El psicoanálisis “revolucionó” la conducta de individuos, pero no pudo “curar” males de la sociedad argentina, que concentra un tercio de los profesionales del mundo dedicados a esta especialidad, señalaron expertos
Con vistas a los cien años del ingreso de esta disciplina al país, los especialistas coinciden en que representa uno de los máximos fenómenos culturales del siglo XX, pero que no logró “incidir” en conductas sociales, según indicó el director de la Fundación Descartes, Germán García.
“El psicoanálisis sirve mucho y le puede cambiar la vida a una persona, pero no cura pueblos. Aunque (Sigmund) Freud tuvo la fantasía de que el mundo podía ser más bueno, no fue así”, sostuvo Julio Moreno, miembro de la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires (Apdeba) y profesor del Instituto Universitario de Salud Mental de Buenos Aires.
García opinó que en las conductas amorosas, por ejemplo, el cine tuvo “más incidencia” que el psicoanálisis, aunque consideró que si esta especialidad tuviera “una gran dimensión social sería una forma de adoctrinar gente, lo que tampoco está muy bien”, dijo.
De todas formas, el titular de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), Andrés Rascovsky, destacó que esta herramienta “es la más poderosa que existe en la civilización occidental para la transformación de los conflictos individuales”.
“El centenario del psicoanálisis no es una reivindicación del calendario. En Argentina, como en Francia, la disciplina ha calado profundamente”, afirmó días atrás el secretario de Cultura de la Nación, José Nun, en la primera actividad que organizó el Gobierno con miras a los cien años de esta disciplina en el país, que se cumplirá en 2010.
Argentina se constituye como el principal lugar de formación psicoanalítica de Latinoamérica y así lo refleja el abultado número de consultorios que se expanden en Buenos Aires con un alto número de pacientes obedientes que acuden cada semana para analizar sus problemas.
Las contribuciones
“El psicoanálisis se asentó en Argentina porque reunió intelectuales exiliados del nazismo y del franquismo. Fue un movimiento contracultural que cuestionó todas las instituciones, como la medicina, la religión y la moral”, definió Rascovsky.
“Contribuyó a la revolución sexual, a una ética distinta con hijos, cuestionó el maltrato hacia nuestra descendencia y trabajó por una transformación psíquica. Intentó dar una respuesta a la realidad del individuo”, destacó el presidente de APA a EFE.
Según Moreno, esta técnica resultó explosiva en el país en la década del 60, cuando los pacientes se agolpaban para atenderse en los consultorios y los aspirantes a psicoanalistas se multiplicaban en forma incesante.
“Cuando estudiaba, tuve que esperar tres años y medio para atenderme por primera vez” con un experto que trataba principalmente a estudiantes de psicología, recordó Moreno.
Así, esta especialidad se afianzó de modo tal en el país que la palabra psicoanalista es sinónimo de psicólogo, sostuvo García.
Maricel Seeger
EFE
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Fuente: El Litoral.com
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