XXIX Coloquio Descartes. La importación del psicoanálisis y su relación con la psicología.


Sábado 12 de diciembre de 2015

Rosa Falcone: La APA y la carrera de psicología en UBA.

Beatriz Gez e Ignacio Penecino: La psicología según Lacan. Un recordatorio. 

Marcelo Izaguirre: El territorio.

Graciela Musachi: Otto.

Graciela Avram: Happiness. 

Germán García: El mercado de los ideales. 


























Figuras de la melancolía



Las cinco clases propuestas estuvieron ligadas por un concepto que utilizamos como clave de lectura y que nos orientó en el entretejido de los diferentes autores trabajados, se trata de la noción de pervivencia acuñada por Aby Warburg. Si bien el autor la aplica al estudio de las imágenes, los herederos de su pensamiento traspolaron el concepto a diferentes áreas del conocimiento. La primera clase del curso, “Lecturas de su historia”, estuvo dedicada a revisar  la obra de algunos de ellos: Roger Bartra habla de la sobrevivencia del mito de la melancolía, analizando las formas que esta adquirió y sus modos de adaptación a los requerimientos y contradicciones de la cultura cristiana (Cultura y Melancolía); Los autores de Saturno y la Melancolía (Panofsky, Klibansky y Saxl) analizan la supervivencia paralela de la doctrina de los cuatro humores, concluyendo que, si bien sus diversos significados evolucionaron a lo largo de un proceso de dos mil años, la aparición de significados nuevos no supuso el abandono de los antiguos. Starobinski, en el campo de la historia de la medicina, ubica la supervivencia de la atrabilis a lo largo de 16 siglos, concluye que el humor negro es la condensación simbólica de la experiencia directa con la melancolía, es la representación más satisfactoria de una existencia dominada por la preocupación del cuerpo aquejado por la tristeza.
Con este espíritu de indagación abordamos los textos freudianos tratando de ubicar qué formas adquirió desde el inicio la pregunta por la melancolía y qué respuestas fueron contrastadas a lo largo de los primeros años del psicoanálisis. Encontramos en esos textos la herencia cultural de una interrogación que no cesa pero también la transformación que realiza Freud en una respuesta precisa en la que da cuenta de un mecanismo psíquico, manteniendo la cautela al indicar sus múltiples formas clínicas, sin por eso dejar de intentar definir un cuadro psicopatológico, la psiconeurosis narcisista.
En la enseñanza de Jacques Lacan encontramos rastros de la melancolía. Vuelve a Freud con su lectura sagaz y atenta pero arrojando sobre las articulaciones freudianas los aportes de conceptos claves que permiten orientarnos en el terreno de una psicopatología psicoanalítica. También con la melancolía y la tristeza, Lacan no deja de promover una política disruptiva con los discursos circundantes.
La cuarta clase dedicada a las versiones actuales de la melancolía, la invitada, Elena Levy Yeyati, ubicó las discusiones existentes sobre la depresión en los diferentes manuales de psiquiatría y en especial en la nueva edición del DSM V. La conversación siguió el eje de los efectos que este discurso tiene sobre la subjetividad de la época.
Titulamos la última clase La pathosformel de la melancolía, volviendo una vez más a Aby Warburg para quién el poder de la imágenes no radica en su capacidad de provocar placer estético sino en la transmisión de significados culturales. Para esclarecer los conceptos y realizar un recorrido por diferentes obras que condensaron a lo largo de la historia el pathos de la melancolía, invitamos a una especialista, la Dra. en teoría e historia del arte (UBA) María Alba Bovisio. El inicio de la clase estuvo dedicado a transmitir la noción de pathosformel, acerca del cual se pueden subrayar diferentes acepciones: estados de ánimo convertidos en imágenes o pasiones configuradas en imágenes que expresan el movimiento propio de esas pasiones o bien figuraciones que tipifican padeceres y los vuelven tolerables y transmisibles. Con estas ideas Bovisio se detuvo en el grabado de Durero, Melancolía I, y en sus múltiples detalles que encierran diversos significados. La observación recorrió la repetición a lo largo de la historia de ciertos rasgos, en diferentes obras de arte que señalan la existencia de un pathosformel. También ubicó la asociación entre Saturno y la melancolía a partir de la fusión entre el dios Romano de las cosechas y Kronos, el dios griego devorador de sus hijos, fusión también de la teoría humoral con la astrología, dando como resultado una trama que fue representada en producciones plásticas a lo largo de los siglos.
Es así como el curso cumplió con el objetivo propuesto, transmitir las múltiples resonancias de la noción de melancolía sin descuidar el interés particular del psicoanálisis, su rasgo clínico, pero extrayendo las enseñanzas que otras disciplinas nos pueden proporcionar para ampliar nuestro horizonte y dejar despierto el espíritu curioso.


Myriam Soae.


Más acá de la interpretación. La predicción del pasado



“En nuestra inevitable subordinación al pasado, condenados, como lo estamos, a conocerlo únicamente por sus rastros, por lo menos hemos conseguido saber mucho más acerca de él que lo que tuvo a bien dejarnos dicho. Bien mirado, es un gran desquite de la inteligencia sobre los hechos”.
Marc Bloch, Introducción a la historia.

