Nueva publicación platense: revista Tinta Roja


Tinta Roja se publica cuatro veces por año, en marzo, junio, septiembre y diciembre. Publica también entregas especiales en forma irregular.
Contacto: revista@tintaroja.com.ar

El pensamiento crítico de Masotta, en dos reediciones*

"SEXO Y TRAICIÓN EN ROBERTO ARLT" E "INTRODUCCIÓN A LA LECTURA DE JACQUES LACAN"

Una mirada que renovó tanto al psicoanálisis como a la crítica literaria.


Por: Ana Prieto
ESPECIAL PARA CLARIN


Qué tiene hoy para decirnos Oscar Masotta? ¿Qué ángulo olvidado o poco explorado por el pensamiento contemporáneo sería capaz de despertar su relectura? En camino a responder estas preguntas, la editorial Eterna Cadencia publicó recientemente dos libros cardinales de este intelectual autodidacta, cuya trayectoria independiente le valió más de un gesto de desconfianza de parte de la academia, la izquierda y las elites culturales argentinas. Sexo y traición en Roberto Arlt (1965) se editó por última vez hace diez años, e Introducción a la lectura de Jacques Lacan (1970), hace veinte. "Reeditar libros que han estado tanto tiempo lejos de la posibilidad de adquirirlos, es como desanquilosar una biblioteca o un pensamiento", comenta Leonora Djament, directora editorial de Eterna Cadencia. "Creemos que estas publicaciones son un sacudón a ciertos lugares comunes del presente. El texto gana con la lectura necesariamente distinta de hoy, y el presente gana la posibilidad de ampliar su comprensión. El libro sobre Arlt, por ejemplo, puede ayudar a pensar cuál es la relación entre literatura y sociedad y literatura y política en este principio de siglo."

Nacido en Buenos Aires en 1930, Masotta fue el introductor del pensamiento lacaniano no sólo al país sino al mundo hispano. Fue un agudo crítico de arte, quizá demasiado moderno para su declarado marxismo, y un analista literario libre, capaz de leer a Roberto Arlt no sólo en clave sartreana, sino en clave total.

Hasta su muerte en 1979, Masotta no fue un sólo corpus, ni portavoz de un paradigma. "Se rodeaba de amigos que conocían disciplinas diversas; buscaba consolidar la urdimbre política con alianzas que iban desde la universidad a miembros de alguna institución integrada por una mayoría de médicos que habían rechazado la formación establecida; mantenía sus relaciones con diferentes instancias de investigación", cuenta Germán García, alumno y amigo de Masotta, en su prólogo a Introducción a la lectura de Jacques Lacan.

"Ambas obras aparecen con prólogos nuevos, porque es una manera de recontextualizarlas", cuenta Djament, quien convocó al escritor Luis Gusmán para introducir Sexo y traición en Roberto Arlt. "Masotta tenía un estilo polémico cuya principal virtud consistía en que la polémica no quedaba reducida al chisme o al mero juego de acumulación de prestigios encadenados produciendo un efecto dominó donde al final de cuentas se pierde la causa misma que originó la polémica", escribe Gusmán, y agrega: "Como lector, extraño este u otros libros escritos en los tiempos de Masotta, donde primaba el interlocutor."

Sexo y traición en Roberto Arlt es un descarnado análisis de la literatura y aún de la personalidad del autor de El juguete rabioso. Masotta se aparta de cierto "buenismo" revolucionario con el que se había analizado la obra narrativa y teatral de Arlt para mostrarlo en su claroscuro.

La lectura que Masotta hace de Arlt se amplía a la sociedad al dar cuenta de los lugares incómodos que particularmente se van generando en la Argentina mientras marcha en paralelo las corrientes inmigratorias, la evolución del capitalismo y la transformación de las ciudades.

Las contribuciones filosóficas de Jean-Paul Sartre, el materialismo histórico y el psicoanálisis concurren para vertebrar en el ensayista Masotta un formidable y original dispositivo crítico que resiste en el tiempo.

Quizá rescatar esa estas síntesis fue parte de la decisión de la editorial de reeditarlo: "Creemos que existe un nuevo interés por Masotta y otros intelectuales de la época, como Héctor Murena y Carlos Correas", señala Djiament. En esa sintonía, Eterna Cadencia pretende atravesar sus colecciones de ficción y ensayo con obras largamente ausentes de las librerías. Después de Masotta es el turno de su contemporáneo Jaime Rest: el año que viene publicará El laberinto del universo. Borges y el pensamiento nominalista, editado por única vez en 1976.

*Fuente diario clarin/sociedad 27.12.2008.



Curso enero 2009 de Germán García

XXIIº COLOQUIO DESCARTES



El agujero de la vasija*

En 2001 se cumplieron 100 años de la presentación de la tesis “El movimiento feminista en la Argentina” de Elvira López, primer trabajo académico que se hacía cargo del concepto de feminismo en nuestro país. En la Jornada de Homenaje que organizara el Instituto Interdisciplinario de Estudios de género de la Facultad de Filosofía y Letras de Buenos Aires se mencionaban las “erráticas apariciones e inevitables ausencias en determinados momentos históricos” de los movimientos de mujeres y feministas en la Argentina.

En Occidente, después de las luchas emancipatorias comenzadas a fines del siglo XVIII y tras algunos logros conseguidos por el feminismo del siglo XIX, el siglo XX vio conjugarse dos de los discursos que más marcaron la época para subvertir dramáticamente el lugar de la mujer, tanto en Europa como en Estados Unidos: los feminismos y el psicoanálisis. En la Argentina, sin embargo, esa conjugación faltó. Aunque el comienzo del siglo XX no carece del empuje de un feminismo cuyos rastros encontramos a principios del siglo XIX (el periódico feminista La Aljaba, editado por Petrona Rosenda de la Sierra, es de 1830), algo detuvo su crecimiento y sus apariciones han sido erráticas hasta que, no hace mucho, se ha iniciado un camino de mayor consistencia. El desarrollo del psicoanálisis, en vez, ha sido pleno desde muy temprano, según se lee en La entrada del psicoanálisis en la Argentina, de Germán García, y las mujeres, bastante rápido, se convirtieron en figuras clave de ese campo, como en todo el mundo, por otra parte.

Esta inserción de las mujeres en la vida pública iría en el mismo sentido que la acción del tercer actor, quien aparecería pocos años más tarde: Eva Perón. El particular feminismo de Eva es, sin duda, el lacre que ha sellado el singular destino del feminismo en la Argentina. Aunque autoras como Marcela Nari, en su tesis doctoral “Del maternalismo feminista al maternalismo político” (2001), reduzca a Eva al maternaje, creemos que el juicio de Eva en La razón de mi vida –“soy más moderna que las feministas”– no carece de verdad, si consideramos adónde han llegado las feministas en nuestro país y adónde las seguidoras de Eva.


El abuso del psicoanálisis

En mi artículo “Una mujer bella y un cocodrilo” mostré que ninguna mujer hizo inscribir su nombre en el primer período en que el psicoanálisis entró en la Argentina (1910-1930). Después de un impasse, en la fundación de la Asociación Psicoanalítica Argentina (1942) hubo sólo una, Marie Langer, quien encarnó, precisamente, esa conjunción del feminismo de su tiempo y el psicoanálisis. En mi artículo “Para una historia del psicoanálisis de niños en la Argentina” he mostrado la entrada, de algún modo masiva, de las mujeres en el psicoanálisis, a través de su lugar de esposas de maridos con nombre, abriendo el campo de ese psicoanálisis con niños y haciéndose un nombre para ellas mismas.

La importante incidencia de la enseñanza de Jacques Lacan en la Argentina, a partir de la década del setenta, encuentra sólo una en la fundación de la escuela de Oscar Masotta. Esa enseñanza reorienta notablemente la inserción de las mujeres en el psicoanálisis y su relación con el campo de la política (feminista o no) tal como la concebía Marie Langer, pero no solamente en ese punto. También reorienta la relación de las mujeres con el psicoanálisis mismo: ya no se dedican sólo a hacer niños y, en esta reorientación, el modo en que Lacan teoriza la feminidad es fundamental e incide también en las relaciones de los psicoanalistas con las teorías de género y los feminismos. No era exagerado decir que, en la orientación lacaniana, se tenía horror del feminismo, hasta que, hace unos pocos años, empezamos a debatir con él.

No sucedía lo mismo con la APA y Apdeba, que habían comenzado a dialogar con las teorías de género afines, en definitiva, con concepciones de la feminidad ligadas a consignas como identidad de género y otros que mostrarían el desvío teórico y la corrección política en las que se desorientaba la IPA.

Pero en el conteo (ninguna, una, innumerables) vemos el camino que ha recorrido el psicoanálisis en la Argentina sustituyendo la pregunta freudiana (“¿Qué quiere la mujer?”) por otra: “¿Por qué hay tantas mujeres en el psicoanálisis?”.


La mística que queda

La pregunta se impone y algunas respuestas también.

Hay tantas mujeres porque cada una tiene una amiga en ese campo...

Porque, según Lacan, Freud se lo dejó a ellas y a los tontos de capirote. Es el deseo de Freud.

Porque el psicoanálisis es una profesión del chisme y las mujeres son esas profesionales, según Forrester.

Porque...

Nuestra respuesta no va en ese sentido y afirma que es la estructura del campo freudiano mismo la que puede dar la respuesta.

Lacan sugiere que la respuesta de Freud a su propia pregunta fue la invención del psicoanalista, es decir: la mujer quiere al psicoanalista. Lacan recuerda la escena comentada por Freud al comienzo de su periplo, en la que su histérica le tira los brazos al cuello al salir de la captura hipnótica y el maestro no se inmuta, ya que capta que no es a él a quien ella abraza, sino que es “el humano gusto por el mystische element” el que está allí en juego. En conclusión: lo que ella quiere es un analista, porque él parece encarnar ese elemento que Freud llama místico.

