Encuentro Latinoamericano de Autores de Microficción - Ana M. Paruolo






Encuentro Latinoamericano de Autores de Microficción en el
Centro Descartes


El  9 de mayo  se realizó el Encuentro Latinoamericano de Autores de Microficción en el Centro Descartes, con la presencia de destacados escritores y la afluencia de público a salón lleno.  El sitio era el adecuado, no demasiado grande y sí muy acogedor, los participantes se mostraron desde su escritura y tanto ellos como los asistentes se deleitaron con esa celebración.
La jornada fue exitosa, se realizó un carrusel de lecturas en el que se pudo apreciar la singularidad de cada autor y las destrezas y estrategias literarias desplegadas en textos breves y en algunos casos brevísimos.
Los escritores, pertenecen a diferentes campos profesionales y se vinculan a través de Jornadas y Congresos sobre el género, revistas digitales, redes y blogs.   El encuentro se dividió en cuatro mesas en las que participaron de México: René Avilés Fabila, de Colombia: Guillermo Bustamante Zamudio, de Argentina: Julio Estefan y Norah Scarpa Filsinger (Tucumán), Eduardo Gotthelf (Neuquén), David Slodky (Salta), Giselle Aronson, Sandra Bianchi, Raúl Brasca, Martín Gardella, Laura Nicastro, Juan José Panno, Ana Paruolo, Roberto Perinelli,  Juan Romagnoli, Ana María Shua y Fabián Vique (Buenos Aires)
La microficción género que para algunos es nuevo y para otros  no, ha tenido un auge notable en Latinoamérica durante el siglo XX,  tal vez porque permite ser leído en poco tiempo o porque opera como una provocación.  Con la ironía como herramienta, la brevedad como estrategia, el final abrupto, entre otros recursos, es un desafío tanto para quien lo escribe como para quien lo lee.
En nuestra lengua ha sido cultivado por distintos autores  tanto latinoamericanos como españoles, escritores como José Emilio Pacheco, Gabriel García Márquez, Salvador Elizondo, Augusto Monterroso han dejado su impronta en el género, aunque no se trate de microficcionistas en sentido estricto.  Tal vez el escritor no pueda escapar a su tarea y sea el género quien se apropie del producto de su imaginación y de su trabajo dedicado, exhaustivo y arduo.
A veces encontrar la palabra adecuada lleva mucho tiempo, se deja reposar, decanta y entonces se podría aventurar que lo pequeño, en tanto condensación y corte no es por eso más ligero o fácil al momento de escribir.  
En resumen, ha sido una experiencia muy enriquecedora y esperamos que puedan repetirse eventos similares.  El Centro Descartes está en una microesquina, allí confluyen dos calles y parece el lugar apropiado para un género que tiene cada vez más seguidores y en el que confluyen distintos universos discursivos.
                                                                                        

Ana M. Paruolo
Junio 2014



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