIROGA – LUIS OSVALDO TUDESCO - LAURA ESTRIN


LEERÁN SUS POEMAS Y DIALOGARÁN CON EL PÚBLICO


CANTARÁ TANGOS MARIANA ALPERT

                  

MARTES 29 de NOVIEMBRE  DEL 2011 - 19,30 HS


Entrada libre y gratuita



CENTRO DESCARTES – BILLINGHURST 901
TE. 4861-6152 – 4863-7574 (17 A 22 HS)


Eterna Cadencia: Diálogo abierto con Rita Gombrowicz y Jean-Pierre Salgas


Evento Gombrowicz en la Biblioteca Nacional


Salió Exordio Nº3 - El psicoanálisis en la cultura






Novedad Grama ediciones



Lacaniana Nº 11
Revista de la Escuela de la Orientación Lacaniana
(Noviembre 2011)





ÍNDICE
Editorial, Silvia Elena Tendlarz
¡Lacan por Vincennes!, Jacques Lacan

La Orientación Lacaniana
Todo
el mundo es loco I, Jacques-Alain Miller
Todo el mundo es loco II, Jacques-Alain Miller


Todo el mundo es loco
La salud mental, lo inevitable de una totalidad fallida, Guillermo Belaga
De la loca repetición al singular disparate, Angelina Harari
De la salud para todos a las locuras de cada uno, Marina Recalde
Los nombres posibles de mi locura, Silvia Salman
Feminidad y locura, María Josefina Sota Fuentes
La locura que queda, Gustavo Stiglitz
No sin, Marcus Vieira
La salud como objeto de cálculo, Fernando Vitale


Actualidad de Jacques Lacan
Jacques Lacan y el estilo tardío, Germán García


Testimonios de AE
Esa herida, esa, Guy Briole
La Broma, Sonia Chiriaco
Del instante del fantasma al deseo del psicoanalista, Leonardo Gorostiza
Mostrar algunas huellas del caminante que somos, Luis Darío Salamone
De la repetición de un destino a la invención de un significante nuevo, Luis Tudanca


Informe del Cartel del pase H5 (2007-2009)
Presentación, Mauricio Tarrab
El apego transferencial, Graciela Brodsky
El pase y los restos de identificación, Eric Laurent
Cuestiones generales para un informe, Aníbal Leserre
El ombligo del análisis, Fabián Naparstek
Elaboración y decisión, Mauricio Tarrab


Clínica
Saber decir el nombre, Marie-Hélène Blancard
La locura social: verdades de un hombre lúcido, Daniel Millas
Adicciones en serie, Adriana Testa



Novedad Editorial Verdier


Clartés de tout
de Lacan à Marx, d´Aristote à Mao
Jean-Claude Milner





Dans Clartés de tout, Fabian Fajnwaks et Juan Pablo Lucchelli, deux psychanalystes, interrogent Jean-Claude Milner sur son parcours et sur la place que Jacques Lacan y a tenue.
En répondant à leurs questions, Jean-Claude Milner a été amené à réexaminer ses propres positions sur la linguistique et sur la science moderne, sur sa théorie des noms et en particulier du nom juif sur la transformation des relations entre capitalisme et bourgeoisie, sur la Révolution et sur la politique.
Il est apparu que le nom de Lacan était mentionné à chaque étape. Jean Claude Milner a eu ainsi l'occasion de mieux préciser sa dette: Lacan, selon lui, doit fonctionner comme un opérateur de clarté, non d'obscurité.
Le projet de livre surgit en cours de route. Pour qu'il soit mené à bien, les questions et les réponses devaient être ajustées et ajointées. Clartés de tout est le résultat de ce travail.







