En los últimos años en la
ciudad de Buenos Aires han surgido una cantidad importante de editoriales.
Varias de ellas ya han pasado la treintena de libros publicados y conformaron
sus propias series
René blog les propuso el
clásico formato de encuesta a distintos escritores, críticos y editores. Esta
encuesta consistió en responder dos preguntas:
¿Qué te gustaría
resaltar de nuestra literatura actual?
¿Qué libros de
literatura publicados en este siglo son ineludibles?
Agradecemos a los que
nos hicieron hacer llegar sus respuestas.
La invitación sigue
abierta para aquellos del campo literario que quieran acercarnos sus
respuestas. Les pedimos que nos escriban a la siguiente dirección: descartes@descartes.org.ar
Responden
en esta ocasión: Inés Acevedo, Graciela
Avram, Osvaldo Baigorria, Javier Berdichesky, Ariel Bermani, Christian Broemmel, Felix Bruzzone, Pablo
Farrés, Esteban Feune de Colombi, Ariel Idez, Juan Laxagueborde, Luciano Lutereau, Juan José Mendoza, Natalia
Moret, Matías Pailos, Cecilia Palmeiro, Nicolás Hochman, Luciana Ravazzani, Sebastián Robles, Natalia Romero, Hernán
Ronsino, Carolina
Sborovsky, Damián Selci, Juan Terranova, Juan José
Becerra y Aurora Venturini
Inés Acevedo
1) De la literatura actual no me gustaría
resaltar un libro en particular sino una forma, la forma del blog. No es que el
libro sea menos importante que en el siglo pasado, todo lo contrario, creo que
la gente seguirá leyendo libros, es una tecnología que ha sobrevolado los
siglos y es fascinante que aún hoy siga teniendo tanta importancia… Pero creo
que la forma del blog, aun cuando no sepamos cuánto tiempo existirá o si
seguirá existiendo, es la nueva forma que la novela encontró para seguir
existiendo, le da lugar a la mujer, tiene una forma de público específica, es
experimental y mutante, creo que todo eso la hace algo muy interesante. Desde
lo personal, la novela en forma de libro, nouvelle o como se llame, me parece un
género aburrido y perimido.
2) De literatura argentina publicados en
este siglo (entiendo que estamos hablando del siglo XXI) elijo uno. Para mí es
ineludible los Relatos Reunidos de Hebe Uhart publicados por Alfaguara. Se
trata de la única cuentista que tenemos. Hoy no hay autor vivo que haya escrito
un volumen de cuentos de tanta fuerza y coherencia. Se trata de la obra de toda
su vida, que muestra cuánto talento y sensibilidad hay que tener para poder
escribir una obra de cuentos. Entendiendo la obra como trabajo de toda una
vida.
Inés Acevedo nació en
Tandil, provincia de Buenos Aires, Argentina, en 1983. Estudió Literatura
latinoamericana en la Universidad de Buenos Aires. Publicó el relato breve
Según la flor, (Belleza y Felicidad, 2001) y ha colaborado con diversos textos
en numerosas antologías de jóvenes narradores argentinos. La novela Una idea
genial recibió en 2008 la primera mención del Premio Indio Rico, con un jurado
compuesto por María Moreno, Edgardo Cozarinski y Ricardo Piglia." Actualmente
escribe el blog granpatocriollo.blogspot.com
Graciela Avram
¿Qué te gustaría
resaltar de nuestra literatura actual?
Como psicoanalista me gustaría resaltar el enlace complejo que hay entre
psicoanálisis y literatura. Hay muchos psicoanalistas que son otras cosas, por
suerte. Son discursos que no siempre son muy combinables. El psicoanálisis es
el vacio que se produce sobre los demás discursos existentes, pero a la vez
todos los psicoanalistas provienen de los demás discursos constituidos. Hay
quienes vienen de la psicología, de la psiquiatría, la literatura, la
filosofía, la sociología. La cuestión es: que donde uno es psicoanalista no es
ninguna de las otras cosas. En mis novelas hice literatura con el
psicoanálisis, la operación inversa no es aconsejable. Otra cosa es hacer de
literato en donde se es psicoanalista.
Saludo el surgimiento de las editoriales nuevas, pero la actualidad tiene
una condición: la dificultad de ser examinada en un periodo simultáneo. Uno
comparte cierta idea con Borges que decía que no leía nada que no tuviera menos
de cincuenta años, no sabemos si era porque lo despreciaba o porque no se sentía
en condiciones de poder evaluarlo.
¿Qué libros de
literatura publicados en este siglo son ineludibles?
El siglo XXI es muy reciente. Puedo decir cosas que me han gustado,
aclarando que mi gusto no es medida de nada, es un gusto personal. Entonces,
veo que en la literatura actual convergen y divergen como dos modelos: los
verborrágicos y los ascéticos o minimalistas. Para ser minimalista hay que ser
muy bueno, no es que a uno no le guste lo minimalista. Hay que ser casi un
poeta, hay que poder extraer las palabras adecuadas a un relato que pretenda
prescindir del lenguaje en su profusión más abusiva. Y del otro lado, de los
verborrágicos, hay que saber usar el lenguaje. De la literatura que todavía
tiene la pretensión de usar el lenguaje, que quiere hacer un uso profuso del
lenguaje –nanina se inscribe en esa tradición- hay muy pocos. El lenguaje hay
que saber usarlo cuando se lo va hacer proliferar. En ese sentido encuentro a los
escritores como María Moreno, Alan Pauls, que me gustan mucho cuando los leo. Pola Oloixarac para
mí también se inscribe en esa tradición.
Graciela Avram es psicoanalista.
Pertenece a la dirección de enseñanza de la Fundación Descartes. Autora de la
trilogía: El destino de las
almas (Atuel 2002), Extravíos
(Atuel 2003), Nada que hacer (Simurg 2005) y de Terapias y terapeutas, el fin del
psicoanálisis no ha tenído lugar (Grama. 2005.)
Osvaldo Baigorria
1) ¿Qué te gustaría resaltar de la literatura
argentina actual? Si limito lo “actual” a una novedad en sentido estricto de
los últimos 12 meses, pienso en: Ezequiel Alemian, “Poemas pobres” (Vox);
Carlos Correas, “Los jóvenes” (Mansalva); Pablo Farrés, “Literatura argentina”
(Panico el pánico); Charly Gradin, “Spam”” (Stanton); Ariel Idez, “La última de
César Aira” (Pánico el pánico); Pablo Katchadjian, “Gracias” (Blatt y
Ríos);Fernanda Laguna, “Control o no control” (Mansalva); Alejandro Modarelli,
“Rosa prepucio” (Mansalva); Pola Oloixarac, "Las teorías salvajes" (Entropía); Ramiro Quintana, “Los trabajadores del frío” (Acento
impar); Alejandro Rubio, “Wachiturros” (Spiral Jetty)
2) Qué libros de literatura publicados en
este siglo son ineludibles? En este siglo quedan pocas cosas más evitables que
un libro de literatura. Así que en vez de una aserción fuerte como
"ineludible" prefiero recomendar una lista de lecturas posibles sin
distinción de género: César Aira, “La villa”; Mario Bellatin, “Los fantasmas
del masajista”; Sergio Bizzio, “Te desafío a correr como un idiota por el
jardín”; Arturo Carrera, “Potlatch”; Sergio Chejfec, “Boca de lobo” ; Marosa di
Giorgio, “Los papeles salvajes”; Fogwill, “En otro orden de cosas”; Martin
Gambarotta, “Punctum”; Tamara Kamenszain, “El eco de mi madre”; Héctor
Libertella, “La arquitectura del fantasma. Una autobiografía”; Josefina Ludmer,
“Aquí América Latina”; Mario Levrero, “La novela luminosa”; Cormac Mc Carthy, “The
Road”; María Moreno, “Teoria de la noche”; Chuck Palahniuk, “Choke”; Pablo
Pérez, “El mendigo chupapijas”; Néstor Perlongher, “Un barroco de trinchera”;
Ricardo Strafacce, “Osvaldo Lamborghini. Una biografía”; Damián Tavarobsky,
“Literatura de izquierda”; Vila-Matas, “Bartleby y compañía”; Manuel Vilas,
“España”.
