En un extenso recorrido histórico, el autor sitúa la relación entre sujeto
y verdad. El planteo comienza por abordar en qué forma en la historia se
instalaron las relaciones entre esos dos elementos en Occidente.
Así, aborda la cuestión del conocimiento del sujeto por sí mismo, retomando
la noción griega de epimeleia heautou (inquietud de sí mismo), y que
los latinos traducen como cura sui. Es paradójico plantear el estudio
desde aquí, ya que todo el mundo sabe que cuando en la historia occidental la
cuestión es el conocimiento del sujeto por sí mismo, siempre se planteó desde
la famosa disposición délfica gnóthi seautón (conócete
a ti mismo); Foucault indica que esta es una fórmula fundadora entre sujeto y verdad.
“Conócete a ti mismo” se inscribía en el centro de la comunidad humana, la
vida griega al principio eran una serie de recomendaciones relacionadas con el
acto de consulta al oráculo y luego aparece en la filosofía alrededor del personaje
de Sócrates. Foucault resalta una cita de Sócrates: “Ustedes se ocupan de un
montón de cosas; fortuna, reputación pero no de ustedes mismos”. Sócrates
desempeña el papel de quien despierta la “inquietud de sí mismo”, va a
considerar el momento del primer despertar, y utiliza la metáfora del tábano
que hinca el aguijón en la carne de los hombres. Ocúpense de “ustedes mismos”,
esa es la misión de Sócrates.
Desde estas consideraciones Foucault traza que la “inquietud de sí mismo” es
el marco y el fundamento del “conócete a ti mismo”: “Sócrates es el hombre de
la “inquietud de sí” y seguirá siéndolo”, afirma el filósofo francés en el
texto. Entonces “la cultura de sí” tiene una amplitud determinada y ello puede
constituir en la historia del pensamiento un momento decisivo, en el cual se
compromete incluso nuestro modo de ser sujetos modernos.
Desde el personaje de Sócrates, que interpelaba a los jóvenes, hasta el
ascetismo cristiano aparece la “Inquietud de sí mismo”. Pero la razón más
fuerte por la cual desaparece en los historiadores no es por la moral (estoica,
epicúrea o cínica), sino que es algo que obedece al problema de la verdad, y
propone que ese olvido es culpa del momento cartesiano. El momento cartesiano actúa
de dos maneras primero califica el “conócete
a mismo” y descalifica la “inquietud de sí”. Se hace del “conócete a ti mismo” un
acceso fundamental a la verdad. Y se descalifica del campo de pensamiento
filosófico moderno a la “inquietud de sí”. El aspecto de contragolpe de la
verdad sobre el sujeto ya no puede existir, en lo sucesivo la verdad no es
capaz de salvar al sujeto.
También Foucault se pregunta por el divorcio entre la verdad y las
condiciones del sujeto para tener acceso a ella, ¿cuándo ocurren y por qué? Y
sitúa que la respuesta no es por el lado de la ciencia, ya se había iniciado
éste divorcio antes del momento cartesiano: la teología. Hay una
correspondencia entre un Dios que conoce todo y sujetos susceptibles de conocer.
Después de un breve recorrido del siglo XIX señala que los filósofos, tanto
como Hegel, Husserl y Heidegger, ponen el acento en la transformación misma del
ser del sujeto, así se ve recuperada la vieja cuestión de la “inquietud de sí”.
El análisis histórico de Foucault pasa por el marxismo y el psicoanálisis,
dice que son dos formas de saber que plantean la relación del sujeto con la verdad
y que no se pueden asimilar a la religión. Entonces surge una forma de saber que
no hay que asimilar a la estructura de la ciencia, que no es religión y es el
psicoanálisis. Lacan intentó plantear, dice Foucault, la cuestión como
histórica y propiamente espiritual, alude al método, a la práctica: la del
precio que el sujeto debe pagar para decir la verdad y el efecto que tiene
sobre sí mismo haberla dicho. Al recuperar ésta cuestión hizo resurgir desde el
interior mismo del psicoanálisis la más antigua inquietud, la epimeleia heautou (inquietud de sí).
Una extensa cita al pie de página señala los textos donde Foucault leyó que
Lacan desarrolla esta relación del sujeto y la verdad. Comprende textos de 1953
a 1976: “Función y Campo de la palabra y
el lenguaje en psicoanálisis”, “Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en
el inconsciente freudiano”, “La ciencia y la verdad”, “Del sujeto por fin
cuestionado”, “Seminario 1, Los escritos técnicos de Freud”, “Seminario 2, El
yo en la teoría de Freud y en la teoría psicoanalítica”, “Seminario 11, Los
cuatro conceptos fundamentales para el psicoanálisis”, “Respuesta a unos
estudiantes de filosofía sobre el objeto del psicoanálisis”, “La méprise du sujet supposé savoir”, “Seminario
20, Aun” y finalmente el “Seminario 23, El Sinthome”.
Otra cita al pie de página alude a éste recorrido: “En lo concerniente a
esta relación verdad-sujeto, el manuscrito aclara que el hecho de no haber sido
“nunca pensado teóricamente” provocó “un positivismo, un psicologismo en el
psicoanálisis”. La referencia al manuscrito alude a notas escritas del mismo
Foucault, dado que el libro de referencia es un curso desgravado y su acceso a
las notas les fue permitido consultar a los editores. Por lo tanto ésta cita ha
sido sustraída de sus notas particulares.
*El libro publicado, es un Curso en el Colegio de Francia dictado en 1982.
Ésta edición toma como referencia la palabra pronunciada públicamente por
Michel Foucault. Editorial Fondo de Cultura Económica. Bs As. 2009
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