Sólo que, en lo que hace a su reflexión sobre ese humano gusto por la mística que ellas encarnan tan bien, no fue muy lejos. Por muchas razones que no desarrollaré aquí.

Hubo que esperar a Lacan para saber algo más de eso, como así también para localizar de otro modo lo que atañe a las mujeres. Acuciado justamente por “sus feministas”, Lacan se deshace de un Freud que parecía no dejar a las mujeres más que un goce inconsciente común a hombres y mujeres, y en 1973 introduce, recurriendo a las místicas cristianas, la posibilidad de otro goce que el fálico (el que las hace una), otro goce del que las mujeres nada sabrían pero que experimentan, lo que las vuelve “otras para sí mismas como lo son para él”; retomando, con esta frase de 1958, lo que podemos llamar una temprana intuición de ese goce femenino que entonces definía como “envuelto en su propia contigüidad”, satisfacción del cuerpo del que no pueden decir ni una palabra.

La eficacia del discurso religioso en la época de las místicas consistía en que el infinito amor de Dios (con la equivocidad que introduce el genitivo) permitía alojar en el punto divino ese goce amoroso que producía la vibración del cuerpo –sin necesidad del cuerpo del partenaire–. Lo aloja mediante la escritura, ya que no en la palabra, pues Dios se presenta en ese discurso como lo que Freud llamó “el ombligo del sueño”, agujero en cualquier efecto de lenguaje tal como se pone en juego en un discurso; de allí sus afinidades con el vacío o el infinito que en matemática se llama el continuo.

¿Por qué no hay en el cristianismo, en la actualidad, místicas como las había otrora? El sacerdote diocesano y doctor en filosofía Juan Martín Velasco sostiene que lo que existe hoy es una mística laica, secular o no religiosa, donde no hay experiencias extraordinarias que se acompañen de fenómenos extraordinarios, sino que “vamos caminando hacia formas de mística realizadas en el interior de la vida más cotidiana”, y cita a Santa Teresa: “Dios también anda en los pucheros”. Esto se corresponde con el imperio del nominalismo (nadie se dice hoy nominalista porque todos lo son, afirma Borges) y la estrecha relación que subyace en el pensamiento posmoderno con la concepción liberal de la tolerancia y el lenguaje místico, como observó Jaime Rest.

En conclusión, en un tiempo donde las palabras no captan ningún real y, por lo tanto, ninguna tiene consecuencias, ni el Dios ni el amor del discurso religioso conservan su eficacia para dar textura a las que experimentan ese goce más allá.

Si el psicoanálisis puede ser la mística que queda a las mujeres es porque su dispositivo, tanto como el saber de su campo, toca ese punto donde ella puede ser Otra en su goce y puede saber algo de eso en la experiencia de su cuerpo en el análisis.

Con la consecuencia de orientarla en su deseo y su goce, lo que no produce con esa mística ni una militancia ni un sacerdocio, sino la transmisión de lo que hace mujeres a las que se dicen tales.

¿Esa mística excluye a los dichos hombres? No, sólo trata de argumentar por qué hay tantas... El punto divino en cuestión existe para unos y otras, aunque de distintos modos para cada uno; por otra parte, la posición del analista puede ser dicha femenina, ya que su horizonte siempre es ese punto en abismo de la estructura que hace humano al llamado a ser humano quien, como una vasija, se construye alrededor de un agujero.


Graciela Musachi

* Intervención en la apertura del IX Encuentro Argentino de Historia de la Psicología, la Psiquiatría y el Psicoanálisis. Facultad de Medicina, UBA, 3 y 4 de octubre de 2008. Fuente: Diario Pagina 12/Psicología 4/12/08

PREMIO INDIO RICO 2008 - ESTACIÓN PRINGLES

La asociación Estación Pringles tiene el agrado de hacer público el fallo del Premio Indio Rico 2008, auspiciado por la Dirección Gral. de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires, que en esta oportunidad abordó el género autobiografía. El jurado, integrado por Edgardo Cozarinsky, María Moreno y Ricardo Piglia, eligió por unanimidad la obra En la pausa, de Diego Fernando Meret, quien resultó el ganador del premio consistente en la publicación del libro por Estación Pringles. Asimismo, el jurado otorgó menciones especiales a Inés Acevedo por su obra Una idea genial y a Felipe José Benegas Lynch por El reino.

La entrega del premio y las menciones se realizará en el Centro Cultural Ricardo Rojas de la Universidad de Buenos Aires el día 21 de noviembre a las 19. En dicho acto, además de la entrega de diplomas, miembros de Estación Pringles (Arturo Carrera, Juan José Cambre, Chiquita Gramajo, Rosa Beatriz López) darán a conocer los nuevos proyectos de Estación Pringles y se proyectará un video de Ana Cambre y Laura Petrecca.

El dictamen del Premio Indio Rico señala en uno de sus párrafos la originalidad de la autobiografía En la pausa: “…de la que destaca la puesta en cuestión de la supuesta transparencia del género autobiográfico — ya exhaustivamente explorado por la crítica literaria— a través de un relato apasionante en donde contar la vida cuenta menos que el registro del método y los procedimientos. En la pausa se demora en los escenarios de escritura —la fábrica, la pensión por horas—, los instrumentos —la tiza, el lápiz—, el soporte —cuaderno, puerta del baño—, la producción —veinte páginas diarias escritas, sesenta leídas—, la biblioteca —todos los libros que pudieron conseguirse luego del primero—, el Martín Fierro, único libro de la casa natal . Pero el énfasis reflexivo no le resta la alegría fundante y la soltura única de los mejores novelas de iniciación. En la pausa propone que la autobiografía sólo puede ser la de la lectura y de la escritura como vocación irrenunciable, un relato posible de cómo experiencia y memoria sólo pueden dar lugar a certezas provisorias pero que, al fin y a cabo, permiten salir de la pausa y hacer de la literatura una prórroga siempre renovable.”
Asimismo el jurado señaló la precisa articulación, dentro del modelo "autobiografía", de experiencias personales y sociales particulares con referencias literarias muy amplias, y cómo la conversación entre materiales de carácter muy diverso ha sido orquestada por el autor con audacia: la narración de unos "años de formación" a la vez difíciles y gozosos resulta en un retrato del escritor que aprende a rescatar por la palabra la más opaca cotidianidad.


Filosofía (fragmento de En la pausa), por Diego Fernando Meret

Esta mañana, que es cualquier mañana, a media cuadra de la estación de Haedo me detuve en un puestito callejero de un chico que vende libros. Compré, por siete pesos, el Diccionario del hombre contemporáneo de Russell. Hace más o menos un año que estoy empecinado en leer filosofía. Lo tomo como una especie de desafío. No sé… de cada cincuenta páginas que leo podría decir que entiendo cinco o seis palabras, pero igual me gusta. Me pasaba algo similar cuando leía sólo poesía. De repente, brota alguna que otra revelación que al instante se evapora y la olvido. Pero esas revelaciones son terribles, son como sacudones de sentido. Por las noches, cuando quiero contarle a Trementina lo que estuve leyendo, no puedo otra cosa que esbozar intentos de reflexión… que, por demás, suelen ser bastante confusos. El tren iba casi vacío. Subí, miré hacia los asientos y había para elegir, de modo que escogí uno, me senté y abrí el libro. Y me llevé una sorpresa. Me encontré, tal como tendría que haberme imaginado en virtud de la palabra “diccionario”, con una seguidilla de definiciones proyectadas en orden alfabético. Entonces supe que no haría falta que me lanzara a una lectura lineal… como me han aconsejado algunos entendidos que debo encarar cualquier texto filosófico. Ir de menor a mayor. Aunque a veces pienso que estos entendidos no debieron haber considerado que “lo menor” de un libro bien pudiera estar al final, en el medio o, quizás, en las primeras páginas. De todos modos siempre fui de hacer caso… y no veo por qué cambiar mi actitud sumisa frente a la filosofía o frente a cómo, según me indicaron, hay que entrarle a la filosofía. Así que jamás dejé de ir de menor a mayor, es decir, en filosofía, nunca había leído, por ejemplo, la página treinta y cinco de un libro sin antes haber leído la siete, ni ésta sin haber pasado por la dos. Y así leí, entre otros, Crítica de la razón pura, un total de más de seiscientas páginas de las cuales hoy no sería capaz de citar siquiera dos palabras juntas. Bueno, exagero puedo decir “proposiciones asertóricas”, que creo es algo así como la expresión sintética de una verdad absoluta, sin fisuras, aunque seguramente me esté equivocando. Por eso este libro de Russell fue para mí una gran sorpresa, porque significó la puerta de acceso a otro tipo de lectura en relación con la filosofía. Hojeaba y hojeaba el libro y no me decidía por ninguna definición, por ninguna palabra mejor dicho. En un momento pensé “nada”… sí veamos que dice Russell de “nada”, palabra tan filosófica. Busqué la “n” y luego la palabra “nada”. Y en “nada” decía: “ver todo”, por lo que para conocer la definición de “nada” debía ir primero a la palabra “todo”. Cerré el libro porque me agarró bronca. No quería ver “todo”, quería ver “nada”. Luego, a la altura de Ciudadela, volví a abrir el libro, pero esta vez al azar. Me dije: “a la primera que salga”. Y di con la palabra “experiencia”. En realidad di con más de una palabra… pero la que más me interesó de todas fue “experiencia”. Decía: “la esencia de la experiencia (supongo que la rima habría que atribuirla a la traducción) es la modificación de la conducta producto de lo que ha experimentado”. Cerré el libro y por un rato estuve sin pensar en nada. Me propuse en el transcurso del día escribir mi definición de experiencia. En la oficina, en los ratos en que no sonaba el teléfono… o cuando mi jefa iba a alguna reunión… abría mi cuaderno Gloria delgado y anotaba algo… palabras sueltas. A la noche ya tenía mi definición. “No sé qué es experiencia, pero, y reconozco que no tengo derecho, debe ser algo más que lo que dice Russell”, escribí: “puede que la(s) experiencia(s) sean la destrucción de pequeñas certezas”. Entonces ahí fue cuando me vinieron ganas de narrarme, de escribir… o mejor… de develar algunas de las experiencias con las que hasta ahora me he ido cruzando. Y antes de acostarme pensé: “qué no es una experiencia”.