Osvaldo Baigorria ha publicado los
siguientes libros: Un barroco de trinchera. Cartas de Perlongher, Correrías
de un infiel, En Pampa y la vía. Crotos, linyeras y trashumantes, Llévatela
amigo por el bien de los tres, El amor libre. Eros y Anarquia, Bataille
y el erotismo, Con el sudor de tu frente y numerosos artículos en
diarios y revistas.
Javier Berdichesky
1) En muchos aspectos, la literatura nacional
atraviesa un muy buen momento. Si bien sus figuras vivas excluyentes -a la
cabeza Abelardo Castillo, Hebe Uhart, Ricardo Piglia y César Aira- hace tiempo
que superaron la mediana edad, en los últimos años han aparecido otras voces
que, en su conjunto, muestran pluralidad y vastedad. Naturalmente, esas nuevas
voces no alcanzan la dimensión de un Borges, Cortázar, Sábato, o Silvina Ocampo
y Alejandra Pizarnik, pero continúan una tradición con producciones de alto nivel,
como lo son Rabia (Interzona Editora, 2004) de Sergio Bizzio; Bajo este sol
tremendo (Anagrama, 2008) de Carlos Busqued; y Opendoor (Editorial Entropía,
2006), por citar tan solo tres ejemplos.
En el plano editorial, es importante señalar la
aparición y el funcionamiento de varias editoriales independientes (Eterna
Cadencia, Mar dulce, La bestia equilátera -aunque esta última aún no publica a
autores nacionales-, Entropía,…) que renuevan el panorama y dan nuevas opciones
a autores y a lectores.
Paralelamente, también noto una cierta banalización
de la cultura, en concordancia con el panorama que se vive en los medios
masivos de comunicación. Ciertas secciones de los suplementos literarios son
una clara muestra de esta tendencia. Los escritores que me interesan suelen
moverse fuera de esos esquemas, o encuentran la manera de hacer que jueguen a
su favor, sin que el intercambio los desvirtúe. En ese difícil arte, Fogwill
era un maestro. Por lo demás, otros directamente ni participan (o lo hacen en
cuentagotas) y simplemente escriben sobre lo que les interesa dando lugar a una
obra singular y viviendo con absoluta independencia de los prejuicios de la
moda, el periodismo, y el caprichoso mundo académico.
2) En un siglo aún joven, destaco Plataforma (editorial
Anagrama, 2002) de Michel Houellebecq; La grande (Editorial Seix Barral, 2005)
de Juan José Saer, y La novela luminosa (Editorial Mondadori, 2005) de Mario
Levrero.
Javier Berdichesky nació en Buenos Aires en
1970. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación. En 1988 un relato suyo fue
premiado por la Alianza Francesa y en 2009 por la Fundación Victoria Ocampo. En
2000 recibió el Premio Nacional de novela para autores menores de 35 años
(jurado: Roberto Raschella, Marcelo Birmajer y Fogwill), por su novela
‘Contando Armas’ editada por Interzona Editora en 2005.
Ariel Bermani
1)¿Qué te gustaría resaltar de nuestra
literatura actual? Las diferencias. Me gustan mucho estas dos últimas décadas
porque conviven en nuestra literatura propuestas muy distintas. Desde
Gambarotta hasta Mattoni, desde Casas hasta Oyola, Mairal, Schweblin, se fueron
diferenciando cada vez más los modos de pensar la ficción. También quiero
resaltar como algo muy positivo el surgimiento de pequeño sellos editoriales.
Hay cada vez más sellos, y eso colabora en la variedad.
2)¿Qué libros de literatura publicados
en este siglo son ineludibles? Supongo que seguimos con la literatura
argentina. En los últimos años se publicaron unos cuantos libros que me parecen
interesantes. Entre ellos, y seguro que me voy a olvidar de muchos, señalaría
especialmente: "El núcleo del disturbio", de Samantha Schweblin;
"Cuando lo peor haya pasado", de Pablo Ramos; "El año del
desierto", de Pedro Mairal; "La demora", de Carlos Battilana;
"Punctum", de Martín Gambarotta; "La máquina de hacer
paraguayitos", de Cucurto y otros 20 libros de los 80 que ahora me olvido.
Ariel Bermani publicó
las novelas: Leer y escribir, Buenos Aires, Interzona, 2006 (Segunda Mención en
el Premio Clarín de novela 2003; traducida al hebreo y publicada en Israel en
2009 por la editorial Carmel); Veneno, Buenos Aires, Emecé, 2006 (Premio Emecé
de ese año) y El amor es la más barata de las religiones, HUM, Montevideo,
2009. También el libro de crónicas Inochi wa takara (La vida es un tesoro).
Quinteros japoneses en Florencio Varela, Córdoba, Postales Japonesas, 2010. Y
el libro de relatos Ciertas chicas, Buenos Aires, Conejos, 2011.
Christian Broemmel
1)¿Qué te gustaría resaltar de nuestra
literatura actual? De nuestra literatura actual me gustaría resaltar la
efervescencia y variedad de búsquedas que se manifiestan en las publicaciones
de algunas editoriales independientes como Pánico el pánico, por ejemplo.
2)¿Qué libros de literatura publicados
en este siglo son ineludibles? No creo que haya ningún libro ineludible
publicado aún en lo que va de este siglo, ningún cambio formal trascendente,
ninguna piedra fundamental de un nuevo tipo de edificio literario. Por supuesto
el tiempo, la crítica y las militancias literarias dirán, desdecirán y volverán
a decir.
Christian Broemmel
nació en julio de 1972. Participó de la antología El amor y otros cuentos (Ed.
Ramdom House Mondadori, 2011). Luz negra es su primer libro publicado.
Felix Bruzzone
1) Destaco la movida que arma Matías
Reck y la gente de “La libre”, y me gusta mucho lo que hace Sagrado Sebakis,
quien en su biografía afirma haber reencarnado por cuarta vez en 2003, lo cual
echa por tierra toda la cuestión de los hijos, los padres y los abuelos de la
literatura.
2) Gordo, de Sagrado Sebakis; Una misma
noche, de Leopoldo Brizuela; Literatura y otros cuentos, de Martín Rejtman; Varadero
y habana maravillosa, de Hernán Vanoli; y muchos otros más.