El pasado 22 de septiembre -y en el marco del ciclo de Conferencias y Debates del Centro Descartes-, Maximiliano Fabi, platense y profesor de historia, brindó una charla que a grandes rasgos refirió lo siguiente:
La etiqueta de “sobreinterpretación” es una forma curiosa de censurar la interpretación de un texto. En ese caso, se dice, el texto no habilita la lectura. Sin embargo, tal apreciación supone la (pre)existencia del texto; lo cual, por otro lado, parece algo evidente: ahí están los libros, pues, ya mentados por sus autores. Pero si acaso existiese algo legible que no hubiese sido previamente escrito, entonces el texto -inexistente- no podría habilitar lecturas; porque de hecho serían éstas las que habilitarían el texto, escribiéndolo de manera prístina. Por supuesto, tal lectura no crearía desde la nada, al modo agustino, sino más bien al modo que suponía Filón de Alejandría: ordenando el caos primigenio.
Tal es la situación de la historia. El historiador se enfrenta al pasado tal como el crítico a un texto: suponiéndolo; y  en ese caso, es el pasado el que habilita a la historia. Sin embargo, es posible que el pasado no sea más que una serie diacrónica de hechos azarosos a la espera de un logos ordenador. Si así fuese, la historia sería la que habilitaría al pasado y, por tanto, ¿habría pasado anterior a la historia? Nuevamente se bosqueja el absurdo: el tiempo pasa, y ahí están los restos de todo tiempo acumulados para comprobar que ha habido un presente y -por lo tanto- que hay un pasado. Sin embargo, si bien esas ruinas evidencian el tiempo, lo que no resulta tan evidente es que hayan debido configurar una historia. Reduzcámoslo a una cuestión de perspectiva: ¿vemos los restos del pasado como algo que ha quedado o como algo que ha sido dejado? Bien visto, sólo la segunda mirada habilita la historia -pues no hay historia sin sujeto-, y es únicamente a través de ella que los restos del tiempo -esos residuos que sin porqué van acumulándose como arena en la costa- pueden convertirse en la cifra del pasado, habilitando su descifrado.
El historiador italiano Carlo Ginzburg ha reflexionado en este sentido. En su ensayo, Indicios, leemos lo siguiente: “Si la realidad es impenetrable, existen zonas privilegiadas -pruebas, indicios- que permiten descifrarla”[1]. Pero si la realidad es impenetrable, ni a través de esas zonas podríamos alcanzarla. El indicio, pues, no es prueba más que de un postulado, y de ahí que lo interpretado sea el halo que rodea una nada.
Al leer las huellas que nada ha dejado, el historiador inventa el pasado, pre-diciéndolo, tal como el adivino inventaba el futuro. Pero el adivino no es el oráculo, pues el vaticinio original de este último, ambiguo y enigmático, no es el futuro transparentado sino su cifra. Así aparece en el primero de los Nueve libros de la historia, donde Heródoto relata la historia de Creso: para saber si era propicio iniciar la guerra contra los persas, Creso, rey de Lidia, consulta al oráculo de Delfos. Este responde que si lo hace, destruirá un gran imperio. El rey inicia pues la guerra, y entonces -ironiza Heródoto-, luego de varios años de reinado y algunos días de sitio, terminó efectivamente con un gran imperio: el suyo.
El adivino es el intérprete, quien lee un sentido donde no hay sino caos; y el historiador hace otro tanto al leer en los restos del pasado (sus fuentes) lo que no existía ahí sino a partir de su lectura. Este rostro de Jano del intérprete (rostro de historiador y de adivino; de futuro y de pasado) no puede quedar más en evidencia que en un divertimento sobre Nostradamus que debemos a Georges Dumézil[2]. El filólogo francés imagina allí la historia de anciano colega que pasa los últimos días de su vida revisando escritos y correspondencia junto a uno de sus más fieles discípulos. Los dos alcanzan de ese modo un borrador en el que el anciano proponía esta singular hipótesis: todo el poder profético de Nostradamus se revela sin lugar a dudas en cierta cuarteta de sus Centurias que anticipa en dos siglos y con lujo de detalles, la captura de Luis XVI en Varennes y su posterior ajusticiamiento. Sin embargo este vaticinio es un secreto que sólo la filología (de Dumézil) puede revelar; de otro modo, sólo quedan los caóticos versos de Nostradamus. Y aunque es posible leer esta farsa satírica como una burla a la interpretación freudiana de los sueños, no deja de ser curioso que -irónicamente- todo ese esfuerzo jocoso que realiza Dumézil termine insinuando su posible eficacia clínica.



[1] En: Carlo Ginzburg, Mitos, emblemas e indicios, ed. Gedisa, Barcelona, 1994.
[2] “…El monje negro de gris dentro de Varennes”, en: Georges Dumézil, Nostradamus. Sócrates, ed. Fondo de Cultura Económica, México, 1992.

Terrenal. Pequeño misterio ácrata de Mauricio Kartun







Adelanto del nuevo número de la revista Descartes


Descartes Recomienda


Cultura - Télam: Entrevista a Germán García por Pablo E. Chacón




“Las dos grandes orientaciones de nuestra cultura -la totalidad y el camino- ya no tienen vigencia
En Derivas analíticas del siglo. Ensayos y errores, el psicoanalista y escritor Germán García compone un cuadro de algunas herencias que el psicoanálisis de este siglo recibe del anterior, susceptibles de armar y desarmar (como sucede con un troquel) una perspectiva donde esa práctica se imbrica con la literatura y la filosofía sin confundirse con el discurso universitario.

El libro, publicado en la colección Tyché de la editorial de la Universidad Nacional de San Martín (UnSAM), que dirige Damasia Amadeo de Freda, es una colección de ensayos articulados por el hilo rojo de la escritura.

García
nació en 1944 en la ciudad de Junín. Estudió con Oscar Masotta, y junto a él y otros, fundó la Escuela Freudiana de Buenos Aires. Formó parte de la revista Literal, al lado de Luis Gusmán y Osvaldo Lamborghini. En 1979 se fue a vivir a España. De vuelta en la Argentina, en 1985 fundó la Biblioteca Internacional de Psicoanálisis (BIP). En la actualidad preside la Fundación Descartes y es director de la revista homónima. Publicó novelas y cantidad de ensayos. Es miembro de la Escuela de Orientación Lacaniana (EOL) y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP).

Esta es la conversación que sostuvo con Télam.

T : Derivas... se abre con unas palabras sobre el milenio que traen a este lector algún eco de las proposiciones de Italo Calvino. Pero no importa tanto eso sino saber qué es posible pensar sobre este milenio desde la perspectiva de la orientación lacaniana.
GG : Desde hace tiempo me interesé en la insistencia de Jacques Lacan de que habría que traducir Triebe (derivas). Ya en 1973 dice que Trieb se traduce bastante bien en inglés por drive y en francés por dérive. Con el tiempo y con la ayuda de Dolores Amden encontré cinco o seis referencias a esa palabra en distintas fechas. Por ejemplo, en el seminario 7, en el 20, en el 23 y en Escritosen 1960, en Subversión del sujeto…. Por su parte, Sigmund Freud dice que Trieb es una palabra que otras lenguas enviarían a la lengua alemana.

En cuanto a la referencia a Italo Calvino, como bien te diste cuenta, hay una alusión sin otro sentido que la simpatía. Evité hablar de (siglo XXI), dado que este siglo recién empieza.

En cuanto a la orientación lacaniana me parece que hablar de derivas supone que sería arriesgado imaginar que además de orientarse cada uno en el lacanismo existiría alguna orientación del conjunto. Poner de relieve el objeto aes una manera de subrayar que las dos grandes orientaciones de nuestra cultura – la totalidad y el camino – ya no tienen vigencia.

