Descartes Nº 6. Invitación - Sofía Ortiz - #FRD30años


          Me llega la propuesta de comentar la Revista Descartes Nº 6 con motivo del 30º aniversario del Proyecto Descartes. No la había leído, está agotada, sí conocía otras. Veo que es de septiembre de 1989…27 años…Me acerco con curiosidad, miro los colores, el tamaño, la forma, la estética un poco típica de la época, veo que el título resaltado es "La Infatuación" y pienso que es un tema que conserva toda su actualidad.
          Me llama la atención que en la página legal, luego de la información acerca del director, el consejo editorial, corresponsales, aparece un apartado que dice “Descartes publicó en sus números anteriores, artículos de los siguientes autores:” Encuentro allí los nombres de conocidos psicoanalistas, escritores, filósofos, críticos literarios y me sorprende que aparezcan también Ernest Jones y Martín Heidegger. Me pregunto si el estar todos juntos los empareja…quizás soy prejuiciosa...tal vez sea un chiste…Calculo que de haber continuado la número 30 iba a ser sólo de "autores que escribieron en números anteriores", y encuentro que ya en la número 7 esa parte no figura y tampoco en las siguientes, sí en alguna anterior.
          Comentar toda la revista sería ahorrar la posibilidad de la experiencia de disfrutarla, por lo cual me quedaré sólo con algunos textos. Vale la pena adelantar que todos, siempre en la perspectiva del psicoanálisis, se van enlazando uno a otro conformando “un clásico”, en tanto eso que sostiene su vigencia.
          El prólogo de Germán García titulado “La deferencia, la decisión” nos recibe como un llamado de atención refiriéndose a la decisión de practicar el psicoanálisis y lo mal que se aviene la deferencia, en tanto simulacro de aceptación del deseo del Otro (puesto que no existe) a esa causa, por llevar a una declinación del deseo.
          Insistiendo sobre esta cuestión en el artículo de Guy Clastres sobre la infatuación se pone el acento en la necesidad del análisis de los analistas. Se pregunta qué pasa con aquellos que justo cuando deberían comenzar un análisis se vuelcan a su práctica. Dirá que “la infatuación es diferente del desconocimiento, que es una forma clínica agravada del desconocimiento del desconocimiento”. Y que no se trata de un síntoma, y así habla de la canallada y plantea el dispositivo del pase como el procedimiento en el que alguien puede dar cuenta de su análisis. Concluye preguntándose si están en ese punto en la Escuela.
          Y si de la práctica se trata, seguirá una serie de artículos referidos  a la ética del psicoanálisis y el estatuto del acto analítico, otro sobre pre-psicosis, también el relato de un caso de histeria masculina y algunas notas sobre la psicosis infantil en las que se aproximan preguntas, dificultades y posibilidades respecto de las psicosis infantiles.  
          No faltan la referencia literaria y la filosófica. Es posible leer un interesante trabajo sobre Paul Claudel y la referencia que hace Lacan a la trilogía conformada por “El rehén”, “El pan duro” y “El padre humillado”. Otro de Carlos Astrada sobre la Hipostasis del valor y los modelos personales, que interroga el problema del papel del individuo en la múltiple estructuración del mundo histórico. Y también un texto imperdible de Heidegger sobre el espíritu de la venganza, donde habla de Nietzsche, la venganza y la voluntad.
          Mi preferido resultó el texto de George Steiner sobre “Memorias del subsuelo” de Dostoievski. Indaga en la esencia profunda de este hombre subterráneo que el mismo autor consideraba la más punzante de sus creaciones. Hará un punteo de los antecedentes de este hombre que según dice se remontan a los tiempos de Caín si se tiene en cuenta el “ewig vernein ende geist” (espíritu siempre negativo), y afirmará que es Dostoievski en “Memorias del subsuelo” quien “mejor resuelve el problema de poner en escena a través de una voz única el caos de la conciencia humana.” Y claro, explica cómo lo hace.
          El trabajo de Steiner permite desnudar la obra en su estructura más íntima, con el único fin de involucrarse profundamente en ella y renovar el deseo de releerla con todos esos elementos nuevos.    
          No me queda más que recomendar conseguir esta revista, servirse una copa de vino, poner música suave de fondo y adentrarse en una lectura que sin dudas se va a disfrutar.
          Queda hecha la invitación.



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