Felix Bruzzone junto con
Hernán Vanoli, Sonia Budassi y Violeta Gorodischer fundan la Editorial
Tamarisco. Publican la antología “Hojas de tamarisco”, que incluye “Otras fotos de
mamá”, de Bruzzone. En 2007 se publican sus cuentos “Barrefondo” (en la antología En celo) y “Fumar bajo el agua” (en Buenos
Aires/ Escala 1:1). Su novela Los topos, publicada
por Mondadori y el libro de cuentos 76 (Premio Anna Seghers
2010), por
Editorial Tamarisco salen en el año 2008. Y publica en Buenos
Aires, por la editorial Mondadori, la novela Barrefondo.
Pablo Farrés
Cuestiones a
resaltar:
A) Su corrimiento del
centro de la escena cultural, pareciera facilitarle a la literatura visibilizar
su propia fuga. De fondo, la cultura siempre funcionó como una máquina de
captura de ese lenguaje raro que no alcanza ni pretende el estatuto de saber.
En este sentido, lo que permanecía como subsuelo del buen decir literario,
aparece para arruinarlo. De ahí, la monstruosidad de nuestro canon
(monstruosidad en función del carácter de oxímoron del canon que constituyen):
Lamborghini, Copi, Aira, Libertella, y algunos etcétera.
B) Cierta obstinación
a encadenar la literatura con la memoria y caer una y otra vez en la tentación
fácil de la pertenencia cultural y el buen sentido. Contra esto, Bruzzone
escribió un libro paradigmático: “Los topos” como la aparición de la memoria
gozosa, aquella que no hace la lírica de la identidad sino que se regodea con
sus propios desplazamientos, superposiciones, y otros enchastres.
C) La domesticación
de nuestra pasión por los agujeros, pareciera impulsarnos a pensar la
literatura en términos de generaciones. Hoy, el género literario por excelencia
es de la pertenecía generacional, lo que se traduce en costumbrismo y realismo
populista. La necesidad de explicarnos el agujero materno (política y socialmente)
hace de nuestra literatura edipizada una suma de cuentitos neuróticos.
Igualmente esto pone en juego algunas cuestiones interesantes: en principio la
exigencia de pensar una ontología de los agujeros y del lenguaje agujereado
(los agujeros sólo existen en el lenguaje), luego, también, profundizar cuál es
el desmadre por el que una generación se hace posible.
D) La ruina de las
lógicas vanguardistas nos permiten respirar un poco de aire puro. No hay
institución de referencia que organice las literaturas que hoy se hacen. Eso
descoloca toda voluntad de ruptura, pero facilita ciertos modos horizontales de
circulación, ciertas lateralidades festivas, ciertos encuentros
desjerarquizados. No se trata entonces de ninguna ruptura sino de libertad y
fuga (la que se lleva el mundo consigo en su propia huida).
Libros ineludibles:
Osvaldo Lamborghini: una biografía, de Ricardo Strafacce; Plop, de Rafael
Pinedo; Los topos, de Félix Bruzzone; La última de César Aira, de Ariel Idez.
Pablo Farres nació en
1974. Publicó las novelas El punto Idiota (2011) y Literatura
Argentina (Mayo de 2012), ambos por medio de la editorial Pánico el pánico.
Esteban Feune de Colombi
1)¿Qué te gustaría resaltar de nuestra
literatura actual? La pregunta me toma desprevenido porque no leo mucha
literatura “actual”. Sin embargo, me gustaría resaltar algo que no sé si está
pasando, pero, en caso de que no esté pasando, me gustaría que pase: me
encantaría que la literatura sea mucho más que lo que en apariencia contiene –y
enjaula– su nombre. En una época en la que supuestamente nadie lee, en la que
supuestamente muchos escriben y en la que supuestamente todo está dado para la
intrepidez y el riesgo, bogaría (mi forma de bogar es arcaica, como buen
morabito: en silencio y desde una hoja de papel) por una literatura que se
salga de las casillas, que no se preocupe por ser llamada como tal y que se
parezca, sin pudor, a otra cosa. Algo así me producen los libritos de la
narradora suiza Fleur Jaeggy o del poeta mexicano Gerardo Deniz, por ejemplo.
Podría enarbolar una pequeña defensa a favor de esos autores, pero temo entrar
en complejas y aburridísimas disquisiciones.
2)¿Qué libros de literatura publicados
en este siglo son ineludibles? ¡Ahora
me siento todavía más desprovisto de autoridad para responder! Me gustan los
libros que justamente se pueden eludir y luego encontrar, esquivar y
reencontrar, gambetear y enfrentar. Pienso en Erdera, de Gerardo Deniz, un librazo que tiene un pie en este
siglo, pero varios dedos en el siglo pasado puesto que se trata de una
recopilación de la obra del poeta hasta 2005. Me vinieron a la mente, también, Conquista de lo inútil (un espléndido y
enclenque diario de rodaje de Werner Herzog), La novela luminosa (el fabuloso mamotreto del uruguayo Mario
Levrero), Borges (el entretenidísimo
reality show que le dedicó Bioy a su mejor amigo), Relatos autobiográficos (el magma literario del gran Thomas
Bernhard en un solo tomo), Obra completa
(la insoslayable tarea poética de Arnaldo Calveyra durante medio siglo tejiendo
desde París un castellano precioso y preciso) y El silencio del cuerpo (una pepita secreta que desempolvó la
editorial española Acantilado).
Esteban Feune de Colombi: Nací en Argentina en 1980. Soy poeta, actor y
fotógrafo. Cursé Ciencias Políticas y Letras, estudié teatro en el taller de
Agustín Alezzo y obtuve el título de periodista en TEA. Fui intérprete de
francés e inglés en la sede de la ONU, en Ginebra, y redactor del diario Le Figaro, en París. Trabajé como jefe
de redacción de la revista G7 durante
cuatro años y desde fines de 2008 soy el director editorial de Galera Intelectual & Frívola, una
publicación mensual que escribo, corrijo y edito. Publiqué los poemarios Pasante (edición de autor, 2000) y Lugares que no (Huesos de Jibia, 2010);
mi autobiografía No recuerdo integra
desde 2011 el catálogo de la editorial Pánico el Pánico. Protagonicé Entrevistas breves con escritores repulsivos,
obra de teatro basada en un libro de David Foster Wallace y dirigida por Marc
Caellas, y Por el camino, película
premiada en varios festivales internacionales, en una de cuyas giras por Brasil
presenté Americanizado, mi primera
muestra de fotos, seguida por la reciente F***
Me I’m Famous!, inaugurada en Buenos Aires, en la galería Holz. Mi
maxikiosco se puede visitar en www.tatucho.com.
Ariel Idez
1) De la literatura actual quisiera
destacar la conformación de redes de producción, circulación, intercambio y
sociabilización en torno a la literatura. Entiendo que se diferencian de los
grupos tradicionales (lo que Raymond Williams llamaría "formaciones
culturales") en el sentido de que no están nucleadas alrededor de un
programa, causa o insignia estética sino que conforman un entramado amplio que
abarca distintos abordajes estéticos y formas de producir y leer literatura.
Creo que de estas redes de intercambio podría surgir algo novedoso en la
literatura, en el pasaje de una práctica inherentemente individual a una labor
colectiva y cooperativa.