Sobre el autor:

Diego Fernando Meret nació el 13 de abril de 1977, en Morón, Provincia de Buenos Aires. Cursó el Profesorado de Castellano y Literatura en el IES Nro. 1 “Dra Alicia Moreau de Justo”. Durante siete años trabajó de obrero textil. En el año 2007 obtuvo una mención especial en el Premio “Indio Rico” por su nouvelle La ira del Curupí. Desde agosto de 2008 asiste al taller de Alberto Laiseca. No tiene obra editada.
Sobre los finalistas:

Inés Acevedo nació en Tandil, provincia de Buenos Aires, en 1983. Es cuentista. Una idea genial es su primera novela.
Publicó el relato breve Según la flor, (Belleza y Felicidad, 1998) y también ha participado en la antología de jóvenes narradores de Eloisa Cartonera y en otra antología de próxima aparición, Vagón Fumador (Eterna Cadencia).
Poseedora de una admirable frescura a la hora de construir sus relatos, cosecha admiradores entre pares no solo de su generación.
Vive en Buenos Aires, es estudiante de Letras y es diseñadora de ropa para bebés.


Felipe José Benegas Lynch nació el 29 de agosto de 1978, reside en la provincia de Buenos Aires. Es egresado de la Carrera de Letras de la UBA y trabaja como docente en la escuela secundaria. Ha recibido distinciones por sus textos en distintos concursos, tanto nacionales como internacionales, y sus poemas han sido publicados en revistas y antologías del país y del exterior.


Sobre el Premio Indio Rico:

Las bases del Premio Indio Rico así como los objetivos de la asociación Estación Pringles pueden leerse en su sitio en internet: http://www.estacionpringles.org.ar, donde hay, además, una memoria de las actividades realizadas hasta el momento.

EL INSTITUTO OSCAR MASOTTA Y GERMÁN GARCÍA EN JUNÍN (BS. AS.)

IV FERIA REGIONAL DEL LIBRO
DEL 26 AL 28.9.08, CIUDAD DE JUNIN (PCIA. DE BUENOS AIRES)

Por iniciativa del Centro de Investigación y Docencia CID-JUNIN del Instituto Oscar Masotta, y luego de intensas y fructíferas gestiones con la Dirección de Cultura del Gobierno Local, obtuvimos la apertura de un stand de libros de Psicoanálisis, para lo cual contamos con la presencia de Ediciones Grama (Bs. As.) en la IV Feria Regional del Libro.

La presencia -por primera vez- del Instituto Oscar Masotta permitió que la Feria del Libro de Junín en su IV Edición recibiera al Psicoanalista Germán García, nacido en nuestra ciudad, co-Director del Centro de Investigación y Docencia de Junín y miembro del Comité de Iniciativas de dicho Instituto. Fue un honor para todos los miembros de la Comisión Ejecutiva del CID-Junín estar presentes en tan importante acontecimiento para la ciudad, lo que puso en acto la relación del Psicoanálisis y la Cultura lazo inseparable de la noción de Inconciente, tal como nos orientan las dos instituciones a las que el Instituto Oscar Masotta responde: La Escuela de la Orientación Lacaniana (E.O.L.) y la Asociación Mundial de Psicoanálisis (A.M.P.), cuyo Delegado General es Eric Laurent.

El domingo 28.9.08 a las 17 horas, Germán García dictó –a sala llena- la Conferencia. “El Psicoanálisis entre las Vanguardias Culturales”. Numeroso público debió seguirla a través de una pantalla ubicada en otra sala dentro de la Feria.

Según la Revista “Ñ” del Diario Clarín del sábado 25.10.08, que adjuntamos al final de esta reseña, se consignaron la presencia de 15.000 personas en la IV Feria Regional del Libro de Junín. Felicitamos a las autoridades organizadoras por el éxito alcanzado.

Agradecemos además el apoyo recibido por otra Dirección de Cultura con la que el Instituto Oscar Masotta mantiene lazos estrechos, de la Ciudad de Los Toldos (Gral. Viamonte).

Sin duda, la resonancia del evento se difundió más allá de la Región.


Nora Piotte
Co-Directora del Centro de Investigación y
Docencia CID-Junín del Instituto Oscar Masotta

(Ver Nota Revista “Ñ” adjunta)



Las psicosis ordinarias ¿son una categoría de actualidad?*

I- Jaspers
La discusión acerca del significado de las clases clínicas en psiquiatría puede remontarse a Jaspers, quien propuso un esquema de tres grupos clínicos, con otros tantos subgrupos. De acuerdo a sus posibilidades diagnósticas estos grupos se dividen en:
a-aquellos en los que el diagnóstico es necesario (enfermedades orgánicas con síntomas psiquiátricos secundarios);
b-aquellos en los que el diagnóstico diferencial es difícil o poco probable (las locuras kraepelinianas propiamente dichas);
c-aquellos en que el diagnóstico es prácticamente imposible (que es el grupo constituido por todo lo demás: neurosis, caracteropatias, perversiones, reacciones vivenciales anormales, etc)
¿Qué sentido tienen los grupos clínicos? ¿Alcanza con conocer las definiciones abstractas? No, para conocer el sentido de los grupos o “círculos” (como los llamaba Jaspers) es necesario acercarse a saber “...cómo han nacido histórica y científicamente” y cuáles fueron los principios que rigieron las agrupaciones sintomáticas.

II- Enfoques
Propongo aquí como respuestas a la pregunta que nos convoca- las psicosis ordinarias ¿son una categoría de actualidad?-dos enfoques:
a)-el de la investigación psicopatológica:
i- tendencias actuales en perspectivas clasificatorias en psicopatología;
ii- explicaciones extraídas del estudio de casos particulares.
b)-el de la investigación del método psicoanalítico mismo, que es todo aquello que concierne a la teoría de su práctica.
Queda por discutir dónde ubicaríamos la cuestión del sinthome: ¿como problema de la psicopatología o como problema de la práctica analítica?
Entonces: el estudio de la psicosis ordinaria ¿debe ser considerada como una extensión del campo de la psicosis o como una revisión del método?

III- Algunos desarrollos sobre la psicosis ordinaria
En enero de 2003, Maleval dicta un curso de 2 clases titulado “Elementos para una aprehensión clínica de la psicosis ordinaria” (ELEMENTS POUR UNE APPREHENSION CLINIQUE DE LA PSYCHOSE ORDINAIRE (18 y 19 de febrero de 2003), que se encuentra on line)
Dice en su resumen que:
-el discernimiento de la estructura es uno de las mayores objetivos de las entrevistas preliminares; que ello condiciona de manera decisiva la conducción de la cura; que hoy los analistas se encuentran frente a demandas de sujetos para los que se plantea un funcionamiento psicótico pero que no presentan alucinaciones, delirios ni estados melancólicos; que el tema se volvió objeto de atención de los analistas a partir de la publicación de La psicosis ordinaria en 1998; la clínica de la psicosis ordinaria participa de la misma estructura que la de la psicosis clínica excepto por la discreción de sus manifestaciones y sus modos originales de estabilización; se investigarán algunos aspectos vinculados con la especificidad del aflojamiento del nudo de la estructura subjetiva.
Según Maleval, estas supuestamente nuevas presentaciones obedecerían a una forclusión del nombre del padre, concepto que finalmente, entiendo, tendría que dar cuenta de una enorme diversidad de problemas clínicos.
Así, la psicosis de síntomas discretos o atípicos, se nos presenta en contraposición con los clásicos ejemplos de Freud y de Lacan. En ellos la psicosis se investiga a partir de síntomas patentes: alucinaciones auditivas; gran metáfora delirante; trastornos del lenguaje (donde Lacan siempre incluyó los delirios). La cuestión del padre se deduce allí de una descripción tomada de las interpretaciones delirantes del desencadenamiento o de la evolución del delirio mismo.
Así como Maleval, en el curso de referencia, usa el concepto de forclusión restringido al del nombre del padre, Miller, en cambio, propone una generalización de la forclusión (que llama forclusión generalizada). Miller extrae lo que la psicosis enseña acerca del rechazo, desplazando el punto de mira de la forclusión del nombre del padre a la del rechazo de lo simbólico en lo real- esa es su idea básica de forclusión generalizada y fundamento de su noción de sinthome. A partir de estas elucubraciones Miller – sobre todo en La psicosis ordinaria – no es claro cuando se trata de dejar establecido si es legítimo o no delimitar una frontera entre neurosis y psicosis. Pero cuando Miller, fundado en la idea de forclusión generalizada, parece decir que todo el mundo delira y que, por lo tanto, todo trastorno es psicosis ordinaria, él comparte con Maleval el vicio de la expansión excesiva de un nombre de clase psicoapatológica: psicosis.

IV- Interpretación
Llegados a este punto podemos comparar la situación interna al Campo Freudiano con la de la IPA en los años ’50. En 1955 Lacan escribe “Variantes de la cura tipo”. G. García (2007) en Fundamentos de la clínica analítica comenta y explica cómo ese escrito trata sobre las variaciones históricas de la práctica psicoanalítica y sus intentos de validación fuera de la IPA. En su texto Lacan propone revisar el método psicoanalítico atendiendo especialmente al problema de la interpretación.
Los analistas de la psicología del yo, en cambio, preocupados por la falta de eficacia de las intervenciones analíticas y ante el problema de la refractariedad al tratamiento proponen revisar la psicopatología. Este enfoque ontologizante dio origen y consistencia al diagnóstico de borderline que llegará hasta su naturalización, es decir que terminó siendo concebido como una clase natural. Así, lo que primero fue un problema de la práctica que debía hacer volver a pensar la dirección de la cura en tanto saber hacer con la interpretación, quedó luego plasmado como esencia de una nueva clase de patología, a la que hoy el psicoanálisis cognitivo- como el de Fonagy- busca una explicación de su naturaleza...biológica.