"Maestro" por Julieta Mellano




Viernes a la noche - Entrevista a Germán García



Estimados amigos les dejo el link del programa de hoy donde conversamos con Germán García, para hablarnos de su libro. "Para otra. El psicoanálisis entre las vanguardias"; del XXV Coloquio Descartes "Jacques Lacan, 30 años y después. De las grandes figuras a las redes sociales", más un breve comentario de "Lecturas de Masotta" una actividad del Centro de Lecturas Debate y Transmisión".
Luis Nicolas Laporte




Novedad Liber editores


Para otra cosa
El psicoanálisis entre las vanguardias

Germán García

Prólogo de Ezequiel de Rosso







“No saben cuánto se ha delirado sobre mí”


REVISTA Ñ – 29 de octubre de 2011
Homenaje Jacques Lacan
“No saben cuánto se ha delirado sobre mí”
Este año se cumplen 30 de la muerte del psiquiatra francés que revolucionó el psicoanálisis. Dos libros recientes prueban su vigencia. El primero, de J-A. Miller, es leído por Germán García


Hace treinta años, con la muerte de Jacques Lacan, el psiquiatra que revolucionó profundamente el psicoanálisis, cayó el telón y el escenario está vacío, pero el deseo que lo animó hizo que su nombre sea inseparable de esa disciplina. El subtítulo de Vida de Lacan aclara que está escrito para la opinión ilustrada. No es para los que se complacen con las supuestas revelaciones de los “grandes hombres”, en particular en lo que atañe a sus vidas privadas. No se encontrará en este libro de Jacques-Alain Miller (quien trabó una relación cercana con Lacan, y luego, incluso, se casó con su hija Judith Miller), nada al estilo Michel Onfray sobre Sigmund Freud, ni Elizabeth Roudinesco sobre Lacan.
Tampoco se trata de un libro críptico; solo para especialistas en las arduas elaboraciones de Jacques Lacan (1901-1981). El subtítulo se dirige a la opinión capaz de formarse un juicio, la opinión que puede ser ilustrable, la opinión dispuesta a rectificarse.
Vida de Lacan, es un librito de 44 páginas. A diferencia de La imitación de Cristo, tanto en Freud como en Lacan no hay nada que imitar, aunque cada uno de ellos sea un ejemplo cifrado, inagotable para sus lectores.
Vida de Lacan comienza con un apólogo: Dos mujeres jóvenes, indignadas por la difamación de la que es objeto Lacan, le reprochan a Miller su silencio. Miller, fundador de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, se pregunta: “¿Por qué haberme callado? ¿por qué no haber leído nada de esa literatura? Estudiando su enseñanza, redactando sus seminarios, siguiendo la estela de su pensamiento, había descuidado a su persona”. No conceder ninguna importancia a la personalidad singular de Lacan era, pues, algo que caía por su propio peso –es su comentario.
Esto no implica, sino al contrario, falta de atención al deseo de Lacan. En efecto, el deseo está situado en el campo del lenguaje, cifrado en sus modulaciones, requiere del deseo de quien lo descifra.