T : Se ha dicho que es un libro de afinidades electivas y que cultiva cierto gusto por el psicoanálisis. Como sea, desconozco algún libro tuyo donde no aparezcan afinidades electivas y el gusto por el psicoanálisis. Entonces, ¿por qué, y desde cuando tu interés por la figura de Alexander Kojeve, y qué singularidad encontrás en sus escritos?
G : Hace muchos años que publiqué a Kojeve en la revista Descartes y luego en un librito bajo el título El emperador Juliano y su arte de escribir. Me había interesado en este artículo a causa de Leo Strauss y su arte de escribir durante la persecución. Entre ellos hubo discusiones sobre este tema. Me percaté de que Jacques Lacan no sólo conocía esta discusión sino que además citaba muchas veces a Kojeve, con quien aprendió Hegel y muchas otras cosas. Así, a lo largo de varios años me fui interiorizando en quien era Kojeve y en particular la diferencia que hace entre el filósofo que ama la sabiduría y el sabio que la practica. En fin, como lo digo en el artículo correspondiente, Jacques Lacan quería a Kojeve y estaba atento a sus movimientos.

T : Terapias milagrosas. ¿Cómo entender la extensión de las mismas, si se logra entender que las mismas no son un sustituto de la religión? ¿O también son un sustituto de la religión?
G : La ironía sobre las terapias milagrosas es una manera de llamar la atención de la función de placebo que tiene cualquier operación simbólica que incida sobre un imaginario colectivo. Por supuesto que las ciencias cognitivas no sustituyen a la religión, tampoco la sustituye el psicoanálisis. En un caso como en otro se trata de la dimensión del sujeto enfocado de manera diferente. Para las ciencias cognitivas se trata de develar el funcionamiento del cerebro en su generalidad, para el psicoanálisis se trata de la singularidad y de una posición diferente en relación al lenguaje.

T : Cuando hacés entrar a Tristan Tzara, no creo (yo no creo) que sea para contraponer su figura con la de Andre Breton. ¿Qué es lo que está en juego en esa introducción?
G : Me interesa llamar la atención sobre Tristan Tzara y el Dadaísmo como diferente de André Breton y el surrealismo. Elizabeth Roudinesco ha mistificado el surrealismo para ponerlo al servicio del psicoanálisis cuando es evidente que no se trata de nada de eso. A la inversa, Benjamín Fondane, en una conferencia dictada en Buenos Aires en 1929 sobre lo que llama Films puros, explica de qué manera el dadaísmo estaba en relación al psicoanálisis en un momento en el que los surrealistas jugaban con el espiritismo. Es un problema de historia de la cultura.

T
: ¿Es posible, en tu opinión, poner en serie a Lacan, Kojeve y Bataille con Oscar Masotta? Digo, su papel en el campo intelectual argentino, que parece exceder al del psicoanálisis.
G : No se me había ocurrido pero es una buena observación tuya que voy a tener en cuenta. Bataille y Masotta parecen tener algo en común pero no sé si Lacan y Kojeve.

T : ¿Cuál es ese gusto por la época, el tuyo, que excede al psicoanálisis pero que no deja de insistir por su medio para componer un libro, incluso de política del psicoanálisis, sin nombrar explícitamente ese sintagma?
G : De alguna manera todo comienza y termina en la literatura: no olvidemos que Jacques Lacan comienza su Escritos con Edgar Allan Poe y casi al final de sus seminarios se dedica a James Joyce. Y no hablemos de la importancia de la literatura en Freud. Y la paradoja del gusto de la época es que la literatura y el psicoanálisis no tienen nada que decirse. Me refiero a los programas disciplinarios, ya que cada uno puede encontrarle la vuelta a la relación entre estos temas.
2 de septiembre 2015




Gombrowicz o la pasión de ser joven. Actualidad del psicoanálisis en la cultura



Algunos destellos

"Edison se olvidó de regular su  desarreglo. Aragón, Borges, Gombrowicz son ingenieros de otra fuerza: vean cómo ponen su grano de arena"
J.-A. Miller

“Adulto- ¿No eres muy joven para realizar esa tarea?
Phineas- Si, si lo soy.”
Serie animada Disney Channel Phineas and Ferb.
 
La ciudad de Córdoba estuvo buena en Agosto. Diferentes intervenciones culturales hicieron mella en el público y tuvieron repercusiones a nivel nacional. La muestra #Sinlímite567 de la artista Dolores Cáceres en el Museo Caraffa inquietó a algunas Redacciones de los grandes medios, especialmente al principal medio cordobés. Sin pretensiones de originalidad, en el centro del clásico museo cordobés, montó un dispositivo donde se instala un vacío. Al violentar cierta rutina del significado este dispositivo despierta el interés del analista: ¿se logrará avivar alguna chispa en los psicoanalistas?


En esta línea, pero con otra lógica y sin ponerse de acuerdo previamente, el Coloquio Gombrowicz o La pasión por ser joven desembarcó en esta misma ciudad el día 13 y 14 de agosto.



A contraluz de la ronda de los helicópteros oficiales que cuidan la seguridad, unas formas inhabituales comenzaron a deslizarse en distintas superficies de nuestra ciudad. Así, como si fuera una peste de película apocalíptica o la mismísima encarnación de la laminilla lacaniana, esa noche, imprimiendo un tono inusitado a una ciudad atenta a los comicios electorales, aparecieron consignas del tipo: Aguante la inmadurez!, Cuculeito o Malaxación, entre otras, todas ellas extraídas de la novela de Witold Gombrowicz, Ferdydurke.



En la Apertura del Coloquio César Mazza largó la partida con unas palabras de Gombrowicz, “¿Por qué no es permitido a cada uno engendrar una novela más sobre el amor o denunciar con el corazón vehementemente torturado alguna injusticia social, transformándose en un Luchador del Pueblo? (…) Ah!, qué satisfacción; sufrir y torturarse, sacrificar y quemarse en el altar, mas siempre en las alturas, dentro de categorías tan sublimadas, tan adultas! Satisfacción para sí mismo y también para los demás: realizar su propia expansión a través de milenarias instituciones culturales (…). Pero yo era –¡ay de mí!- un adolescente y la adolescencia era mí única institución cultural”. Para luego señalar que la acción de los jóvenes en el Programa psicoanálisis en la cultura se traza, precisamente, en la perspectiva de lo citado. Antes que candidaturas eternas, las intervenciones en la cultura, generan condiciones de enunciación.



