Conflicto, represión y recuerdo


Resabios del pasado que marcan el presente, condicionan el futuro y aportan un conflicto. Vivencias de la infancia, seducen, inspiran, rodeando uniformemente un racimo de recuerdos.

Bifurcaciones de la conciencia, divisiones que se multiplican en un laberinto que parece infinito. La sexualidad traumatiza, inquiere, cuestiona, pero por sobre todo provoca preguntas: ¿acaso alguien puede contestar que es una mujer? El hombre soberbio cree tener respuestas, incluso lo intenta, el hombre no hace más que mirar desde su lugar de hombre lo que tan sólo supone.

Vivencias pasivas que golpean, recuerdos que se reprimen y retornan desfigurados, ocasionando un penoso síntoma ¿acaso esos recuerdos son reales? ¿Acontecieron verdaderamente? Poco importa su examen de realidad, los pensamientos, las fantasías, ejercen una eficacia inusitada produciendo consecuencias en la estructuración del psiquismo. Aquellos dolores de la infancia se magnifican posteriormente oponiéndose a la idea común de que el tiempo desgastaría aquella marca. La infancia se convierte de este modo en una fuente indiscutible de pasado, presente y futuro, sustrayéndose del tiempo, pero ejerciendo un malestar sustituto.

Existen algunas escenas que están cargadas de afecto: El agasajo de un padre a un hijo, los miedos a la oscuridad, la perdida de un abuelo, la mudanza de una casa cargada de buenos momentos, los juegos, los amigos del jardín, las caricias de esas personas significativas. Pequeños momentos que marcaron nuestra vida y que siguen ejerciendo un influjo importante, muchas de esas escenas pertenecen al periodo de la infancia donde se produce la amnesia infantil.

Quizás muchos otros se convirtieron en momentos conflictivos que activaron la defensa provocando la neurosis. En su lugar se recuerdan con nitidez escenas que no significan nada pero que en realidad encubren otros recuerdos más dolorosos. Volver a recordar aquellas escenas, (al modo de Proust) es volver a recorrer aquel camino por donde se extravió el afecto de lo que realmente dolió y de este modo, a través de la palabra, convertirlo en algo diferente.


Federico Pallaro




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