2) Bueno, podríamos reducir la
grandilocuencia de la pregunta si observamos que los libros de este siglo son
equiparables a los libros de esta década. Ahí va una lista tentativa: "El arbol
de Saussure", de Héctor Libertella (2000, Adriana Hidalgo), "Osvaldo
Lamborghini, una biografía", de Ricardo Strafacce (Mansalva, 2008)
"Sol artificial", de J.P. Zooey (Paradiso, 2009) "Niño
cacharro", de Mauro Lo Coco (Zindo y Gafuri, 2010) y "Poesía
spam" de Charly Gradin (Stanton, 2011). Aunque no sea un libro local sino
una traducción, también quisiera mencionar "Un país mental: 100 poemas
chinos contemporáneos", selección y prólogo de Miguel Ángel Petrecca (Gog
y magog, 2011), que me parece la mayor hazaña literaria en lo que va del siglo.
Ariel Idez es
escritor, periodista y docente. Publicó el libro de cuentos No vas a ser
astronauta (Pánico el pánico, 2010) el ensayo Literal, la vanguardia intrigante
(Prometeo, 2010) y la novela La última de César Aira (Pánico el pánico, 2012).
Juan Laxagueborde
1) La literatura argentina de esta época
que más me gusta es la que trata de contar las paradojas del tiempo cultural y
político con una lengua que pueda serle fiel y que a la vez incentive a plasmar
imaginarios nuevos. Esto lo noto en autores como Pablo Katchdajkian, Carlos
Busqued, María Pía López, Florencia Minici, Sergio Raimondi, Alejandro Rubio.
2) Si aceptáramos lo arbitrario de pensar la literatura por siglos, yo
nombraría 3 libros centrales, claves: "Diario", de Alejandro Rubio;
"Osvaldo Lamborghini, una biografía", de Ricardo Straface; "Borges", de
Bioy Casares.
Juan Laxagueborde
nació en Buenos Aires en 1984. Es docente universitario y miembro de la revista
MANCILLA. En 2011 publicó "Las escalas" ed. Pánico el Pánico.
Luciano Lutereau
1) De la literatura actual creo que cabe
destacar la trascendencia del libro como objeto privilegiado para motivar la
experiencia literaria. Una editorial como Clase Turista es un claro ejemplo de
esto. Se puede escribir en cualquier lado, de distintas maneras, etc. Por lo
tanto, esta situación reformula una pregunta capital (o, mejor dicho, le quita
toda intención empírica o descriptiva): ¿qué distingue a la experiencia
literaria de otras experiencias del arte? Porque también hay muchos artistas
visuales que trabajan con las "letras". En el siglo XXI un escritor
no necesariamente escribe libros (y, de hecho, muchos libros nacieron de blogs,
redes sociales, etc.). Esta cuestión no implica un desdibujamiento de la
experiencia literaria, sino la eliminación de su soporte material canónico. Si
vale la comparación, actualmente está pasando en la literatura lo que pasó hace
más de 60 años en las artes visuales con el nacimiento del arte conceptual.
Esta analogía, que es sólo una aproximación, demuestra que todavía debemos
interrogar qué es la experiencia literaria en su especificidad.
2) Este siglo es muy breve, comenzó hace
2 años, en el 2010, con la publicación del primer libro de literatura argentina
que no puede dejar de ser leído (en este siglo XXI): "El punto
idiota" de Pablo Farrés. Porque este siglo no empezó en el 2000, ya que
los 90 duraron hasta el 2010, como lo demuestra la antología
"Monstruos" que hizo Arturo Carrera para FCE, al menos en poesía; y
en narrativa estamos en una especie de época post-aira, agonizante, que recién
ahora empieza a aflojar según dos vías: un regreso de la crónica (que es un
poco narci-cínica para mi gusto) y una reformulación de la experiencia
literaria, como la que ofrece Farrés. Su segunda novela "Literatura
argentina" es lo mejor que se escribió en los últimos años.
Luciano Lutereau,
psicoanalista, escritor y editor de Pánico el pánico. Autor del ensayo Lacan y
el Barroco. Hacia una estética de la mirada (2009) y las novelas Los santos
varones (2010), Perezosa y tonta (2011) y Escribir en Canadá (2012).
Juan José Mendoza
1)¿Qué te gustaría resaltar de nuestra
literatura actual?
Porque la literatura nunca se realiza, contra la
idea de una «literatura actual» me gustaría resaltar «la fuerza poética» de una
«literatura inactual». Pero no solamente «inactual» entendida como un bucle
replegado sobre la historia, sino también «inactual» porque todavía pertenece
al futuro. Hay en esa literatura por
venir usos desviados de las tecnologías y vanguardistas experimentales,
algo de bohemia cibernética, un poco de afterpunk y también un «nuevo
conceptualismo».
Por fuera de eso que quizá es más nuevo, un poco más
atrás rescataría la fuerza poética que hizo posible formas de edición como la
de Eloísa Cartonera, hoy replicada por toda América Latina y otros países del
mundo: África, Asia, Europa. Eloísa Cartonera venía de experiencias anteriores,
como la de la poesía de los 90, que a su vez venía de experiencias como la de
las vanguardias de los años 60 y 70. Pero Eloísa Cartonera, por el Efecto2001,
por el carácter neogauchesco y «fuera de la ley» del fenómeno cartonero en sus
inicios y por el carácter cooperativo del proyecto, etc., terminó siendo un
«acontecimiento literario» argentino que se propagó. Ese carácter perfomativo
de la palabra, que hace que alguien entre cuatro paredes y en la soledad más
absoluta escriba un texto que después pueda circular entre tapas de cartón o en
una lectura en un bar: si la escritura tiene algún sentido quizá debe estar en
esas pequeñas cosas. Grandes cosas que no por casualidad terminan generando un
efecto desproporcionado comparado con lo que materialmente simulan ser. De esas
formas experimentales de la edición son también acontecimientos editoriales
como Spiral Jetty, la Imprenta Argentina de Poesía y muchas otras perdidas en
todos los rincones donde un poeta trasnocha. Son editoriales independientes, y
sólo están subsidiadas por la fibra poética de sus textos. Y los textos que
allí se editan, difíciles de asimilar, están impulsados por la fuerza poética
de los discursos residuales. Todos juntos arman algo así como los restos de la
literatura. O los escombros mentales con los que se fabrica el futuro.
2)¿Qué libros de literatura publicados en este siglo son ineludibles?
Por suerte ya no hay caminos únicos. Tal vez sea por
eso que podemos eludir muchos libros ineludibles sin problemas. Y edificar
nuestros pequeños caminos alternativos muy tranquilamente. En mi camino
alternativo están los libros de poesía de Ezequiel Alemian, hay un ejemplar de Spam de Charly Gradin y un ejemplar de Tres vidas secretas de Reinaldo Laddaga.