La presencia de N. Hochman y el intercambio con el escritor A. Oviedo en la primera mesa de disertación ya marcaba un ritmo y un clima: no iban a haber concesiones forzadas ni imposturas jerárquicas. Le siguió una mesa donde jóvenes practicantes del psicoanálisis se metieron en la obra del polaco para encontrar analogías y divergencias con Jaques Lacan. En el cruce entre estos dos discursos, la frescura y el desenfado es una muestra contundente de la elaboración destilada en ese cruce. Ana Cascos Méndez ubicó un título excepcional, “Malaxación en Ferdydurke”. Fue catalogado como uno de los títulos más ferdydurkenaos y por lo tanto más condimentado del humor en el Coloquio. Gabriel Pantoja ubicó que era posible, si algún lector se atrevía hacerlo, leer “El estadio del espejo…” de Jacques Lacan con la obra Ferdydurke en mano. Fernando Tarragó revisitó la propuesta de la lógica colectiva de la Escuela de Lacan con enunciados sobre la juventud. Esa mesa contó con la interlocución de Hochman quien resaltó que nunca se había imaginado tantas situaciones comparables entre el polaco y el francés: ambos se rodearon de jóvenes, ambos no fueron muy bien recibidos por los cánones imperantes, a ambos no se los lee… “¿Qué hacemos con Gombrowicz?” fue la mesa que inicia el segundo día con las intervenciones de Alicia Larramendy y de César Mazza. En la mesa que siguió las intervenciones de Carlos Schilling y Juan Conforte dieron en el clavo con el tono de las jornadas: Cosmos fue leída en clave Gombrowicz. Hasta se llegó a decir que si Ferdydurke aclaraba el estadio del espejo, Cosmos aclaraba el Seminario 3 de Lacan. La intervención del Grupo Las O cerró las jornadas con una impactante puesta en acto de los juegos con la voz y la capacidad de resonancia del cuerpo y la palabra por fuera del sentido. Las O intervienen una obra de Berberian, compuesta para solista, en un juego en el espacio con un coro que replica, contradice, imita, con entradas y salidas de los códigos formales. Toman la cita de Gombrowicz cuanto más nos alejamos de la Forma, más nos sometemos a su poder. Misteriosas contradicciones para jugar con los contrastes entre la formación académica  y las deformaciones en las voces y los cuerpos. El humor, la ironía en dialogo con la partitura configuran una superficie mutante. Entre las partituras, solista y coro se rehace un lugar para una experiencia de “danzada cantada”.



Al final no sabemos a ciencia cierta si a W. Gombrowicz le hubiera gustado un Coloquio en su honor -a pesar de su carácter de anguila, inagarrable, o como lo supo ubicar N. Hochman un escritor que se muerde la cola-. Aunque tenemos la firme convicción de que sí, que le hubiera gustado y que se hubiera puesto “chocho”: el clima y las resonancias del coloquio llegaron a conmover no solo a los presentes, que muy a gusto conversaban alegremente, sino que también esas resonancia se hicieron escuchar en los grandes medios a nivel nacional. El diario Página 12 y La Nación destacaron que el evento Gombrowicz en 1 minuto  -bajo el lema de “Hechemos a Gombrowicz a la calle”-, tuvo como disparador los stencils y grafitis que aparecieron en las calles de Córdoba. La “marea cordobesa” como supo caracterizar el conductor del programa Superficies de placer, Juan Leo López, en su entrevista a Hochman, trajo como invitados a los psicoanalistas Pilar Ordoñez y Cesar Mazza a la puesta en acto del gesto lector.



Desde ya, como toda marea, las olas siguen llegando y expandiéndose a lugares insospechados, entre otras noticias nos llegaron comentarios de Jujuy por Alejandro López y la presencia de Gombrowicz en la revista El prismático. Psicoanálisis y cultura y de Nora Yamagusuku que decidió iniciar una intervención en un Hospital de la ciudad con un recorte de Diario Argentino que dice así: “Hace aproximadamente un año me ocurrió lo siguiente: Entré en el baño de un café de la calle Callao...en las paredes había dibujos e inscripciones. Pero aquel deseo delirante nunca me hubiera atravesado como un aguijón envenenado de no haber palpado por azar un lápiz en mi bolsillo. Un lápiz de color.
Encerrado, aislado, con la seguridad de que nadie me veía, en una especie de intimidad... El murmullo del agua que me susurraba: Hazlo, hazlo, hazlo, saqué el lápiz. Moje la punta con saliva. Escribí algo en la pared, en la parte superior para que fuera más difícil borrarlo, escribí en español algo, ¡Bah! , completamente anodino, del género de: ´señores y señoras tenga la bondad de...´
Guardé el lápiz. Abrí la puerta. Atravesé el café y me mezcle entre la multitud de la calle. Allá quedo el escrito.
Desde entonces vivo con la conciencia de que mi escrito esta allá.
Dudaba si tenía que confesarlo. Vacilaba no por razones de prestigio sino porque la palabra escrita no debe servir para la publicación de ciertas manías... Y sin embargo no voy a ocultarlo: Nunca soñé siquiera que aquello podía resultar tan...fascinante. Apenas si puedo reprimir el remordimiento por haber malgastado tantos años de mi vida sin haber conocido una voluptuosidad tan barata y desprovista de todo riesgo. Hay algo raro y embriagador en ello...que posiblemente proviene de la terrible evidencia del escrito que está allá en la pared unido al absoluto secreto de su autor, al que es imposible descubrir. Debo añadir también que esto no se ajusta por completo al nivel de mi creación”.



Quizás algo de lo fascinante de esa escritura, que supuestamente no tenía que servir para la publicación de nuestras manías, no se ajusta a su nivel de creación. Pero cuando esas manías ya no son más de uno y pasan a ser del público, de la fascinación se pasa a la satisfacción, a un goce que se expande como una marea y que resuena en los más inverosímiles lugares y momentos. Con esto sí W. G. estaría de acuerdo, ya que, como lo supo decir: “no se trata de que el artista no tenga complejos, sino de que sepa transformar el complejo en un valor cultural”.