V-Conclusiones
A pesar de las advertencias en contrario (i.e. “psicosis ordinaria es el nombre de un programa de investigación”), “psicosis ordinaria” se usa como una categoría clínica, que no es más que nombre puesto de moda dentro del Campo Freudiano.
Este nombre, como casi todas las categorías clínicas en psicopatología, no designa ninguna ontología, ni ninguna esencia.
El nombre psicosis ordinaria tiene, además, la desventaja de volver demasiado abarcativo el diagnóstico de psicosis, de cuyos efectos performativos negativos ya estamos bien advertidos.
Diez años después de las jornadas de 1998 en Antibes, donde se puso en circulación el término psicosis ordinaria, considero que los criterios y conceptos tradicionales para concebir la psicosis siguen siendo sustentables (Me refiero a “Cuestión preliminar” en tanto relectura lacaniana de Schreber).


Elena Levy Yeyati
julio de 2008.


* El presente texto fue leído en la presentación del libro Psicosis Actuales E. Vaschetto (compilador), Buenos Aires: Grama ediciones, 2008, realizado en el Centro Descartes en julio del mismo año.

Novedades de Editorial Argonauta



Ricardo Zelarayán

LATA PEINADA
Prólogo de Laura Estrin

Colección: La lengua del dragón

"Una novela inquietante sobre la cual se ha desplegado un manto mítico... Una de las obras más genuinas de la literatura nacional. El único gran clásico inédito de la literatura argentina."

'Se trata de voces. Una especie de coral argentino.'

Imágenes del IX Encuentro Argentino de Historia de la Psiquiatría, la Psicología y el Psicoanálisis.

A la memoria de Nicolás Casullo




LECTURAS CRÍTICAS

Martes 28 de octubre, 20hs.

EL DESTINO SOBRE EL DIVÁN

Danielle ELEB
Presentará su libro
Figuras del destino, Aristóteles, Freud y Lacan o el encuentro de lo real
(Prefacio de Alain Badiou - Ediciones Manantial)

Interlocución Luis Varela
Coordinación Daniela Rodriguez de Escobar

Danielle Eleb es psicoanalista. DEA del Campo Freudiano, director: François Regnault. Tesis de doctorado “Inconsciente y destino”, director: Alain Badiou. Enseñó en el Collège International de Philosophie, intersección « psicoanálisis », y en el Département de psychanalyse de la Universidad de Paris VIII. Publicará próximamente una serie de entrevistas con J.-A. Miller, O. Mannoni, S. Kofman, J. Rancière, M. Godelier y otros.

Entrada libre y gratuita

CONFERENCIAS Y DEBATES

Miércoles 15 de octubre de 2008, 20 hs

Sacrificio, repetición y angustia (en Kierkegaard)

Conversarán Ana Fioravanti y Oscar Cuervo
(Biblioteca Soren Kierkegaard Argentina)

Interlocución: Claudia Castillo

Organiza Biblioteca Descartes

Entrada libre y gratuita

CONCEPTUAL N° 9


SUMARIO

Documento:
- El psicoanálisis del antisemitismo. Béla Székely

Clínica
- ¿Joyce estaba loco?. Germán García
- ¿Qué es un cuerpo a partir del sinthome?. Graciela Musachi
- Saber curar. Marco Focchi
- La letra grabada en la carne. Marcelo Ale
- Psicoanálisis y Segregación. Daniel Dereza
- Del amor al padre al amor del padre. Camila Candioti
- El niño como sujeto. Mariana Filippo

Conceptos
- Declinaciones de un sobreviviente. Enrique Acuña.
- La Viena de Freud y Wittgenstein. José Chain
- La formación del psicoanalista: Habilitación… Jorge Santopolo
- Notas acerca de “La invención del analista”. Flavio Peresson
- Historial- Una lectura del psicoanálisis en el N.O.A. Alejandra Borla
- Desde el jardín –Notas acerca de la autoridad- Luis Seiffe
- El goce insociable –Lacan con Marx- Sebastián Ferrante
- Lo político y el psicoanálisis –Fátima Alemán

Conexiones
- ¡Franceses, un esfuerzo más!. Serge Cottet
- ¿De qué está hecho el cuerpo?. Gabriela Rodríguez
- Las mujeres se sublevan. Beatriz Gez
- Actualización sobre el pragmatismo. Guillermo Ranea
- No me hallo mismo… Ana Camblong
- Programa de la universidad y programa del psicoanálisis –el caso platense-
Mauricio González, Germán Schwindt y Cecilia Fasano

Crítica (se encarga Inés)
- Entradas del psicoanálisis en La Plata- Reportaje a Aurora Venturini
- La sexualidad y los niños. Alicia Dellepiane
- La paradoja como método. Damian Leikis
- Una charla sobre Psicoanálisis y Literatura. Héctor Gutman
- De Otro al otro. –la apuesta de Pascal- César Conde
- Conceptual en Córdoba. Pilar Ordoñez y Javier Bolaños
- Elecciones forzadas. Juan Pablo Lucchelli.


IX Encuentro Argentino de Historia de la Psiquiatría, la Psicología y el Psicoanálisis

Viernes 3 de octubre, de 14 a 20 hs. - Sábado 4 de octubre, de 9 a 20 hs.
Facultad de Medicina UBA - Paraguay 2155, Piso 9, Buenos Aires.

Los Encuentros Argentinos de Historia de la Psiquiatría, la Psicología y el Psicoanálisis son eventos que, con una frecuencia anual, vienen realizándose desde 1999 en diferentes ciudades de la República Argentina. Co-organizados por Equipos e Instituciones ligadas a la investigación sobre la historia de las disciplinas en cuestión, estos Encuentros tienen el fin de promover la difusión de la temática y el intercambio entre los participantes, a partir de la presentación de trabajos originales. Los mismos están abiertos a estudiantes y profesionales interesados en los temas referentes a la Historia "Psi", pertenezcan o no a instituciones y equipos de investigación.


Instituciones convocantes
  • Capítulo de Epistemología e Historia de la Psiquiatría de la Asociación de Psiquiatras Argentinos (APSA).
  • Equipo de investigación y Cátedra II de Historia de la Psicología (Fac. de Psicología de la UBA).
  • Equipo de investigación "Historia, enseñanza y profesionalización de la Psicología en los países del Cono Sur de América",
  • (Fac. de Psicología de la UNMdP).
  • Equipo de investigación y Cátedra de Historia de la Psicología (Fac. de Cs. Humanas UNSL).
  • Círculo de Actualización en Historia de la Fundación Descartes.
  • Cátedra de Psicología y Programa de Investigaciones Psicoanalíticas (Fac. de Psicología de la UNR).
  • Sociedad Psicoanalítica del Sur (SPS).
  • Cátedra Historia Social de la Psicología (Facultad de Psicología de la UNMdP).
  • Equipo de investigación en Historia de la Psicología y Psicopatología (Fac. de Psicología de la UNMdP).
  • Cátedras: Escuelas, Corrientes y Sistemas; Problemas Epistemológicos de la Psicología (Facultad de Psicología de la UNC).
  • Asociación de Psicoanálisis de La Plata (APLP).
  • Revista Topía.
  • Revista Temas de Historia de la Psiquiatría Argentina.

Instituciones auspiciantes
  • Asociación Latinoamericana de Historia del Psicoanálisis (ALHP).
  • Instituto de Desarrollo Económico y Social (IDES).
  • Equipo de Investigación en Historia de la Psiquiatría (Cát. Historia de la Medicina, Departamento de Humanidades Médicas, Fac. de Medicina UBA).
  • Biblioteca Analítica de Jujuy.
  • Asociación Freudiana de Psicoanálisis de Tucumán.
  • Grupo de Historia de la Psiquiatría Argentina, Mendoza.
  • Centro de Investigaciones y Estudios Clínicos (CIEC), Programa "El psicoanálisis en la Cultura", Córdoba.

Comité Científico
Patricia Altamirano (UNC), Norberto Conti (APSA-UBA), Cristina Di Doménico (UNMdP), Rosa Falcone (UBA), Germán García (Fundación Descartes), Antonio Gentile (UNR), Curt Hacker (SPS), Hugo Klappenbach (UNSL-CONICET), Lucía Rossi (UBA), Juan Carlos Stagnaro (APSA-UBA), Ana María Talak (UNLP)


Comité Organizador 2008
Coordinador: Gustavo Pablo Rossi (APSA-UBA), Florencia Ibarra (UBA), Beatriz Gez (Fundación Descartes), Cecilia Fasano (APLP), Andrea Piñeda (UNSL), Curt Hacker (SPS)

Informes: historiapsi@gmail.com

Un aventurero en la biblioteca

Al ensayista Juan José Sebreli, que por entonces –década de 1940– era un estudiante secundario en la Escuela Normal Mariano Acosta, le interesó ese muchacho que se puso a tocar una pieza de George Gershwin en el piano del salón de actos. Le sigue interesando, aunque ya no sea un muchacho sino la memoria que dejó, al morir en 1979, Oscar Masotta: hace pocas semanas Sebreli lo recordó en un artículo para el diario Perfil.

El motivo: la reedición del primer libro de Masotta, Sexo y traición en Roberto Arlt, y del que marcó su fama póstuma: Introducción a la lectura de Jacques Lacan. Ambos se suman a la tremenda biografía –una pieza llena de amor y de odio, donde el biógrafo se disecciona tanto como hace con el biografiado– que escribió Carlos Correas y que sus herederos reimprimieron el año pasado: La operación Masotta (cuando la muerte también fracasa).

Masotta dejó tras de sí una leyenda. Es el santo patrono del psicoanálisis lacaniano en la Argentina, España y el mundo en castellano en general. Fue entomólogo e insecto del arte moderno: dio conferencias en el Instituto Di Tella sobre happenings que a la vez hacía y escribió el pop art. Eso que hoy se llama novela gráfica habría seguido considerada un subproducto de la cultura de masas si Masotta no la hubiera elevado a objeto de estudio cultural en La historieta en el mundo moderno.