Juan José Mendoza es autor de los libros El canon digital_ (2011), Escrituras past_ (2011) y curador de la
edición facsimilar de la revista Literal
(Biblioteca Nacional, 2011). Y de las nouvelles Sin Título. Técnica Mixta (2012) y Lake Vanda (2012)
Natalia Moret
1)¿Qué te gustaría resaltar de nuestra
literatura actual? Cuando empecé a "meterme" en el mundillo
literario, a principios de los años 2000, yo creía -igual que ahora- que la
literatura se trataba básicamente de contar una buena historia, y que sin ese
cimiento no era posible construir nada perdurable. Pero cada vez que lo decía
en alguna conversación con otros escritores siempre era mirada con
desconfianza, como si contar una historia fuera una preocupación del escritor
mediocre. Las historias, lamentablemente, habían caído en descrédito; había que
ser "conceptual", "experimental", "vanguardista"
y otra serie de palabras que siempre me resultaron vacías, una excusa para
justificar la falta de trabajo, de ideas y de talento. Creo que en la
actualidad eso está cambiando, que hay una vuelta al arte de crear personajes,
de ponerles un conflicto, de contar algo que interese a un par de personas más
que a diez o quince entusiastas de la facultad de filosofía y letras. Festejo
esta vuelta a las historias, porque festejo el viejo arte de la ficción:
imaginar vidas posibles mucho más interesantes que la vida propia, construirlas
metódicamente, y escribirlas lo mejor posible.
2)¿Qué libros de literatura publicados
en este siglo son ineludibles? Cualquier enumeración va a ser incompleta,
trillada o injusta, así que sortearé el obstáculo diciendo que los libros
ineludibles de la literatura no se escribieron en este siglo. Los escribió
todos William Shakespeare hace más de 400 años.
Natalia Moret es socióloga, escritora
y guionista. Publicó la novela "Un publicista en apuros" (Mondadori,
2012) y cuentos en Nuevas narrativas (Sudamericana, 2006), En celo (Mondadori,
2007), Buenos Aires Escala 1:1 (2008), Autogol (2009), Sólo cuento (2011) y
Outsider (2011).
Matías Pailos
1) Los dos de Ariel
Idez: "No vas a ser astronauta" y "La última de César
Aira". El primero incluye "Carne", probablemente el mejor cuento
acerca de la creación argentina (porque, a pesar de la falacia, es, por un
lado, el mejor cuento acerca de la creación artística que se haya escrito -y no
solo 'últimamente'-, y, por el otro, es lo mejor que puede leerse sobre esa
entidad escurridiza llamada 'ser nacional'.) El segundo ajusta cuentas, se
apropia y deja atrás (todo en la misma toma de judo) al escritor que separa las
aguas del canon literario actual. Después: Sebastián Robles (un sentimental),
Gonzalo Garcés (otro sentimental, aunque se crea un hombre duro) y Mariano
Abrevaya Dios (un duro que no está para pavadas). Ya que estamos, lean "Musulmanes",
de Mariano Dorr, y entiendan de una vez que es eso de la cocaína.
2) Ver respuesta (1)
+ "El Pasado", de Alan Pauls +"Chicos", de Sergio Bizzio,
que ojalá haya sido escrito en este siglo -y si no, no importa. En el ámbito
internacional, Bolaño, qué duda cabe. "2666" funda no sé qué, pero es
tan bueno que no puede evitarlo. Y después, David Foster Wallace. No habrá otro
igual, no habrá ninguno. Para que les quede claro que ser inteligente siempre
es una ventaja.
Matías Pailos nació
en 1976 en Buenos Aires, Argentina. Publicó la colección de cuentos “El amor
nos va a separar” (editorial Pánico el Pánico, 2010) y la novela “Cómo no
pensar en mí” (editorial Pánico el Pánico, colección Potlach, 2011). Desde
fines de 2005 administra junto a Ariel Idez el blog matetuerto.blogspot.com.
Desde enero de 2011 conduce, junto a Facundo García Valverde, Sebastián Robles
y Ariel Idez, el programa de radio “La Reina de Marte” (los martes a las 24hs,
por www.ciclopradio.com.ar).
Cecilia Palmeiro
1) De nuestra literatura actual me
interesa sobre todo su vitalismo, su espontaneidad, y la radicalidad de las
fugas que emprende. También la sensación de que se está construyendo algo
nuevo, donde otros ven la caída de las utopías yo veo una apuesta a la
transformación de la existencia.
2) Mis libros ineludibles del siglo XXI: Dalia
Rosetti. "Durazno reverdeciente", en Me encantaría que gustes de mí
(Mansalva) Cucurto: Cosa de negros (Interzona, 2003) Osvaldo Lamborghini, Una
biografía, de Ricardo Strafacce (Mansalva) Poesía: Mariano Blatt, Hielo locura,
seguido de Increíble (Stanton, 2011)
Cecilia Palmeiro estudio Letras en la
Universidad de Buenos Aires, donde enseño teoría literaria y estudios
culturales. Es doctora en Literatura latinoamericana de la Universidad de
Princeton. Enseño Estudios latinoamericanos contemporáneos en Birkbeck,
Universidad de Londres. Actualmente es becaria postdoctoral de CONICET. Su
libro Desbunde y felicidad. De la cartonera a Perlongher (Titulo, 2011) estudia
la relación entre literatura y política en la Argentina y el Brasil
contemporáneos. Actualmente prepara una edición crítica de la correspondencia
completa de Néstor Perlongher.
Nicolás Hochman
1) ¿Qué te gustaría resaltar de nuestra
literatura actual? Dos cosas, básicamente. Una es la proliferación de nuevos
medios que permiten encontrarse con muchas formas de literatura. Supongo que
Internet contribuyó mucho a que Argentina, un país históricamente rico en
tradiciones literarias y revistas culturales, se fuera adaptando a nuevas
tendencias, necesidades y comodidades de los lectores. Como integrante de dos
revistas (Lamujerdemivida y Casquivana) y un ciclo de lecturas (Alejandría),
encuentro fascinante que existan esos espacios para convocar, transmitir, dar a
conocer, criticar, discutir y disfrutar la literatura. Lo otro que resalto es,
en un sentido muy similar, la enorme variedad de estilos, perspectivas y
utilización de los recursos. Que haya tanto literato dando vueltas a veces es
un problema (para los lectores y para los otros literatos), pero me parece un
problema más que aceptable e interesante para resolver.
2) ¿Qué libros de literatura publicados
en este siglo son ineludibles? Yo creo que todo libro es eludible. No me parece
que haya autores indispensables o necesarios. Sí hay algunos que me resultaron
completamente condicionantes en mi formación como lector y escritor. De lo que
se escribió y publicó en el siglo XXI recomiendo, de manera militante, a tipos
como Marcelo Figueras, que es el Milan Kundera argentino (sobre todo novelas
como La batalla del calentamiento o Aquarium), a Horacio Castellanos Moya,
Roberto Bolaño, Laurent Binnet (con esa rareza que es HHhH), Michelle
Houellebecq, Philippe Claudel, Bernhard Schlink, Nicole Krauss, Albert Sánchez
Piñol, Mark Haddon, Paolo Giordano, Ricardo Coler y Sergio Olguín. Y a Fabio
Morábito, un poeta excepcional. Más eludibles todavía, pero igualmente
recomendables (por lo jóvenes y grandes escritores a la vez), son locales como
Clara Anich, Manuel Crespo y Juan Guinot.
Nicolás Hochman
(Buenos Aires, 1982) es profesor y licenciado en historia por la Universidad de
Mar del Plata, doctorando en ciencias sociales por la UBA y becario de CONICET.
Dirige la revista Casquivana, es consejero editorial de Lamujerdemivida e
integra el Grupo Alejandría.