La discreción
En mi biblioteca puedo contar al menos quince testimonios sobre Jacques Lacan: van desde relatos de análisis hasta recopilación de dichos ingeniosos, sin olvidar el “diario” de un control que duró hasta los últimos días de su vida. Y no cuento las historias –así, en plural– que perfeccionaron los rumores que lo acompañaron en su creciente notoriedad.
Aparto las monografías universitarias, las paráfrasis y elucubraciones en diversas lenguajes que, al parecer, no se detendrán. Lejos de mí cualquier intento de evaluar algo de eso. Ya lo hizo Lacan, pero antes de morir, cuando dijo –cito de memoria– “ustedes no saben cuánto se ha delirado sobre mí”. ¿Qué es el delirio sino la exclusión entre lo real –rechazado, según Freud– y el lenguaje?
Miller rodea lo real de la enseñanza de Lacan mediante precisiones que no deben nada a ese imaginario construido en torno a su figura.
El libro surge de clases del curso Orientación Lacaniana, que Jacques-Alain Miller dicta desde hace más de tres décadas: “…de repente –dice–, me encantó la idea de dar vida a ese desecho, este caput mortem de mi orientación lacaniana, quiero decir la persona de Lacan, encantado de hacerlo palpitar, de hacerlo bailar, tal como se hace vivir, palpitar y bailar conceptos y matemas”. La comparación sorprende y a la vez dice lo que se propone: “Mi deseo era darle vida –vida para ustedes que viven después de él, ya que, al parecer, leer su seminario, ese monólogo pronunciado en el escenario cada semana, durante casi treinta años, no basta para hacérselos ver en la densidad de su presencia y la extravagancia de su deseo”.
El monólogo de Lacan tenía una audiencia: el diálogo era solitario –diálogo con los muertos, llamaba Quevedo a la lectura– y encontramos sus huellas en la trama de su enseñanza. Al exponer ese diálogo mediante su monólogo crea la ocasión de que cada uno aprenda: “…se dirigía a los que estaba ahí –escribe Miller–, tal como eran a fin de llevar a ese pequeño pueblo a comprender lo que él había comprendido, ya que esta transmisión formaba parte de su felicidad como la de Spinoza”.
Lo compara con Zelig, el personaje de Woody Allen, que tiene la facultad de transformar en cualquiera.
Miller comenta que la máxima de René Descartes que habla de cambiar el deseo en ver del orden del mundo no estaba hecha para Lacan. No se dejaba distraer por los otros: “Con todo, lo que Lacan representa, incluso vagamente, lo que designa con este nombre sigue siendo todavía hoy en día deshonrado por todos los que se arrastran por hacer carrera, los furiosos del conformismo, identificados hasta los huesos con sus insignias, medallas de chocolate, funciones sociales o simulacros cool, sin hablar de aquellos  que se travisten de portavoces de la humanidad, de su buen sentido, o del espíritu increado del mundo, para vituperar los supuestos vicios de Lacan, encarnizados como están en crearle la peor de las malas reputaciones”.
Si uno lee con el cuidado de seguir las modulaciones de su dialéctica, entenderá que lejos de condenar la “maldad” del Otro, Miller subraya al hombre de deseo con sus síntomas, su inconsciente y lo “tonto” de sus goces. Con su encanto y su impaciencia. Esa otra cosa que lo ocupaba pasaba por los otros, pero no se detenía en ellos. El deseo es sociable, para bien y para mal. En cada uno. Y Lacan lo sabía; Miller lo dice con la discreción elegida para el caso.

El teatro y la escena
En Caracas se define a sus lectores como los que no soportaron “la pantalla de su cuerpo”, y que podrían producir un progreso en los matemas. Hasta ahora no ocurrió: “En la escena del seminario, es cierto que Lacan concedía algo de cara al teatro pero, a su manera de ver, era finalmente para que eso pase, eso que tenía que decir, en el momento de decirlo”.
¿Por qué los matemas?: “…esta vía implica por sí misma cierta desaparición del sujeto y una borradura de la persona. No conceder ninguna importancia a la personalidad singular de Lacan era, pues, algo que caía por su propio peso (…). En suma, la vía del matema me había conducido a guardar silencio cuando habría que tenido que hacer algo que mis dos jóvenes amigas llamaban defenderlo”.
De este lado, del lado castellano, al comienzo de la paráfrasis ocupó el lugar de los matemas ausentes que cuando aparecieron por un tiempo cumplieron una función decorativa. ¿Qué podíamos entender? La tensión entre matema y retórica acompaña a Jacques Lacan, también a Jacques-Alain Miller. ¿Cómo hacer bailar, de otra manera, a conceptos y matemas? Esos matemas se valen del álgebra, de la lógica y de la topología y, ahora, la pantalla del cuerpo encuentra en ausencia una figura en los efectos del lenguaje, en las figuras de su retórica.
“El único nombre propio es en todo caso –dice en 1976– el mío. Es la extensión de Lacan a lo simbólico, a lo imaginario y a lo real, lo que permite a estos tres términos consistir. Y no estoy especialmente orgulloso de eso”. ¿Hay algo más cómico que el cliché “Freud puro”, acuñado para separarlo de quien instaló su nombre en nuestro tiempo, al convertirlo en el antecedente de su propia enseñanza?
El Lacan del siglo XXI, como el Marx del siglo XX, habrá sido al fin, lo que hagan con su legado quienes entienden que esta historia no es lineal, que Sigmund Freud se ha convertido en precursor de un retorno ocurrido después de su muerte.
Este librito, está de más decirlo, no es una biografía: toma su ejemplo de las “vidas paralelas” narradas por Plutarco: y así pues –concluye Miller– se habla entre líneas, de modo que solo sea oído por aquellos que deben oír. Y cuando nadie debe oír nada, no se dice nada.
A buen entendedor… 


Germán García