Antes había encontrado en Arlt al escritor que, despreciado y olvidado, los críticos entronizaron en las últimas décadas del siglo pasado junto con Domingo Sarmiento y Jorge Luis Borges.

En esos desvíos sus detractores ven a una víctima de la moda intelectual, que cambiaba de paradigma según la conveniencia del momento. Alfredo Grieco y Bavio argumenta que Masotta se aleja del marxismo existencialista oportunamente, “en el preciso instante en que comenzaba a pasar de moda”. Agregó en Cómo fueron los 60: “Masotta continuó mostrándose aún partidario del marxismo, pero de un marxismo despojado de objetivos prácticos”.

También se criticó su relación con las instituciones: mientras se proclamaba al margen, un aventurero que no necesitaba guía en la biblioteca, vivía de becas y nombramientos en lugares como el Di Tella o la misma Universidad de Buenos Aires que había abandonado.

Perón y Sartre. Al despuntar 1953 Sebreli respondió a una carta admirada que Correas le envió a propósito de un artículo suyo publicado en Sur. Poco tardó en presentarle a Correas, otros muchacho de veinte y pico de años como ellos, politizados por las tensiones de esos años y transformados por el rayo que les cayó con la traducción, en 1950, de ¿Qué es la literatura?, de Jean-Paul Sartre.

“Fue nuestro canon”, escribió Correas. Así comenzaron las caminatas nocturnas de Correas y Masotta por el barrio de Boedo, el primero ya cerca de su casa, el otro de paso hacia la suya en Floresta.

Escribían en Las Ciento y Una, la revista de Héctor A. Murena; en Centro, de los estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras; en Clase Obrera, de Rodolfo Puiggrós. Pero fue en la revista de los hermanos David e Ismael Viñas donde comenzaron a convertirse en leyendas. Contorno, cuya colección acaba de salir en una edición facsimilar de la Biblioteca Nacional, se publicó entre 1953 y 1959 y cambió la crítica literaria argentina.

Contorno habilitó la política como herramienta de análisis en los tiempos en que el peronismo se convertía en hecho nefando. Difundió a intelectuales que cambiaron la cultura de este país como David Viñas, Ramón Alcalde, Adelaida Gigli, Adolfo Prieto, León Rozitchner, Tulio Halperín Donghi. Y el trío ya mentado: “Éramos”, escribió Correas, “jóvenes escritores que iniciaban y proseguían su carrera intelectual, al menos aficionadamente provisorios y definidos –o autodefinidos: es lo mismo– como sagaces e informados”.

En ese clima Masotta abandonó la universidad y continuó sus lecturas. Cuando encontró San Genet, comediante y mártir, de Sartre, que le pareció “la obra crítica más importante de nuestro tiempo”, se dio cuenta de que ya tenía escrito su primer libro, Sexo y traición en Roberto Arlt. Correas y Sebreli dicen que leía apasionadamente, llenando los márgenes de apuntes, apenas una parte de los libros, y no tocaba el resto. Dejaba porque sentía algo envidiable: “Que efectivamente tengo algo que decir”.

El primero. En el prólogo a esta reedición dice Luis Gusmán –escritor y también psicoanalista– que Masotta revela la utopía del mal que fundó Arlt. “La frase de Rimbaud que Masotta elige, ‘Rápido, un crimen, que me caigo al vacío’, es ejemplar para situar el vacío que se le hace al hombre de Arlt y su necesidad de actuar. El hombre humillado y envuelto por el tedio, el hombre de clase media de los años entre 1920 y 1940.”

A diferencia del análisis de Sartre sobre la persona de Genet, Masotta puso el foco en las tensiones de la clase media, cuyos rasgos principales consideró el cinismo, la imitación, el miedo y la delación. Arlt le hacía acordar a las películas de Chaplin: su visión del mundo es anarquista –opinó– y ejerce una influencia política positiva en quien lo lee. “Termina por hacernos comprender hasta la náusea qué es una clase social”, escribió. Arlt revela la condición social de sus personajes y junto con el valor de su salario ubica su moral sexual.

El libro reúne los artículos “Silencio y comunidad” y “La plancha de metal”, escritos entre 1957 y 1959, y el apéndice “Seis intentos frustrados de escribir sobre Arlt”, de 1962, donde trata la humillación de pertenecer a la clase media, la indiferencia de la derecha intelectual (“Borges, o Victoria Ocampo, o Silvina Bullrich, de quienes se podría afirmar que jamás han sujetado un libro de Arlt”), la relación del autor con sus personajes.

El segundo. “Con un breve seminario de seis clases sobre un seminario de Lacan sobre un cuento de Poe, una conferencia pronunciada en un instituto de música y una anotación periodística no se puede pretender que el resultado sea un libro”, se lee en Introducción a la lectura de Jacques Lacan. Y eso es lo que contiene el volumen: “Psicoanálisis y estructuralismo” es la explicación que Masotta da sobre el seminario de Lacan sobre “La carta robada”, famoso cuento de Edgar Allan Poe; “Leer a Freud” es el resumen de una charla en el Instituto Lucchelli Bonadeo en 1969 y “Qué es el psicoanálisis” apareció ese mismo año en la revista Los Libros, que dirigió Héctor Schmucler.

El resultado fue un libro, nomás, y uno que atrajo como creía Masotta que atraía Lacan: “Si la audiencia espera es porque tiene poco en las manos”. Esta reedición la prologa el psicoanalista y escritor Germán García, amigo y discípulo de Masotta, que participó con él en la fundación de la Escuela Freudiana de Buenos Aires en 1974.

Masotta se plantó frente al establishment de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), a uno de cuyos miembros, Emilio Rodrigué, zurra en “Leer a Freud”. Llevaba ya diez años presentando el pensamiento lacaniano. Leída hoy, la Introducción… “sorprende”, escribió en su prólogo García, “por el ‘horizonte de expectativas’ que instaura en un momento en que nuestro país estaba en los comienzos de una desertificación cultural”. Unos años antes la dictadura de Juan Carlos Onganía había incorporado a sus hitos la Noche de los Bastones Largos, una jornada de represión a la Universidad de Buenos Aires que terminó con la cesantía de 1.400 docentes, de los cuales 300 emigraron.

Controversias póstumas. También Masotta se fue del país en 1975, invitado por la Triple A que no andaba en sutilezas sobre si había cambiado a Sartre por los estructuralistas Claude Levi-Strauss, Roman Jakobson, Émile Benveniste, André Martinet. Al grupo parapolicial del ministro peronista José López Rega le bastaba con que hubiera escrito cosas como: “La filosofía del marxismo debe ser reencontrada y precisada en las modernas doctrinas (o ‘ciencias’) de los lenguajes, de las estructuras y del inconsciente”.

Pasó por Londres y se instaló en Barcelona, donde fundó la Biblioteca Freudiana, publicó otros dos libros de psicoanálisis (Ensayos lacanianos y Lecciones de introducción al psicoanálisis) y formó grupos de estudio en Madrid, Málaga, Valencia y Vigo. Enfermó de cáncer y murió el 13 de septiembre de 1979, un año antes que Sartre y que en París se disolviera la Escuela Freudiana inspiradora de la porteña.

“Claro está que no podemos saber ya si devendrá ‘clásica’ la vida y la obra de Masotta”, escribió su amigo distanciado, Correas. “Ciertamente Oscar fue un aventurero y el fracaso llamado estrepitoso acecha a los aventureros como Oscar, pero, también ciertamente, el éxito de Oscar fue extraordinario.” No lo dice como un elogio: esas etiquetas, póstumas, habrían disgustado a Masotta, cree: “Siempre quiso más y otra cosa que los mecánicos epitafios superlativos”.

Del intelectual comprometido al diván
Hay un nexo entre los dos textos reeditados, y está en otro: Conciencia y estructura. Es la lectura con que Masotta presentó Sexo y traición en Roberto Arlt en la que habla de su internación psiquiátrica luego de la muerte de su padre donde se apasionaría por Lacan.

En 1959 a Roberto Masotta le diagnostican leucemia. Padre e hijo se amaban, pero se habían defraudado mutuamente: uno quería que el único varón hiciera algo de su vida como él, que era un empleado bancario; el otro sólo quería seguir siendo un mantenido preocupado sólo por leer y agenciarse el último número llegado al Río de la Plata de Les Temps Modernes, la revista de Sastre. Tras la muerte del padre Masotta intentó suicidarse. “Se internó en la clínica que dirigía Alberto Fontana”, escribió Jorge Balán en Cuéntame tu vida, biografía colectiva del psicoanálisis argentino. “En ese contexto Masotta descubrió los trabajos de Lacan.”

Ya había leído La Psychanalyse, la revista de la Sociedad Francesa de Psicoanálisis que, según escribió en 1957, estaba dirigida por Daniel Lagache pero inspirada por “el recelado Jacques Lacan”. Ya había publicado en la revista Centro, en 1959, “La fenomenología de Sartre y un trabajo de D. Lagache”, donde escribió: “Lacan entiende que para interpretar los símbolos es preciso privilegiar el lado material de la palabra”. Tomaba el camino final de su vida, que en su país implicaría la transformación de una disciplina por entonces inclinada a la psiquiatría –una ley de 1954 impedía que practicara el psicoanálisis quien no fuera médico– según la lectura que Lacan hizo del texto original de Sigmund Freud.

“No conocí a Oscar Masotta”
Se dice que los amigos se eligen, a diferencia de los familiares, que se sufren. El antropólogo Carlos Masotta, al contrario, hace la operación inversa: elige a su tío Oscar Masotta. Con el título No conocí a Oscar Masotta, el sobrino trabaja en un documental para buscar a aquel primo hermano de su padre al que nunca conoció, porque él era un niño cuando ese tío partió a Europa; aquel del que escuchó historias que lo pintaban como la oveja negra de la familia; aquel que al crecer se le reveló “como una figura transversal a partir de la cual ingresar a esa movida de renovación de los años 60”.