Luciana Ravazzani
1) Me gustaría resaltar de nuestra
literatura actual la emergencia de editoriales independientes que nos dan la
posibilidad de acceder y conocer nuevas voces, narradores y poetas jóvenes que
no hubiésemos tenido el placer de leer algún tiempo atrás.
2) El primer libro de literatura
publicado en este siglo que considero ineludible es Tener lo que se tiene, la
poesía reunida de Diana Bellessi, editada por Adriana Hidalgo en 2009. Creo que
es una poeta fundamental, su sensibilidad y esa fuerza vital en todo lo que
escribe la convierte en una voz única. Diana Bellessi le canta a la vida animal
pero si la vida animal es en Marosa Di Giorgio del orden del encantamiento que
termina en lo terrorífico, en Diana Bellessi ese encantamiento produce gozo. Diana
Bellessi es con la vida animal pura contemplación, en cambio, cuando se topa
con lo humano, aparecen en su poesía pequeños intercambios, diálogos,
confesiones que oscilan entre el deseo y la inocencia. El segundo libro es Un
país mental – 100 poemas chinos contemporáneos, con selección y traducción de
Miguel Ángel Petrecca, editado por Gog y Magog en 2011. Creo que es ineludible
porque si bien abunda la poesía china antigua de la época de las dinastías, en
nuestro país es escasa la publicación de poetas chinos contemporáneos. Un país
mental posee esa capacidad de observación propiamente oriental que deslumbra. El
tercer libro que creo ineludible es la poesía completa de Joaquín O. Giannuzzi
editada por Sibila en 2009. Pienso que Giannuzzi, al igual que Bellessi, es
también un poeta fundamental. De tono melancólico, su poesía comienza con un
hecho que parece fortuito pero termina por darle una revelación trascendente.
Luciana Ravazzani
nació en Buenos Aires el 31 de mayo de 1981. Es licenciada en psicología.
Publicó El ombligo de las naranjas (Pánico el pánico 2010) e Intenciones de
hablarte (Pánico el pánico 2012).
Sebastian Robles
1)¿Qué te gustaría resaltar de nuestra
literatura actual? Cuando pienso en nuestra literatura actual, pienso en el
mercado editorial independiente, gracias al cual leí a casi todos mis
contemporáneos. Me resulta muy notoria la diferencia entre el panorama
literario que ofrecen las editoriales independientes –rico y variado– y las
grandes editoriales, cuyos nombres, temas y registros se repiten una y otra
vez, como un disco rayado. Se me hace difícil, además, establecer un canon de
escritores influyentes sobre la literatura joven actual. Me parece que esto
varía mucho de un caso a otro, y esto me resulta particularmente interesante.
2)¿Qué libros de literatura publicados en
este siglo son ineludibles? Todo Bolaño, casi todo Ellroy y los últimos cuatro
o cinco de Stephen King, que son el broche de oro de una carrera literaria
admirable. En cuanto a la literatura argentina, los cuentos completos de Hebe
Uhart, "Mi nombre es Rufus" de Juan Terranova y "La última de
César Aira", de Ariel Idez.
Sebastián Robles
nació en Villa Ballester en 1979. Es guionista y productor de radio. Escribió
la novela "Los años felices", publicada por la editorial Pánico el
Pánico en 2011.
Natalia Romero
1)¿Qué
te gustaría resaltar de la literatura actual? De la literatura
actual me gusta que esté al alcance, cerca. Uno de los modos de esta cercanía
excede las páginas del libro, el otro hace al cómo de la escritura. En el
primero, la literatura actual crea espacios de circulación, nuevos lugares
adonde estar con lo literario. Hoy hay cada vez más libros en una afluencia de
editoriales independientes, que publican primeros títulos de autores, re-editan
a los viejos y a aquellos que hoy aportan la identidad al catálogo. Hoy se publica, se edita, se circula. Entre las nuevas
editoriales están las que logran una presencia notable en el circuito (Pánico
el Pánico, Bajo la Luna, Entropía, Eterna Cadencia), y las que se asoman más
lento, pero que no dejan de estar presentes y activas en este nuevo rol
cultural.
El movimiento
literario está como en estado de ebullición. Hay presentaciones de libros,
ciclos de lectura, talleres, charlas, espacios de encuentro. Todos estos
intercambios generan vínculos afectivos, núcleos amistosos. La literatura
actual, se construye desde un trabajo colectivo. Son muchos los que forman
parte de este nuevo cuerpo de la literatura. En una especie de gran engranaje,
cada parte opera en diálogo con la otra: la lectura y la escritura se
comparten, y son el eje de esta transformación. Ya no hay autores consagrados
que permanecen en lejanía, ahora hay escritores que leen y se leen porque
también ejercitan la escucha. Hay espacio para muchos oídos y muchas voces. Hoy
la literatura excede la letra y la página del libro, es más que el objeto, es
todo lo que circunda alrededor.
En su otro modo,
tiene la particularidad de estar diciendo algo
más de lo que dice. La literatura actual sabe
estar en un continuo presente. Hace del tiempo un aliado, retoma del pasado
aquello que retumba como eco, y lo vuelve registro del cotidiano, renovando la
capacidad de la memoria. Hace de la historia su cómplice y en el gesto
de la autorreferencialidad, se
caracteriza por los modos de la autobiografía, las historias cercanas, las
presencias reales. Para la literatura de hoy no hay pasados perdidos ni futuros
inalcanzables, hay solamente presente. Hay juventud. No por la edad de quienes
escriben o participan de ella, sino porque mantiene un aura de novedad
constante. Hoy lo literario se investiga y se
piensa en el momento en que ocurre. Se profundiza entonces la metaliteratura,
se retoman las reflexiones propuestas en el pasado y se hacen de ellas un motor
creativo. La literatura actual, tiene la belleza de
la sencillez enunciativa y en el gesto poético de la limpieza del lenguaje hay
claridad, y entonces cercanía.
2)¿Qué
libros de literatura publicados en este siglo son ineludibles? Es
difícil elegir un libro que sea considerado ineludible en el marco de lo
actual. Me animo a nombrar uno solo, por su narrativa poética y por ser una
especie de pequeño reservorio de joyas de la historia: “Bellas Artes” de Luis
Sagasti (Eterna Cadencia, 2011)
Natalia Romero nació el 21 de Febrero de 1985 en Bahía Blanca. Es hija
de Silvia y Norberto. Vive en Buenos Aires desde el 2004. Está terminando la carrera de Ciencias de la
Comunicación en la UBA. Publicó poemas en plaquetas, revistas y formó parte de
algunas antologías. Elijo es su
primer libro. Colaboró con reseñas para Leedor.com y revista
Plebella.
Hernán Ronsino
1) La literatura argentina es un cuerpo
complejo, conflictivo que esta en permanente resignificación. Desde hace unos
años están surgiendo voces muy potentes y diversas. En algunos casos,
reflexionan sobre ciertas tradiciones y, en otros, son textos con cierto efecto
rupturista. Creo que es un momento de transición. En donde se cabalga entre lo
supuestamente anacrónico y lo supuestamente novedoso. Por eso mismo, me parece,
las huellas del siglo XX aún siguen operando sobre nuestro campo literario.