Comité de Redacción de www.sinthomaycultura.com
Programa Psicoanálisis en la cultura-CIEC




El inconsciente está estructurado como un lenguaje* - Marcelo Izaguirre






Hoy me toca a mí tomar la palabra aunque, como dice Descombes, no siempre tomar la palabra implica tener algo para decir. El tema que del que voy a hablar es sobre el conocido aforismo, el inconsciente está estructurado como un lenguaje. Tomar ese tema que como sabemos es clásico, viejo, implica referirse a un tema que en algunos casos parece trillado. Entonces mi interés ha sido plantearme cómo hacer para decir algo distinto, que sea alguna novedad para ustedes, dado que casi todos han escuchado alguna vez este aforismo de Lacan. Entonces a mí se me ocurrió que podría presentar los diferentes momentos en el que ese aforismo ha ido apareciendo en la lengua Argentina, ya que ahora estamos con la nueva investigación sobre la importación de los modelos culturales, el caso del psicoanálisis. Esa es una posibilidad. No voy a hablar del ultimísimo Lacan, aunque sí lo tomaré, en el sentido que refiere a él Miller en el capítulo 14 del ultimísimo Lacan, que se llama la materialización.

Otra posibilidad sería tomar algo que, quizás aún cuando conozcan el aforismo, no se han dedicado a leer lo que comenta sobre él Roudinesco, en su diccionario del año 1997. ¿Ya que quién anda leyendo los seminarios? Allí ella destaca que el aforismo  aparece en el año 1972, en el seminario Aún. Para mí esa referencia no deja de ser una sorpresa. Si leemos el seminario Aún, efectivamente en la clase 2, que es el homenaje a Jakobson que hace Lacan,  afirma: mi decir, el inconsciente está estructurado como un lenguaje. Aparece, efectivamente, allí literalmente. Y agrega que Jakobson expresó que todo lo que se refiere al tema del lenguaje, pertenece al campo de la lingüística. Entonces, en tanto se trata de Francia y creo que Lacan no desconocía la teoría de la tensión de los campos de Bordieu, y además era amigo de Jakobson, me parece que esa es la razón que lo lleva a Lacan a sostener que está bien, puede que sea así, aunque no hay que olvidar que Freud no ha hecho otra cosa que un tratado de lingüística, en la interpretación de los sueños o en psicopatología de la vida cotidiana; pero no vamos a discutirle a Jakobson, entonces nosotros vamos a llamar a aquello que  hacemos “lingüistería”. Es decir que cuando Lacan habla de eso no es nada más que para diferenciarse de Jakobson y no pelear con él por una cuestión de campo.
Hay otro texto, de Paul Laurent Aussoun, que remite al año 1960 para situar el aforismo. Se trata del escrito posición del inconsciente. Pero si van a buscar el texto no van a encontrar el aforismo tal cual. Hay un momento que Lacan habla de las cavernas, de la alegoría de Platón y alude al cierre y dice que se abre desde adentro,  que hay algo insoluble, y escribe que el inconsciente tiene la estructura del lenguaje. Es lo más aproximado que hay al aforismo. Es un tema que también toma en el periplo estructural Milner.

Entonces, a pesar de esa referencia francesa tardía que alude al año 1972; curiosamente en nuestro país, en el año 1964, había aparecido ya ese aforismo, en Buenos Aires en la charla que  da Masotta en el Instituto de Pichon Rivière  (se han cumplido  50 años en marzo de este año). Luego de mencionar que Lacan afirma que el inconsciente está estructurado como un lenguaje, Masotta señala que el sujeto antes de ser sujeto está sujetado por el lenguaje. No obstante sostener que está estructurado como un lenguaje, dice que no hay que confundirse, pues no significa que no existan diferencias entre la estructura de una lengua (el sistema de los estructuralistas)  y la estructura del inconsciente. Importa destacar que en ese año, 1964,  Miller hace su presentación en el seminario de Lacan y luego forma un cartel en la Escuela Freudiana de París del cual surge  el trabajo “Acción de la estructura” (publicado en el año 1966 en Cahiers pour l’Analyse, en el que señala que el estructuralismo ha excluido la relación del sujeto con su palabra  y por tanto se prohíbe decir algo acerca de él. Dice  también que los estructuralistas se han olvidado del sujeto, por eso no pueden decir nada de la relación del sujeto con la palabra. Diferencia entonces una “estructura estructurada” de la estructura estructurante, situando en la primera al sujeto, en el que la acción de la estructura pasa a estar mantenida por una falta y lo estructurado desconoce la acción que lo forma.

El interrogante, si recordamos lo de Roudinesco, es si Masotta era mago o vidente, pues descubre que Lacan habla de que el inconsciente está estructurado como un  lenguaje pero el aforismo no aparece hasta el año 1972 y su charla es del año 1964. En verdad si buscamos el escrito función y campo de la palabra, que algunos señalan como el lugar donde se encuentra dicha frase, o instancia de la letra, no aparece en esos sitios tal cual la expresión. Sucede que Masotta no oculta sus cartas, porque en la segunda cita que hace en la presentación del instituto cita a Jean Reboul, por un trabajo que luego publica en el resumen sobre los seminarios 5 y 6 que hará en el año 1970 en la editorial Nueva Visión. El trabajo de Reboul se llama “Lacan  y los fundamentos del psicoanálisis”. Cuando digo que no oculta sus cartas es porque Masotta titula su trabajo “Lacan o el inconsciente y los fundamentos de la Filosofía”, es decir que parafrasea el título de Jean Reboul. Y si leemos el artículo de Jean Reboul es él quien afirma que el inconsciente está estructurado como un lenguaje. Esto había salido en un artículo de Critique del año 1962.

Ahora bien, dije que no iba a hablar del ultimísimo Lacan, pero en la clase 14 aludida, Miller expresa que Lacan dijo esa frase o ya no se sabe dónde la dijo pero en verdad, tal vez fue un alumno de él. Me parece que la posibilidad de que Reboul haya sido ese alumno, amerita que lo asociemos al ultimísimo Lacan con el alumno de los años sesenta. Lo más parecido al aforismo en función y campo de la palabra es cuando Lacan expresa que el síntoma tiene la estructura de un lenguaje y que allí hay una palabra que está atrapada y debe ser liberada.

En el año 1970 Masotta da una charla en el Hospital de Niños de la ciudad de la Plata. “Aclaraciones en torno a Jacques Lacan”, se llama la presentación. Para entonces ya ha podido leer el trabajo acción de la estructura de Miller que mencioné. Lo cita. Vuelve a insistir en la diferencia entre la lingüística y el psicoanálisis. Afirma que en estos momentos la teoría del psicoanálisis  no es un desierto ni la lingüística su oasis. Lo fuerte en Saussure, dirá, es el signo, mientras para Lacan se trata  del clivado. Es decir la barra, la división, la resistencia del significante a ser significado.