A mediados de la década de 1980, cuando ingresó en la carrera de Antropología, le preguntaban una y otra vez si tenía algo que ver y si lo había conocido. “Había quedado una memoria de él”, dijo. “Me hablaban de la Facultad de Filosofía y Letras en los años de Oscar, cuando quedaba en la calle Viamonte, y de los bares de los alrededores, por los que él circulaba, una universidad paralela. Años más tarde, cuando comencé a filmar los testimonios, encontré uno recurrente: ‘Yo iba para un lado’, me decían, ‘y a partir del contacto con Oscar fui para otro’.”

Es obvio el componente biográfico del interés –“responder a esa búsqueda por medio de quienes tuvieron contacto con él”– pero también cuenta la pasión de Carlos Masotta por el documentalismo. “Es una herramienta en el trabajo de campo antropológico”, explica el director de los cortometrajes Marcas del tiempo en Cholila, Palabras cruzadas, La matanza y el premiado Blanco, exhibido en el Primer Concurso de Cine contra la Discriminación, sobre la historia de una mujer mapuche que habla de los blancos en juego con una obra plástica completamente en blanco. “En antropología se presta atención al lugar del testimonio en la memoria.”

Además de haber entrevistado a Nelly, la hermana de su tío, habló con su compañero de juventud Juan José Sebrelli, con su amigo Germán García, con su discípulo catalán Miquel Bassols –quien escribió un ensayo a partir de esa entrevista–, entre otros. “También hago registros de situaciones: su figura en el presente, en homenajes o en citas”, agregó. “Hace poco, por ejemplo, registré la presentación de la edición facsimilar de Contorno en la Biblioteca Nacional.” El documental, espera, se verá en el 2009, cuando se cumplan treinta años de la muerte de Oscar Masotta.


Gabriela Esquivada
10.09.2008
Diario Critica-Cultura / Edicion Impresa

DIOS ESTA EN LOS DETALLES

La frase de Aby Warburg en nuestro título nos da la oportunidad de plantear las controvertidas relaciones entre el arte plástico y el psicoanálisis. El historiador Aby Warburg creó, a fines del siglo XIX, un método que le permite utilizar los testimonios figurativos de las artes plásticas como fuentes históricas y dio origen al hoy Warburg Institute con seguidores de la talla de F.Saxl, E.Panofsky o R.Gombrich. Warbug “se había detenido en la representación del movimiento del cuerpo, de los cabellos y las ropas en las figuraciones del siglo XV florentino (...). De un dato formal (la representación del movimiento de las ropas y los cabellos), Warburg había pasado a las actitudes de fondo de la civilización renacentista (...)”. En definitiva, Warburg trata de captar la relación entre las representaciones plásticas y los gustos o la mentalidad de tal sociedad mediante las Patholsformeln (fórmulas estilísticas copiadas de la Antigüedad e impuestas por temas y situaciones especialmente emotivos) en las que se reúne, en el análisis, forma y contenido.

Controvertidas relaciones
Intersección. Entrecruzamiento. Interferencia.
Estas palabras han sido usadas para definir las relaciones entre el arte y el psicoanálisis.
Para el psicoanálisis no se trata de fundar una estética dado que su campo implica una ética (el sujeto culpable, por ejemplo). Tampoco se trata de aplicarlo a ningún arte ya que “sólo se aplica a un sujeto que habla y oye” (Jacques Lacan). Sin embargo, el nacimiento del psicoanálisis está ligado al arte, no sólo porque el artista ha podido y puede ser un aliado del psicoanalista ante las ciencias que deshumanizan al sujeto o porque, por su fina captación del ser humano, el artista se anticipa al saber que arduamente conquista al psicoanálisis. El nacimiento del psicoanálisis está ligado al arte en el mismo testimonio de Freud quien relata en “El Moisés de Miguel Angel” que mucho antes de que inventara el psicoanálisis había conocido que un crítico de arte ruso (Ivan Lermolieff) hacia 1874, “había provocado una revolución en las galerías de Europa revisando la atribución de muchos cuadros a diversos pintores, enseñando a distinguir con seguridad las copias de los originales y estableciendo con las obras así liberadas de su anterior clasificación, nuevas individualidades artísticas. A estos resultados llegó prescindiendo de la impresión de conjunto y acentuando la importancia característica de los detalles secundarios, de minucias tales como la estructura de las uñas de los dedos, el pabellón de la oreja, el nimbo de las figuras de santos y otros elementos que el copista descuida imitar y que todo artista ejecuta en una forma que le es característica.” Freud descubrió mas tarde que el ruso era en verdad un italiano, Giovanni Morelli. “A mi juicio –dice Freud- su procedimiento muestra grandes afinidades con el psicoanálisis. También el psicoanalista acostumbra deducir de rasgos poco estimados o inobservados, del residuo –el refusé de la observación- cosas secretas o encubiertas.”
Carlo Guinzburg, en su libro Mitos, emblemas, indicios, considera que, a fines del siglo XIX, se produce un uso preferencial de lo que llama “paradigma de inferencias indiciales” y los representantes más conspicuos de ese uso son, precisamente, Morelli, Freud y Arthur Conan Doyle (los residuos freudianos, las pistas en Sherlock Holmes, los rasgos pictóricos en Morelli).
Ahora bien, ¿qué le interesa a Freud tanto en la obra de arte como en el síntoma?

Lo que hace vibrar al cuerpo
A Freud le interesan siempre los efectos de goce (desde el sufrimiento hasta el placer) y la causa de ese goce que produce la obra de arte (ya sea una pintura o un síntoma, dado que éste es un producto singular, propio del sujeto). El saber que un análisis puede obtener de esa causa y de ese efecto no afecta, en el artista, su capacidad de creación. El fantasma, muy común, de que esa capacidad podría ser aniquilada por un análisis sólo consigue mantener al artista en un sufrimiento excesivo del que Rainer María Rilke es uno de los ejemplos más patéticos. Por el contrario, el saber que proporciona un análisis permite al artista no sólo disminuir ese exceso sino que produce cierto saber-hacer con su sufrimiento que va en el sentido de propiciar su creación. Es el testimonio que nos da un gran artista plástico como Carlos Cañas: “La sensibilidad predispone al arte pero no es una condena al sufrimiento” o Antonio Pujía cuando confía que nació por segunda vez como artista en el diván.
Si “Dios está en los detalles” es porque su singularidad lleva al artista hasta su propio límite, como recuerda Freud a propósito de Miguel Angel quien “ha llegado muchas veces en sus creaciones, al límite más extremo de lo que el arte puede expresar” y, en ocasiones, es esta travesía la que conlleva para él grandes costos junto con su goce. Esos límites son los mismos que explora el psicoanálisis en cada sujeto ya que, justamente, el síntoma neurótico es un límite que se impone al sujeto de tal modo que nadie va más lejos de lo que el síntoma le permite (hay grandes artistas que, por ejemplo, por sus fobias no pueden viajar en avión lo que les impide ciertas experiencias que alimentarían su arte y ¿por qué no? su fama). En el poema que cada uno es, el psicoanálisis permite una reescritura y una ampliación de los propios límites.

Dios y el goce de La mujer
Jacques Lacan, quien sin dudas suscribiría la frase de Aby Warburg tanto como Freud, nos hace captar lo que se ha llamado “la otra cara de Dios” con la frase de nuestro subtítulo. Según él hay un goce femenino que las místicas cristianas han experimentado y han tratado de trasmitir de un modo que pudiera ser puesto en palabras pero siempre subrayando la imposibilidad de transmitirlo del todo, ese goce de Dios que un hombre no podría experimentar salvo poniéndose en una posición femenina (como San Juan de la Cruz), es el que Bernini trató de plasmar en la obra que evoca el goce de Santa Teresa. Ese goce femenino no lo han experimentado sólo las místicas.
Ciertas performances de algunas mujeres que trabajan con y a partir del cuerpo plantean multitud de interrogantes, no sólo el de si eso es o no arte sino hasta qué limites un sujeto puede llegar en nombre del arte para hacer vibrar al cuerpo. Y eso sin considerar qué significación tiene la emergencia de estas repuestas singulares para nuestra cultura. Las múltiples ganancias que las luchas feministas han logrado para las mujeres a nivel de su dimensión de ciudadanas plantean también nuevos interrogantes ante estas experiencias que, en algunos casos, llegan al límite de la vida. ¿Es que esas ganancias no han logrado el mismo suceso en la orientación de las mujeres respecto de su deseo y de su goce? Ningún sujeto puede ser igual al goce de su cuerpo y lo que otrora era un motivo en el arte (el sacrificio y el crimen en torno al cuerpo femenino) son las mujeres mismas las que ahora lo consuman.
“Dios está en los detalles” quiere decir que, aún cuando el artista puede llegar al “limite más extremo de lo que el arte puede expresar”, él sostiene, a pesar de todo, algún límite aunque más no fuera el de su propia vida en los detalles donde se consume su goce.