2) El último lector, de Piglia. La
grande, de Saer. Puerto apache, de Juan Martini. Boca de lobo, Chejfec. El
director, Gustavo Ferreyra, El origen de la tristeza, de Pablo Ramos. Bajo este
sol tremendo, de Carlos Busqued. Le viste la cara a Dios, de Gabriela Cabezón
Cámara. Qué hacer, de Pablo Katchadjian.
Hernán Ronsino es
sociólogo y escritor. Docente de la Universidad de Buenos Aires y de FLACSO.
Coedita la revista cultural En ciernes/Epistolarias. Tiene publicado un libro
de relatos, premiado por el Fondo Nacional de las Artes, y dos novelas. Ha sido
traducido al francés, italiano y alemán.
Carolina Sborovsky
1) De la literatura contemporánea me
parece importante destacar su rasgo heterogéneo, polifónico, lúdico, que hace
uso de la mezcla de materiales de distinta procedencia, y en especial, ciertas
modificaciones en la producción y circulación de los libros, ya más autogestiva
y participativa. Si antes se delegaba en editores, críticos, académicos u
agentes el poder de avalar o canonizar ciertos libros, hoy esos roles son menos
estancos, y son los propios actores (y sus pares) quienes validan los textos,
muchas veces puestos a prueba en lecturas públicas, o talleres, para luego
publicarse a través de las decenas de sellos independientes que proliferaron
tras la crisis 2001, o en la Web. Esta generación de escritores se involucra y
participa activamente en los modos en que sus textos se leen, circulan, se
distribuyen. Lee más a sus contemporáneos. En síntesis: la literatura argentina
actual –el campo cultural literario (ese “gran drama sin público”, a decir de
un amigo escritor)— se volvió más social, su entonación dejó las mayúsculas y
los sustantivos abstractos para volverse una voz colectiva, socarrona y
consciente de su público. La escena se volvió divertida.
Quizás en este
pasaje, el nuevo tabú sea la formalidad, cierto imperativo por no solemnizarse,
y en esta imposición -algo uniforme y a mi entender característica de la nueva
generación de escritores--aun podamos pedirle (pedirnos, animarnos) a recuperar
las digresiones reflexivas, la criticidad, cierta morosidad lujosa y
ensimismada propia de la literatura como laboratorio de de lenguaje y también
de ideas. Porque tal vez hoy la literatura sea el único (el último) arte slow
2) Libros ineludibles del XXI
· Falsa Calma, María Sonia Cristoff
· El pasado, Alan Pauls
· Las Islas, Carlos Gamerro
· El año del desierto, Pedro Mairal
· Cuentos completos, Fogwill
· Turistas, Hebe Uhart
· Agosto, Romina Paula
· Oda, Fabián Casas
· Pájaros en la boca, Samanta Schweblin
· La hora de los monos, Federico Falco
· Varadero y Habana maravillosa, Hernán Vanoli
· Los domingos son para dormir, Sonia Budazzi
· Los topos, Felix Bruzzone
· Opendoor, Iosi Havilio
· Tener lo que se tiene, Diana Bellesi
· Los temas de peso, Martín Prieto
· Abejas, Alejandro Crotto
· El vino de la casa, Carla Sagulo
· Mark en el espacio, Mariana Suozzo
Carolina Sborovsky
nació en 1979. Trabaja como editora y docente de literatura para diversas
insituciones (CCRRojas, Laboratorio de Guión, Univ. de Avellaneda). También
colabora para distintos medios gráficos. Participó de la antología Nuevos
Narradores (Ed. Sudamericana, 2009), y en 2010 publicó su primera novela, El
bienestar (Ed. El fin de la noche) que puede leerse online http://elfindelanoche.com.ar/archives/1584
Damián Selci
1)¿Qué te gustaría resaltar de nuestra
literatura actual? Lo que me
gustaría resaltar es que precisamos una actualización de la prosa narrativa. La
gran mayoría de lo que se publica está cruzado por la influencia minimalista,
norteamericana, de frase corta, tono neutro, poco adjetivo, léxico escueto,
párrafo chico, sintaxis simple. Con tantos recortes, la afectividad estilística
forzosamente expresa “apatía”, “cinismo”, o indiferencia, cuasiamoralidad,
aburrimiento, solemnidad, anagramismo, aire sentencioso. Algunos hacen bien
esto: Busqued, Falco, Lamberti. Otros lo hacen mal: Terranova, Schweblin,
Bruzzone. Pero fuera de las diferencias, quiero decir que es un modelo agotado…
todos terminan escribiendo parecido.
Después hay algunos
escritores que tratan de subir el tono, pero no se ponen a construir un estilo,
no son coherentes, redactan burlas y sátiras pero con muchos lugares comunes,
adjetivos inertes, comparaciones obvias: no sirve (Schmidt, Oloixarac, Llach).
Y cuando otros hacen la búsqueda, por lo menos la búsqueda (Ronsino, Havilio,
Almada) de una prosa diferente, el problema es que el horizonte de innovación
estilística les queda achatado por la subsistencia del modelo minimalista de
personaje: puesto en otros términos, el tipo psicológico desganado y seco, a
veces con pose superada, que se hace el silencioso, el humildísimo, inclusive
algo tonto (o loco), siempre llevado por la corriente, que no choca contra
nada, no le pasa nada, etc., tiende a
demandar una prosa análoga, y salvo que el autor decida contradecir al extremo
esta precondición, el lenguaje del texto le queda muy encajonado.
Dicharacho cínico y
parquedad abúlica eran tonos entendibles en 1987, 1994, 2000. Se usaron y
mucho. Pero el Consenso de Washington, como dijo Gordon Brown, se terminó…
Diría que faltan personajes nuevos en la literatura argentina actual, raros,
extremistas, incluso idealistas, que ayuden al estilo a movilizarse en una
dirección novedosa. Para mí hay que terminar con la estética del ajuste y
expandir el gasto de palabras, salir de las recetas ortodoxas que pregonan la
austeridad psicológica y animarse a intensificar el coeficiente de voluntad de
los personajes. Si hace falta, incluso romantizarlos, ¿por qué no? Y recobrar
el modernismo; y olvidarse un poco de Raymond Carver. (Por otro lado, si existe
el miedo a que esta inyección de recursos acabe en un despilfarro verborrágico
y estúpido, se puede aplicar el sistema de inspección retórica de la poesía
objetivista, cuestión de moderar la elocuencia y no la imaginación.)
2)¿Qué libros de literatura publicados
en este siglo son ineludibles? Mercado
común (Caballo de Troya, 2006), de la poeta española Mercedes Cebrián. Me
lo recomendó Gabriel Cortiñas y trata sobre el desastre de la comunidad
europea. Copio un poema:
h
Oremos por el Barroco Europeo (que levanten la mano
sus copropietarios), oremos por nuestros pasaportes
a todas luces mejores que los vuestros. Oremos
por lo bueno, para que mejore todavía
más. Aprendí que lo bueno se situaba
arriba, lo malo más abajo: Viena encima
de algo, por ejemplo. Conozco al menos seis
realidades más temibles que ésta. Se curvan todas ellas
hacia abajo, hacia lo posterior
al pasaporte
mira, ese grupo de ancianos ha vivido de cerca
el desembarco
Aquí estamos a salvo, en nuestro territorio
la fuga es solamente una forma
musical. Cuando comience
nos refugiaremos
en el interior de una orquesta sinfónica.