Otra presentación del aforismo no se produce en Buenos Aires pero llega aquí poco tiempo después: es en el año 1979 en Caracas. Se trata de una de las tres charlas que da Miller en la Universidad Central de Venezuela, invitado por Rabinovich. Miller indica que a partir de la escisión de 1953 Lacan introduce ese aforismo. O sea, lo ubica en ese año, a diferencia de Roudinesco. Situar su enseñanza bajo el retorno a Freud implica preguntarse por las condiciones de posibilidad del psicoanálisis afirma. La respuesta a ese interrogante fue que sólo es posible el desarrollo del psicoanálisis, si y sólo si, el inconsciente está estructurado como un lenguaje. La enseñanza de Lacan será el desarrollo de esta hipótesis hasta sus últimas consecuencias concluye.

No pasó mucho tiempo, dos años, en el año 1981 se presenta Miller en una actividad que se desarrolla en Buenos Aires, ya no en la universidad sino en un teatro. Siempre hemos sido un poco más teatrales. Allí da dos charlas, una acerca de la clínica del superyo y la otra sobre la teoría de los goces. En la primera me parece interesante que diferencia la teoría del superyo del nombre del padre y establece la cuestión de la tiranía del superyo a diferencia del nombre del padre. Y desarrolla un tema que tiempo después Bork Jaköbsen tomó en el libro Lacan el amo absoluto. Y, en el trabajo sobre la teoría de los goces, retoma el tema del aforismo expresando que si bien había dicho en otro momento que todo era lenguaje ahora Miller indica que no todo es lenguaje. También está el síntoma. A los caraqueños les ha dicho una cosa y en Buenos Aires nos dice algo diferente, lo cual me parece que está bien, ya que no se trata de decir siempre lo mismo. No deja de destacar que él ha aludido antes a ese aforismo y al hecho de que toda la tesis de Lacan es desarrollar aquella hipótesis pero eso no se hace de manera armónica. Tenemos allí una diferencia entre el lenguaje y el goce. Por eso destaca que a función y campo de la palabra le faltaba una instancia, la de la letra (que conduce a lo que no se permuta y en esa instancia, la metáfora es equiparada al síntoma).

Finalmente para terminar con lo de los años de aparición, en el año 1986, el aforismo hace su presentación en la universidad de Buenos Aires, en la Facultad de Psicología, de la mano de la Dra. Rabinovich. Fue un concurso objetado, pero las objeciones no prosperaron y la tesis que hace de ese concurso, está en un librito que se llama significante y sexualidad. En la introducción dice que “en el año 1953 el Dr. Lacan impone este aforismo bajo el lema del retorno a Freud. Y expresa que también hay goce, por eso se llama significante y sexualidad. O sea, está tomando lo presentado por Miller tanto en Caracas como en Buenos Aires.

Por último, lo pensaba dejar para el final, pero como seguramente va a derivar en otro tema no quería dejar de señalar que en el año 1966 Lacan destacará que el inconsciente es Baltimore al amanecer.
Hay dos principios primordiales según Saussure que rigen el signo: lo arbitrario y el carácter lineal del significante. En el primer caso diferencia lo arbitrario del signo, lo inmotivado, de lo motivado como el símbolo (la justicia por ejemplo). El segundo caso la característica de lo lineal del significante, un término luego de otro, da lugar a una cadena.

Creo que es en el libro que es un reportaje, Claridad de todo, donde Milner dice que lo que le parecía interesante de Freud es que había terminado con la idea de que el significante tiene un significado. Es el punto que está en cuestión en Saussure, donde como decía Masotta en él es más importante el signo que el clivaje. Entonces eso es el signo de Saussure, que es el concepto sobre la imagen acústica. Lacan saca la elipse e invierte los términos. Entonces se trata ahora del significante sobre el significado: S / s.

En Saussure su signo se sostenía bajo dos cuestiones, la arbitrariedad del significante y la linealidad del significante. La linealidad implica que va un término detrás de otro, lo que da lugar a una cadena. La arbitrariedad está bien contada en la novela de David Lodge, el mundo es un pañuelo, donde entre las charlas de intercambio que tienen profesores norteamericanos e ingleses, aparece uno que pregunta:
- qué tal la charla, y una mujer contesta, bien, apareció el tema del estructuralismo.
- Y eso qué quiere decir interroga, bueno tiene que ver con la arbitrariedad del signo y que todo es diferencia en la lengua. Puede dar un ejemplo, pues no puedo seguir un argumento si no es con un ejemplo dice quien pregunta. Bien, sería como esa cuestión de que se le dice perro al que hace guau- guau, y gato al que hace miau- miau, pero bien podría decirse gato al que hace guau.-guau y perro al otro. Pero eso ¿no confundiría más a los animales?, es posible, contesta, pero se acostumbrarían como todos dice el especialista.

A esa idea de Saussure de arbitrariedad del signo ya había realizado una crítica Benveniste en 1939. Dirá que  la relación entre significante y significado es necesaria. Como dije, Lacan realiza una crítica a esos dos principios presentes en Saussure: la arbitrariedad y el carácter lineal del significante. En el primer caso cambiando la posición de los términos y sacando la elipse que los une. En el segundo al señalar que si la linealidad es necesaria no es suficiente. Para ello dirá que basta oír la poesía para escuchar la polifonía.
Otra vía que usa Lacan para mostrar la preponderancia del significante sobre el significado es sustituir la figura que corresponde al significado. Es el famoso ejemplo de las puertas de los baños, donde ubica C y D como significante pero el significado es el mismo en tanto puerta, se podría decir, más allá de las segregación de los sexos.

En el año 1967 Lacan dirá que el origen de su enseñanza está en el lenguaje. En esa charla también usa la expresión el inconsciente está estructurado como un lenguaje. Y dirá que introdujo la cuestión del sujeto en el psiquismo. J.L. Nancy y P. Labarthe en su libro el título de la letra dirán que para Lacan en “Instancia de la letra” se trata de una ciencia de la letra y en tanto transforma el signo Saussuriano en el algoritmo, instala la ciencia de la letra en la lingüística y a la vez la destruye. Que da lugar a una posición paradojal que conduce a la pregunta de ¿cómo fundar una ciencia si se destruye su elemento fundante? Y ¿cómo destruir una ciencia si se mantienen todos sus conceptos? Para estos autores la letra designa la estructura del lenguaje, en tanto en ella está implicado el sujeto, y ello conduce a una doble lectura: el lenguaje en su estructura preexiste al sujeto y el sujeto como locutor da a la estructura del lenguaje el soporte material del discurso.