Graciela Musachi

Masotta 40 años después

El día martes 19 de agosto, en el marco de la actividad denominada Lecturas Críticas, se presentaron en el Centro Descartes, las reediciones de dos libros de Oscar Masotta: Introducción a la lectura de Jacques Lacan (prólogo de Germán García) y Sexo y traición en Roberto Arlt (prólogo de Luis Guzmán), de la editorial Eterna Cadencia. La conversación estuvo a cargo de Germán García, Beatriz Gez y Marcelo Izaguirre.
Estos dos libros, que hoy reaparecen, dan testimonio de un cambio de paradigma que Masotta hace ante la pregunta que se formulara ya en 1965 acerca de si “conciencia o estructura”, pasando del existencialismo a la lingüística estructural, a Jaques Lacan. El libro Sexo y traición en Roberto Arlt, escrito en 1959 y publicado en 1965, significa la irrupción de Masotta en el ámbito de la crítica literaria. Al respecto Marcelo Izaguirre
[1], toma una cita del libro Oscar Masotta. Lecturas críticas, donde Ricardo Piglia dice que al momento en que Masotta escribe Roberto Arlt, yo mismo, (ocho años después, en la presentación de su propio libro) se está despidiendo de la literatura.
El segundo libro, Introducción a la lectura de Jacques Lacan (1970), es un curso dictado por Masotta en 1969 en el Instituto Di Tella, a partir de un seminario de Lacan en torno al cuento de Edgar Allan Poe La carta robada. Si bien Masotta ya se había referido a Lacan diez años antes (en 1959), instaura con ello, dice Germán García
[2] “un horizonte de expectativas en un momento en que nuestro país estaba en los comienzos de una desertificación cultural... Ahora se trata de introducirlo entre los intelectuales y en el campo específico de la práctica analítica”. Germán García entiende estos textos como dos excelentes intervenciones en la cultura de Buenos Aires que, por sus consecuencias, pueden hoy ser leídas como acontecimientos.
Por su parte, Beatriz Gez, quien junto a otros, desde el año 2004 promueve y organiza la Asociación Amigos de la Fundación Descartes, destaca que a partir de estas y otras reediciones
[3] que se vienen haciendo, se abre la posibilidad de nuevos encuentros con aquellos que “no conocimos a Masotta” (pues hasta ese momento primaba la anécdota de haberlo conocido) y esto es una buena invitación a tener el gusto de poder leerlo.
Oscar Masotta (1930 -1979) es una figura clave para entender la cultura argentina. Su inmensa labor intelectual abarca escritos sobre arte, historieta, literatura y semiología; realizador de los primeros happenings e introductor del psicoanálisis de Lacan en la Argentina y España. Fundador de la Escuela Freudiana de Buenos Aires, co-fundador de la revista Contorno y editor de los Cuadernos Sigmund Freud. Dictó clases y conferencias en numerosas universidades tanto de este país como de Europa. Además de estos dos libros, publicó El pop-art (1967), Happenings (1967), Conciencia y estructura (1968), La historieta en el mundo moderno (1970), Ensayos lacanianos (1976) y El modelo pulsional (1980).
Masotta 40 años después, en un contexto diferente, encuentra una nueva generación de lectores.


Ignacio Lotito


[1] Compilador del libro Oscar Masotta, El revés de la trama, 1999, Atuel / Anáfora y El anclaje de la enseñanza de Jacques Lacan en la Argentina (aún inédito).

[2] Véanse: Oscar Masotta y el psicoanálisis del castellano. Germán García, 1980. Editorial Argonauta. Oscar Masotta. Los ecos de un nombre. Germán García, 1991, Ediciones Eolia, Barcelona., El psicoanálisis y los debates culturales. Ejemplos argentinos. German García, Paidos, 2005.

[3] Oscar Masotta. Revolucion en el arte, pop-art, happenings y arte de los medios en la década del sesenta, Ed Edhasa, 2004. Estudio preliminar de Ana Longoni.





2º Aniversario de Odradek

Quienes aparecen en estas fotografías se presume que integran la revista Odradek, pero ninguno de ellos ha podido ser identificado hasta el momento. Cualquier información diríjase a la sección de comentarios.
Gracias.









"…si Aristóteles fue el filosofo de la amistad, también ha sido quien, en su vida sobre todo, reconoció con cierta solemnidad sus limites. Podría pensarse que los conflictos de ese género no conciernen más que a amistades imperfectas, o basadas en algún malentendido. Pero un análisis más atento muestra que la contradicción no esta ausente en la esencia misma de la amistad. Aristóteles retomando por su cuenta la tesis de Empédocles según la cual lo semejante ama lo semejante (1155 b 7), ha caracterizado más precisamente la amistad como una igualdad entre amigos (1157 b 36). O, al menos, si tolera una cierta desigualdad, es a condición de compensarla por la proposición: "En todas las amistades donde interviene un elemento de superioridad, es según la ley de proporción que se hace necesario amar: por ejemplo: el mejor debe ser más amado de lo que él ama". (1158 b 23). Pero si la superioridad de uno de los dos términos es tal que no hay medida común entre ellos, ya no habrá amistad posible, es lo que se producirá "con un ser totalmente separado de nosotros, por ejemplo Dios" (1159 as)."


Extracto del texto “SOBRE LA AMISTAD EN ARISTOTELES” de Pierre Aubenque. Texto completo en la revista el Murciélago N°2 (mayo 1990)



Declinaciones de un sobreviviente(*)

-Resistencia del psicoanálisis a la represión –
A propósito del documental “Rompenieblas –una historia de psicoanálisis y dictadura-” de G. Alonso (**)

El psicoanálisis como historiador
Cuando se relata la historia como un segmento de acontecimientos se hace necesario articular las escansiones que la organizan. La puntuación, la fecha, incluso el silencio, van generando interpretaciones de aquello que se dice cuando un corte interrumpe el flujo continuo del tiempo cronométrico. Ese espacio cava un intervalo en la sucesión del presente y relanza un sentido orientado hacia el futuro. Es la realización en una cierta memoria inconclusa, siempre porvenir.
Escansión del corte, pulsación temporal, resonancia del cristal lingüístico, definen lo inconsciente según Jacques Lacan.

Historizar en psicoanálisis implica entonces, situar la función del olvido que recupera el valor del resto perdido con lo cual se puede captar un cierto saber sobre la verdad. Por ello en “Moisés…” Freud privilegia la verdad histórica, que como el ladrillo arqueológico que falta, obliga a la reconstrucción de ficciones (ejemplo el delirio). En tanto la verdad histórica delira sobre la falla de la verdad material, el programa del inconsciente va más allá del archivo, significa positivizar un rechazo primordial.

Esa falla del saber sobre la verdad es la causa de resistencia, pero que insiste en decirse en lo que se repite cada vez diferente. De este modo el autor del relato se hysteriza, se divide ($) entre lo reprimido y lo que retorna. Sobre este rechazo fundante de toda contabilidad se apoya la construcción que hace el analista en su hipótesis, conjetura que se verificará luego separando lo verdadero de lo falso.
Esta certeza del inconsciente olvida “lo social”, lo atraviesa al precio de transformar la significación de la realidad. Por ejemplo el encuentro con un analista en la privacidad de un consultorio ya es un hecho social: entre los dos esta la cultura de esa época en las huellas que sus objetos dejan en las identificaciones. Este atravesamiento incide en los cuerpos afectados ya sea como terapéutica o como hacer político con los otros de la comunidad.

Campos conceptuales y el campo del horror
Si ubicamos un momento histórico preciso de nuestro país -1976 a 1983- donde el dominio de un Estado totalitario clausuró otros discursos vía el terror, podemos diferenciar momentos de la tensión entre psicoanálisis y sociedad siguiendo las operaciones lógicas de alienación y de separación.

Sabemos que el campo social con las interacciones de los “individuo-masa” vía lo político no es superponible al campo del psicoanálisis, dónde la función de la palabra es crucial para hacer de lo político una partida entre “sujeto-Otro”, donde el inconsciente es una carta forzada. Son dos campos no homogéneos. Sin embargo hay un momento de alienación de ambos conjuntos, otro de separación y finalmente, intersecciones.

Primero. Alienación: la existencia de otro campo, el de concentración, paradigma del goce como mortífero, muestra la dimensión de lo absoluto y el horror de su realización. Aquí la alienación provoca un efecto de impotencia, ya que para ejercer el discurso analítico hay una condición de posibilidad: la asociación libre, que aunque esta determinada, requiere una atmósfera de libertad.

Para Argentina será un periodo de “Estado de excepción”, como define G. Agamben a la “vida nuda” donde una población es jurídicamente exceptuada al ejercicio de sus derechos civiles, pasando a ser organismos biológicos anómicos después de la abolición del lazo democrático. En 1976 la ilegalidad del golpe militar ejerció el terror político hasta la desaparición forzada de los ciudadanos haciendo del secuestro para-policial una situación de angustia que aunque cotidiana, nunca fuera asimilada.
La intimación se elevaba hasta una confesión opuesta al dispositivo religioso, y menos al analítico: “la tortura, en efecto, busca producir la aceptación de un discurso del Estado, por la confesión de una podredumbre. Lo que le verdugo quiere finalmente obtener de su victima al torturarla es reducirla a ser solo esa cosa, una podredumbre, a saber lo que el mismo verdugo es, y lo que sabe que es pero sin confesarlo.”(1)

Esa peligrosidad del crimen llevaría a la significación absoluta del significante Amo que viene a obturar la circulación de la moneda simbólica que pasa de mano en mano, con un valor de uso para cada uno según la medida de su deseo.

Por otro lado, el efecto de impotencia impediría considerar el goce solitario en cada una de las excepciones a la norma que el síntoma impone al analizante. Aquí el peso del Ideal del Otro ordena una voluntad de silencio, al que se agregó el desmantelamiento de las instituciones que permitían un recurso a la cultura. Sin embargo, o por eso mismo, a falta de garantías constitucionales para el “poder decir” los que no se dispersaron en el exilio, encontraban un refugio en el psicoanálisis.

Segundo. La separación: se hace luego, si se accede a la negación como superadora de la antítesis: Ejemplo la frase “no matar la palabra, no dejarse matar por ella” -título de un texto de la revista Literal Nº 1 (1973) que alude a la peligrosidad del ideal de compromiso militante tanto como a la exigencia de hablar. La tensión de la frase detecta que el imperativo de las utopías comunitarias, como las políticas de la felicidad llaman a la gula del superyo que empuja al sacrificio de “los dioses oscuros”.