Oraremos entonces por Salzburgo
y por el Clasicismo, por la casita
de Wolfgang Amadeus, por su cama
minúscula y por el clavecín
donde compuso la Pequeña
Serenata Nocturna.
Todo está pavorosamente bien
afinado
aquí. Casi todos somos
excelentes chelistas, nuestras misas
de réquiem son vertiginosas. Que levanten
la mano los propietarios
de Jean Philippe Rameau, los dueños
de Corelli, los beneficiarios
de la obra de Bach.
ahora Alemania nos trata con educación
Oremos para que algo sueco o noruego
nos ocurra, se pose sobre el suelo y haga
brotar una segunda voz.
El sonido, al igual que la carne, es necesario
saber de dónde viene. Oremos
por nuestros países, para que respiren
siempre hacia lo más
alto, para que lo que escupan
nunca parezca sangre.
Damián Selci nació en Buenos Aires en 1983. Es editor de la revista Planta y colabora asiduamente en diversos medios. Canción de la desconfianza es su primera novela.
Juan Terranova
1)¿Qué te gustaría resaltar de nuestra
literatura actual? Para responder esta pregunta escribí una serie de ensayos
sobre los escritores y los libros de mi generación que titulé Los gauchos
irónicos y que saldrá, con suerte, este año. También hay una respuesta en La
masa y la lengua, el libro que hice sobre Internet y literatura. Se puede
descargar gratis de acá http://www.elcec.com.ar/coleccin_ensayo Responder esta
pregunta implicaría transcribir parte de esos libros. Prefiero que lea mi
respuesta de ahí. Lo que sí puedo decir es que estoy obsesionado con el
presente y sus publicaciones.
2)¿Qué libros de literatura publicados
en este siglo son ineludibles? La última de Cesar Aira de Ariel Idez, El
asesino de chanchos de Luciano Lamberti, #Findelperidismo y otras autopsias en
la morgue digital de Nicolás Mavrakis.
Juan
Terranova nació en Buenos Aires a fines de 1975. Publicó las novelas El
Caníbal, El Bailarín de Tango, El pornógrafo, Mi nombre es Rufus, Lejos de
Berlín, Los amigos soviéticos, Hiroshima, El vampiro argentino y las crónicas
La Virgen del Cerro, Peregrinaciones, Diario de Alcalá y Unos días en Córdoba.
También el libro de poemas El Ignorante y un libro de relatos, Música para
rinocerontes. Escribe todos los días en su twitter @juanterranova y a veces en
su blog www.elconejodelasuerte.blogspot.com.
Juan José Becerra
1)¿Qué te gustaría resaltar de nuestra literatura
actual? Cierta desorientación. Por debajo, lo de
siempre: una variedad de fuerzas en tensión (el rango se extiende desde las
conservadoras a las kamikazes), choques silenciosos de obras, diálogos de
sordos, etc. Y ningún centro de gravedad que la estabilice: ningún Borges. En
eso, la literatura argentina actual se inclina saludablemente hacia el
"libertinaje".
2)¿Qué libros de literatura
publicados en este siglo son ineludibles? Decenas: "Borges",
de Adolfo Bioy Casares; "El pasado" y la trilogía de historias
íntimas sobre los '70, de Alan Pauls; "La grande", de Juan José Saer;
los libros "atrasados" de Aurora Venturini; los de César Aira y
Marcelo Cohen; todas las novelas "sentimentales" de Daniel Guebel;
"Mis dos mundos", de Sergio Chejfec; "Museo de la
revolución" y "Bahía Blanca", de Martín Kohan; "El escritor
comido", de Sergio Bizzio; "Ida", de Oliverio Cohelo; "El
desamparo", de Matilde Sánchez; "Una belleza vulgar", de Damián
Tabarovsky; "Piquito de oro", de Gustavo Ferreyra; "Huevo o
cigota", de Esteban López Brusa; las primeras novelas de Carlos Busqued,
Hernán Ronsino, Matías Capelli, Gonzalo Castro, Romina Paula y Carlos Ríos;
"Punctum", de Martín Gambarota; "Oda", de Fabián Casas;
"Breve historia de la literatura argentina", de Martín Prieto;
"Los libros de la guerra", de Fogwill; "Osvaldo Lamborghini -
Una biografìa", de Ricardo Strafacce. Siento que me quedé corto.
Juan José Becerra nació en Junín, Buenos Aires, en
1965. Es autor de los ensayos Grasa (2007), La Vaca. Viaje a
la pampa carnívora (2007) y Patriotas (2009); y de las novelas Santo
(1994), Atlántida (2001), Miles de años (2004) y Toda la
verdad (2010). Sus artículos aparecen con regularidad en publicaciones
argentinas e internacionales. Desde 1996 escribe en la edición latinoamericana
de Les Inrockuptibles.
Aurora Venturini
1) Los espacios de publicidad hay poca
actividad. Casi todos los programas de T.V. son de cosas superficiales, hay
mucha política por cierto. Y después cosas que no son profundas. Por ahí algún
filosofo, por ahí algún escritor… pero no. Tendría que haber más exposición de
gente capacitada, que al menos sepa manejar los verbos, gente que hable bien.
Que exponga pensamientos profundos, fundamentales.
2) Hay muchos escritos que me inspiran, Borís Leonídovich Pasternak
por ejemplo, del siglo XX. El siglo XXI es otro tipo de literatura. Yo tengo mi
literatura con mi propio estilo, y lo mismo pasa con los otros autores. Trato
de ser lo más profunda posible. Por ejemplo en “Las primas” no soy profunda
porque estoy hablando como una infradotada que se salva porque es pintora.
García Marques tiene un tipo de literatura, los latinoamericanos, que yo no
participo. La mía tiende más a la del siglo XX que es profunda, que no resbala sobre
la superficie. Por ejemplo Dostoievski,
como le nombré Pasternak
y Joyce especialmente. Ese tipo de profundidad del que escribe, que interpreta
al lector y que de pronto es él mismo el lector, eso no lo encuentro. Encuentro
una literatura de relato y de relato regional, por cierto que es hermosa.
Aurora Venturini
nació en 1922 en La Plata. Se graduó en Filosofía y Ciencias de la Educación en
la Universidad Nacional de La Plata. Fue asesora en el Instituto de Psicología
y Reeducación del Menor. En 1948 recibe de manos de Jorge Luis Borges el Premio
Iniciación, por El solitario. Formó parte de las Ediciones del Bosque de
La Plata. Estudió psicología en la Universidad de París. Fue
profesora de filosofía en el Escuela Normal Antonio Mentruyt de Banfield. Ha
traducido y escrito trabajos críticos sobre poetas como Isidore Ducasse, Conde
de Lautréamont, François Villon y Arthur Rimbaud, traducciones por las cuales
recibió la condecoración de la Cruz de Hierro otorgada por el gobierno francés.
En 2007 recibió el Premio de Nueva Novela Página/12 por su libro Las primas.
En diciembre de 2010 la edición española de esta obra (Caballo de Troya)
fue votada como el mejor libro en español editado en España durante 2009,
recibiendo el II Premio Otras Voces, Otros Ámbitos.
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