Por otra parte, en esa frase del aforismo según Vincent Descombes, en su libro Lo mismo y lo Otro, 45 años de Filosofía francesa, está contenida la tesis estructuralista. Está estructurado significa que es susceptible de un análisis estructural y lo está como un lenguaje. Allí dirá que hay tres tesis ajustadas a los cánones del estructuralismo:
1- el significante precede al significado: propio del estructuralismo. El lenguaje no es de ninguna manera un médium, medio de expresión ni una mediación entre el interior y exterior. (Si a fines de los años 80 el filósofo norteamericano Richard Rorty escribe un ensayo sobre contingencia, ironía y solidaridad, en el cual dedica dos capítulos a dar cuenta de la contingencia del yo y el lenguaje, afirmando que el lenguaje no es un medio de expresión de los sentimientos (romanticismo), ni de representación de la realidad, de lo que está ahí fuera (ciencia); Lacan en su manifiesto de 1953, FyCLP había afirmado que el lenguaje no sirve para informar sino para evocar, es decir, hablaba de la función poética más que representacional o expresionista del lenguaje. Si bien el trabajo de Jakobson no había salido aún, podemos decir que la función poética es el estilo, no es lo mismo afirmar de alguien que siempre ha tenido la misma conducta que decir “genio y figura hasta la sepultura”. Respecto al tema de la expresión, Descombes lo dice así: no hay primero una situación vivida y una necesidad imperiosa de expresarla, de donde derivaría la invención de una forma de expresión correspondiente a esa vivencia. De ahí ¿Cómo enunciar lo imprevisto?
2- el sentido surge del sin sentido: si esto se relaciona con el estructuralismo, podemos encontrar que los sueños freudianos pueden situarse en este rubro. Descombes lo destaca diciendo que el código es independiente del mensaje, cualquiera sea el sentido del mensaje ya está capitalizado en la lengua. El sinsentido es la reserva a la cual se acude. Pueden recordar el ejemplo que señala Masotta de dos amigos que van al casino y uno de ellos entra y el otro se queda afuera. Pasa el tiempo y no sale. En un momento sale y dibuja una figura de alguien que se lo ve lleno, hinchado. Y vuelve. Pasa un tiempo más y sale definitivamente. El amigo pregunta cómo te fue, mal contesta el jugador. Peo no habías dibujado una figura llena, sí pero era lleno de ilusiones.
3- finalmente, el sujeto se somete a la ley de significante: para la fenomenología se trata de la referencia, para la semiología de la enunciación. Si ahora digo vamos a devaluar el peso nadie se conmueve, pero si lo dice Kicilofff alguien va a tratar de salir a comprar unos dólares. Descombes alude al planteo de Lacan, con relación al objeto que se da en términos de la respuesta a la demanda de amor. Como sabemos, nunca será bastante.
Markos Zafirópulos se encarga de mostrar en su libro Lacan y Levis Strauss el retorno a Freud, que respecto al modelo estructural Lacan es deudor de Levis Strauss, del trabajo de 1949 Estructuras elementales del parentesco, que le permitió a Lacan pensar de otra manera la posición del padre desligándolo de la declinación paterna durkheimiana, como lo había planteado en su ensayo La familia, permitiendo el pasaje a las consideraciones simbólicas del mismo. Señala Zafirópulos que no hay ningún autor francés que haya destacado esa influencia de Levi Strauss sobre Lacan. En nuestro país sí hay alguien que destacó esa influencia, fue Masotta. En esa charla en el Instituto de Pichon, lo señala en tres oportunidades.

No obstante si bien eso es correcto hablar de esa influencia, también es cierto que el estructuralismo de Lacan no equivale al de Levis Strauss, como así tampoco al de Saussure del cual como hemos visto en el comienzo también es deudor aunque invierta sus términos. De igual manera, aunque él mismo remite en sus consideraciones sobre metáfora y metonimia a Jakobson, tampoco sostiene las mismas cosas que el lingüista ruso. Por otro lado, como plantea Miller en aquella charla en Venezuela, Lacan en primer lugar es estructuralista, en segundo lugar es un estructuralista un poco raro y en tercer lugar no es estructuralista para nada. Y me parece que cuando hace esta última afirmación es porque toma en cuenta el sujeto, y que la estructura no es completa.

Respecto a Levi Strauss, como vimos ya que nunca se tratara para Lacan de una estructura completa, el sujeto mismo sometido a la división desde Hegel para Lacan (como destaca ya en el seminario 2), y respecto a la estructura de los lingüistas ya se mencionó la cuestión de la consideración del sujeto.

Pero queda clara su influencia si prestamos atención a una de las afirmaciones de Lacan en lo que Jean Claude Milner, en el Periplo estructural, llama el manifiesto psicoanalítico: “La alianza está presidida por un orden preferencial cuya ley, que implica los nombres de parentesco, es para el grupo, como el lenguaje imperativa en sus formas pero inconsciente en su estructura (estr. Elementales del parentesco)”. Imperativa quiere decir con este sí, con este no; e inconsciente en su estructura que no sabe su determinación.

En FyCLP Lacan usando casi la misma definición del aforismo se pregunta “¿No es acaso sensible que un Levi - Strauss, sugiriendo la implicación de las estructuras del lenguaje y de esa parte de las leyes sociales que regula la alianza y el parentesco conquista ya el terreno mismo en el que Freud asienta el inconsciente?”. Esta frase conduce a Zafirópulos a afirmar que no es la influencia de una moda o una amistad, sino que está en el centro de “un retorno a Freud”, por el objeto: el inconsciente y sus estructuras, las de la palabra y el lenguaje (vuelta a miller del 79).