En otro párrafo se lee la alienación y la separación: “Toda política de la felicidad instaura la alienación que intenta superar. Toda propuesta de un objeto para la carencia no hace mas que subrayar lo inadecuado de la respuesta a la pregunta que se intenta aplastar.” (“El matrimonio entre la utopía y el poder”) (2)

El psicoanálisis como sobreviviente
El film documental “Rompenieblas -el psicoanálisis en la dictadura-” es un relato testimonial que recupera una “chicana” de los detractores del psicoanálisis. Apelando a la provocación de su cartelera –un analista sentado frente a un hombre amordazado-, retoma el problema de “lo social” en términos de una causa olvidada, que retorna ahora en la época dónde se vindican los derechos humanos. Con cierto dejo de ignorancia primero, y luego intencionalidad, trata de contestar porqué el psicoanálisis sobrevivió a la dictadura militar argentina. Las entrevistas a psicólogos sociales, historiadores universitarios o analistas de diferentes escuelas, funcionan como prueba de una actitud progresista de construir una opinión para luego llegar a un juicio de valor. Pero como toda relato épico traspone su lapsus al omitir la entrada del psicoanálisis lacaniano con la enseñanza de Oscar Masotta durante diez años antes de fundar una Escuela ya en 1974 (3).

Hay un personaje naif en la joven (Jana) que investiga el tema, desorientada y sin método, pero que se guía por una hipótesis que escuchó alguna vez en los profesores de la facultad: El psicoanálisis, particularmente lacaniano, habría proliferado bajo la última dictadura militar.

Los historiadores universitarios como H. Vezetti se alienan con la tranquilizadora “mirada exterior” de la Sra.Roudinesco quien asegura que no pudo existir psicoanálisis en condiciones totalitarias, sin saber bien qué es el campo de la clínica analítica. Salvo M. Plotkim que toma una perspectiva multicultural y previene del riesgo de superponer un campo teórico con un campo institucional.

La especulación toma consistencia con los testigos: “Complicidad civil de las corporaciones” dirá Tato Pavlovski, desde el epígrafe inicial hasta el final cerrado, que sin ser griego, exalta la figura del desaparecido como héroe trágico. Por otro lado los herederos del freudomarxismo como Carpintero, hablan de “Complacencia” aunque cree que como el resto de la población, los colegas pudieron refugiarse en la lectura de Lacan. El termino “colaboracionismo” es la denuncia de J.C. Volnovich que recuerda las escisiones de la APA, Plataforma y Documento, como épica donde “el cordobazo nos despertaba”, según una notable expresión de Marie Langer, como si los intelectuales liberales tuvieran los mismos intereses que la clase obrera.

Apología entonces, de aquellos dorados años de militancia del P.C. donde marxismo y psicoanálisis eran sintagmas del intelectual tipo, y se apostaba a la revolución de igual forma en la calle que en el consultorio. Es también la “Intransigencia” a la que se refería León Rozitchner en un reportaje contra el psicoanálisis lacaniano.(4)

Uno de ellos ataca diciendo que Lacan al no venir a la Argentina, demostraba su cobardía (“arrugó”). Cuestión desmentida mas de una vez por aquellos argentinos que lo visitaban en Paris donde el maestro interrogaba qué ocurría con lo político y ofreció una vez su firma, “preocupado por lo que aquí pasaba”(Mario Goldemberg).

Gran teórico de lo político durante su seminario XVII El reverso… de lo que era la revolución burguesa del Mayo del 68 y las estructuras discursivas cuando ellas bajan a la calle en pleno discurso capitalista. Por eso, estaría “urgido en expedirse sobre lo que pasaba en la Argentina” –como señala Germán García en sus intervenciones en el documental-.

Se trataba de la presión que los exilados ejercían sobre aquellos que se habían quedado, cosa que se observa en la venida de Maud Manonni en esos años: ellos creían que el expedirse era perentorio y que bastaba con una solicitada en un diario. Eso sería ofrecerse a la persecución a riesgo de desparecer. Entonces, quedaba leer a Lacan y / o al final, camuflarse, refugiándose en lo jurídico de las instituciones. Esta fue una de las causas de la división de la Escuela Freudianacamuflage bajo el caja de Pandora del “profesional de la salud mental”, expulsando el rasgo laico del psicoanálisis.- de Masotta, donde ocurría este.

Primavera, Escisión, Exilio: Oscar Masotta
En plena dictadura, ante una guerra desigual, el discurso analítico sobrevivió a la voluntad de reducir la palabra a un silencio mortal. Pero ese discurso, ahora lacaniano, ya había entrado efectivamente en la Argentina en los años 60 cuando Oscar Masotta introduce la traducción de Lacan. Tanto el primer congreso lacaniano del 1969 después de su conferencia en el Instituto de Pichón Rivière (1964) como “Lecciones introductorias”, y las clases del Di Tella van preparando el acto de fundación de una Escuela Freudiana de Buenos Aires en 1974 que nacía con la conciencia de ser parodia de la de Lacan y no un invento , aunque era “nuestra y original”.

Ese acto fundante del 74 era consecuencia de un aire propicio cuando en una mesa redonda se podían juntar mil personas en un taller artístico de la Boca para hablar de Literatura y Psicoanálisis. Era un acmé, la cima de un movimiento con una “banda” que aún dura.

Lo que vendrá después con su exilio en 1974 marca el fin de este primer movimiento de entrada de Lacan en Argentina, ahí dónde la dictadura no hizo sino ocultarlo y en un efecto militar incidir en la escisión de 1979 sobre esa escuela masottiana que quedo dividida por jerarquías y grados, médicos “clínicos” en el refugio jurídico, laicos “teóricos”, refugiados en la doctrina.

Esta escisión divide a la EFBA de la Escuela Argentina que Masotta funda para mantener el espíritu laico y efectivamente lacaniano en el país, luego de una laboriosa correspondencia de cartas desde Barcelona que promovía nombres en virtud del pase para la herencia de su Escuela, expropiada por sus colegas. (7).

1974-1984… y en el dos mil también.
Resumimos así el tiempo como duración efectiva del lacanismo que va desde 1969 a 1974 como entrada. Luego devino cierta instalación de ese discurso hasta la escisión de la EFBA de 1979, efecto real de la represión que actuó sobre los futuros analistas. Ese tiempo concluye en 1984, luego de la reuníón de Caracas y la muerte de Lacan, con el ejercicio de una nueva institucionalización -en democracia- cuando se realiza en III Encuentro del Campo Freudiano en Buenos Aires, y se relanza otra época con la llegada de J.-A. Miller y el retorno de algunos analistas exilados como Germán García entre muchos.

En un inquietante libro, Ana Longoni desarrolla la lógica con la que se enjuicia esa época. Nuestra historia se relanza con la posibilidad de la revisión pero al poner como centro el binario: desaparecido-sobreviviente, se retorna a la dialéctica sin salida del héroe-traidor. Todo aquel que llega como figura de sobreviviente puede ser sospechoso de delación. Esa reducción cierra el debate y la autocrítica sin cuestionar las decisiones de las direcciones políticas que condujeron a la lucha armada. Dice: “Si el vacío que significa la figura del desaparecido condensa toda la explicación del pasado, la historia corre el riesgo de disolverse en una trama trágica de crimen y castigo.”(7)

Ahí no hemos aprendido tanto de Borges que dice bien acerca que el Tema del traidor y del héroe sea revisado por su reverso, y mutatis-mutandis, adquiera nuevos matices.

Esta trama (8) no esta hecha para un guión teatral como el psicodrama, ni para la especulación nostálgica, menos para un nuevo libro negro, sino para ser aprehendida como síntoma de nuestra cultura local (9).
Nudo que habrá que descifrar cada vez con la puntuación que pide la historia según la duración afectiva y efectiva (10) que hace que un instante atroz sea eterno pero una vez desanudado permite saber la función que ejercía.


Enrique Acuña


(*) Texto escrito a partir de la presentación del film en C.C. Dardo Rocha de La Plata, debate donde participaron: Pacho O’Donnell, Flavio Perenshon y Enrique Acuña. Fuente:
Blog Microscopia
(**) “Rompenieblas –una historia de psicoanálisis y dictadura-” de G. Alonso (dirección), idea y guión de José Retik y Francisco Senegaglia.
Entrevistas a: Mariano Plotkin, Carlos Brück, Juan Carlos Volnovich, Hugo Vezzetti, Thomas Dassance, Mario Goldenberg, Marisa Sadi, Germán García, Eduardo Pavlosky, Fernando Ulloa, Jorge Chamorro, Tom Lupo, Guillermo Colantoni, Alejandro Vainer, Enrique Carpintero, Laura Conte, Adelina de Alayes.
Bibliografía:
(1)-De Certeau, Michell: Historia y Psicoanálisis. Ed. Universitaria Iberoamericana. México, 1995.
(2)-Libertella, Hector (compilador): Literal 1973-1977. Ed. Santiago Arcos, Bs.As, 2002.-
(3)-Masotta, Oscar y otros; “Futuro anterior (1974-1996) –mesa redonda sobre Literatura y Psicoanálisis” - Revista Anamorfosis Nº 4 - La Plata, 1996.-
(4)-AAVV. Acontecimiento Freud. Mesa redonda con León Rozitchner, Sergio Visacovsky, Luis Erneta y Enrique Acuña. Ed Grama, 2006.
(5)-Musachi, Graciela: “Aturdidos, vuelven a decir” En Fragmentos de la historia del psicoanálisis en la Argentina. AAVV. Ed. JVE, Bs.As, 2003.-
(6)-AAVV.: Homenaje a Oscar Masotta- Escuela Freudiana de la Argentina- Ed Paradiso, Bs.As.1979
(7)-Longoni, Ana: Traiciones –la figura del traidor en los relatos acerca de los sobrevivientes de la represión.- Ed. Norma, Bs.As. 2007.-
(8)-Izaguirre, Marcelo (comp.): Oscar Masotta. El revés de la trama. Ed Atuel/anáfora. Bs. As. 1999.-
(9)-García, Germán: El psicoanálisis y los debates culturales –ejemplos argentinos- Ed Paidos, 2005.-
(10)-Gez, Beatriz: Dos momentos en la historia del lacanismo argentino. Texto presentado en el VIII Encuentro de Historia Psicología. Mar del Plata, 2007 (inédito)