Vamos a transcribir los versículos del apartado donde San Pablo, dirigiéndose a los Corintios, se refiere al amor. No pretendemos aquí abrir un juicio o hacer un análisis de la personalidad de San Pablo, eso lo dejamos a los teólogos o a los especialistas en las Sagradas Escrituras. Nuestra intención es hablar del amor, desde el punto de vista psicoanalítico, a partir de lo que dice San Pablo en esta bellísima carta, que por eso y por su originalidad creemos necesario hacerla destacar.
“Hermanos:
Ambicionad los carismas mejores. Y aún
os voy a mostrar un camino mejor. Ya podría yo hablar las lenguas de los
hombres y de los ángeles; si no tengo amor, no soy más que un metal que resuena
o unos platillos que aturden.
Yo podría tener el don de la
predicción y conocer todos los secretos y todo el saber; podría tener una fe
como para mover montañas; si no tengo amor, no soy nada.
Podría repartir en limosnas todo lo
que tengo y aún dejarme quemar vivo; si no tengo amor, de nada me sirve.
El amor es comprensivo, el amor es
servicial y no tiene envidia; el amor no presume ni se engría; no es mal
educado ni egoísta; no se irrita, no lleva cuentas del mal; no se alegra de la
injusticia, sino que goza con la verdad. Disculpa sin límites, cree sin
límites, espera sin límites, aguanta sin límites.
El amor no pasa nunca.
Palabra de Dios
En otra versión añade en el versículo
13:
“Ahora, pues, son válidas la fe, la
esperanza y el amor; las tres, pero la mayor de estas tres es el amor”.
No se trata de una visión romántica
del amor, donde el Ego sería preponderante. Es lo que una psicoanalista como
Melanie Klein podría ver como “plena entrega amorosa libre de ambivalencia”, que
se logra una vez pasada la primera posición esquizo-paranoide infantil (donde
lo de afuera ataca y el yo es escindido) y se llega a la posición depresiva
(donde se reconoce que el objeto de amor es el que antes había odiado y se
supera el odio).
Pero lo importante es la frase: “si no
tengo amor no soy nada”.
Es lo que sostiene todo el psicoanálisis,
ya sea Freud, como Melanie Klein , como Jacques Lacan.
Sin el don de amor (otorgado por la
madre en primera instancia) sencillamente no podríamos sobrevivir, ni mantener
el psiquismo o el alma. No seríamos algo, caeríamos, como lo hacen los niños
tratados sin amor, en el marasmo.
Otro párrafo a señalar es que “el amor
goza con la verdad”, se refiere al verdadero amor, siempre entrelazado con la
verdad y buscándola. Y esa verdad es: castración, impotencia. Es que por
estructura, al ser humano le falta algo, tiene una falla, que el amor calma. Y
más aún cuando se trata, como en San Pablo, de una plena entrega: sin envidias,
sin egoísmo, algo que supera el poder de la fe y a la esperanza. Plena
entrega:”Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta
sin límites”… “El amor nunca pasa”. Esto, creemos, es lo más conmovedor de
estos versículos, la entrega plena del amor a la que se refiere. Esta plena
entrega (a veces cedida por la madre, otras por algún semejante donde se da un
amor sin límites), para el psicoanálisis, nos hace tan fuertes, que se pueden
vencer cientos de avatares y trastornos.
Creemos que habría que señalar que
estos pasajes de la Biblia sobre el
amor (junto al Cantar de los Cantares)
son auténticamente ejemplificadores y anticipa la ciencia. Sobre todo para los
que creen que sólo existe un amor limitado, atravesado por el egoísmo y el
odio, o por la envidia y la rivalidad.
Pensamos que no es así, estamos de
acuerdo con San Pablo en que el amor puede darse de una manera como la que él describe.
Y, esto, desde un punto de vista simbólico y no imaginario. Se trata,
simbólicamente hablando, del amor como Don simbólico.
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