En cuanto a la metáfora y metonimia, Lacan toma las mismas no tanto como figuras de la retórica, sino antes bien como los ejes del lenguaje. El eje sintagmático de la combinación o la contigüidad y el paradigmático de la selección o sustitución.
Es en Instancia de la letra o la razón después de Freud, el ya aludido trabajo del año 1957, una presentación a los estudiantes de filosofía, donde Lacan expresa que es toda la estructura del lenguaje lo que la experiencia psicoanalítica descubre en el inconsciente. Y allí señala para qué le sirve el estructuralismo: para no tomar el inconsciente como la sede de los instintos. O sea, le sirve para desustancializar el inconsciente, vacía el inconsciente como la sede de los instintos en que lo habían convertido los posfreudianos. La letra será material pero no sustancia. Aquí no puede dejar de recordarse a L. Strauss en su texto sobre la eficacia  simbólica donde expresa: “el inconsciente; por el contrario siempre está vacío o para decirlo con más exactitud es tan ajeno a las imágenes como el estómago lo es a los alimentos que lo atraviesan. Órgano de una función específica, se limita a imponer leyes estructurales, en las que se agota su realidad, a elementos inarticulados que provienen de otra parte: pulsiones, emociones representaciones.

He mencionado entonces dos cuestiones fundamentales: desustancializa el inconsciente y considera la vertiente simbólica de la función paterna (esto con la consideración de que el lenguaje preexiste al sujeto). Y a estos dos temas hay que agregar la letra, que a diferencia del significante no se permuta. Para este trabajo Lacan agrega al estructuralismo de L. Strauss el de Jakobson
Sitúa en ese trabajo la metonimia como la relación de contigüidad de un significante con otro significante que es congruente con el mantenimiento de la barra:


Y por otro lado la metáfora que implica la sustitución de un término por otro que es congruente con el atravesamiento de la barra:


Que el síntoma sea una metáfora implica que el síntoma está en el lugar de otra cosa (como se ve cuando hablamos de la perla de rocío). En Freud está en el lugar del deseo reprimido, Isabel de R. Esto lo había destacado en FyCLP Lacan, donde usa la frase que es lo más parecido al aforismo, al afirmar que para admitir un síntoma en la psicopatología, Freud exige el mínimo de sobredeterminación que constituye un doble sentido, símbolo de un conflicto difunto más allá de su función en un conflicto presente no menos simbólico; lo que lo lleva a concluir que “queda del todo claro que el síntoma se resuelve por entero en un análisis del lenguaje, porque el mismo está estructurado como un lenguaje, porque es lenguaje cuya palabra debe ser librada”. Como ya destaqué, de todas maneras Miller dirá en una charla en Madrid en 1987 que a FyCLP le faltaba una instancia, la instancia de la letra. Retomando aquella expresión de 1981 dirá que considerar el síntoma como un mensaje que tiene un sentido no es suficiente para describir el síntoma analítico. En tanto hay goce en el síntoma hay que tomarlo como letra.

Entonces entender el mecanismo de las metáforas es entender muchas cosas como sostiene Germán García: la elección de objeto por ejemplo, que es metonímica – metafórica; si decimos que un sujeto eligió a su mujer porque tenía los ojos de su madre (conexión metonímica) en tanto esa mujer sustituye a su madre es metáfora, es lo que esta en el lugar de su madre. Pero hay un rasgo metonímico que es el que conecta los dos puntos.

Lo interesante no es tanto saber sobre la metáfora, en tanto que a cualquiera que cuente un síntoma se le puede decir ya sé, eso es la metáfora de un deseo reprimido. Cuando Freud habla de formación de personas mixtas en los sueños (por ejemplo un padre es sustituido por un tío en un sueño) dice que saber que este padre es sustituido por el tío no sirve de mucho. Hay que buscar la x común, es decir que el sujeto diga que ese tío es tan cruel como su padre, que es tan mujeriego como el padre, o tan estudioso como el padre. Entonces uno puede darse cuenta que el deseo, la conexión metonímica está en el puente que ha permitido la sustitución metafórica.

De modo que analíticamente, si aceptamos que el síntoma es una metáfora, lo que hay que escuchar o entender, es de qué metonimia es metáfora el síntoma.
Finalmente, retomando la posición de Milner, respecto al aforismo está el tema señalado por el lingüista en su libro de reportaje con Luccelli y Fajnwaks en cuanto al planteo galileano de Lacan en ese uso del aforismo, donde importa más que el número la letra. El alude a dos textos allí, el amor por la lengua y la obra clara. A él le interesa que cuando Galileo dice que el libro de la naturaleza está escrito en caracteres matemáticos, allí lo importante, según él, separándose de Koyré es la palabra letras, no las matemáticas como en Koyré (es lo que se encuentra en Jakobson y también en Levi – Strauss y aunque no de manera explícita también en FyCLP. Eso permite abandonar la vieja dicotomía naturaleza (physei) cultura (thesei). Que todo está en la naturaleza o es fruto de represiones culturales.
Decir que el inconsciente está estructurado como un lenguaje significa que ya no tenemos que preguntarnos si el inconsciente pertenece a la naturaleza (physei) o si es el resultado de las represiones culturales.

Para finalizar, otra alusión al ultimísimo Lacan, pues parece inevitable la referencia a eso someramente ya que, curiosamente, en ese lugar donde Roudinesco encontraba el decir el inconsciente estructurado como un lenguaje, en el seminario Aún; en la última clase del mismo seminario, como destaca Miller, allí donde supuestamente comienza el ultimísimo Lacan se termina con ese aforismo porque finaliza la preponderancia del lenguaje. Ahora se trata de la lengua, del saber hacer dice Lacan. Miller pone el lenguaje y la lengua primero y luego la lengua y el lenguaje. Otra cosa interesante en ese seminario en el cual Miller sitúa el comienzo de la última enseñanza de Lacan, se encuentra en esa clase 2 de homenaje a Jakobson; Lacan expresa que la diferencia entre el significante y la palabra es que el primero no se encuentra en el diccionario, a diferencia de la palabra. Y si se consulta con el dr. Google, efectivamente encontraran que no aparece ese término en el diccionario. O sea que el aforismo finaliza a costa de la lengua. Algo se podía perfilar ya en aquella charla en Baltimore, cuando ya había señalado Lacan que el inconsciente es Baltimore al amanecer.

De todas maneras el aforismo, entiendo, comienza a desplazarse, como afirma Germán García, cuando Lacan comienza a constatar que no se trata tanto de la lógica interna de un lenguaje como del cuerpo afectado por el lenguaje. Deja de interesarse por el desciframiento para interesarse por lo real (trauma). Pero eso será motivo de otra clase.



*Clase del 13 de noviembre de 2014 en el seminario “Lecturas de Jacques Lacan. Resonancias y hallazgos”, Fundación René Descartes de Buenos Aires.