Alicia Alonso, Comentario sobre Adiós al significante


Las intervenciones que se aportan en un coloquio exigen, casi siempre, que se las sitúe. Adiós al significante es una conferencia dictada por Jacques-Alain Miller en setiembre de 1995, en Buenos Aires, en el marco de las IV Jornadas de la EOL, “El tiempo de interpretar”. Está publicada en el tomo 2 de las Conferencias porteñas (Paidós, 2009), junto con los trabajos agrupados bajo el título “El significante y el goce (1994-95)”.
Su tema constituye uno de los ejes del curso anual de la orientación lacaniana, “La fuga del sentido”, dictado por Jacques-Alain Miller en París, durante los años 94-95. Desde distintos ángulos, dichas clases, así como “La interpretación al revés”, y “El olvido de la interpretación” publicadas en Entonces: sssh- (Eolia, 1996), ofrecen una vía interesante para contextualizar su lectura.
Como observa Germán García, en el prólogo al primer tomo de las Conferencias porteñas, en cada una de estas intervenciones, la argumentación incluye la marca de la audiencia que la recibe.
En cuanto a la elaboración de los contenidos, “Adiós al significante” hace explícitas las siguientes tesis: “el inconsciente interpreta”; “en cuanto interpreta, trabaja para el goce”; “la interpretación del analista va contra la interpretación del inconsciente”.
En cuanto a su desarrollo, analiza y recorre los obstáculos que, a partir de mediados de los sesenta, condujeron a Jacques Lacan a poner en discusión los términos lenguaje, enunciación, significado y significante, marcando sus límites. En esos años, Lacan advierte que algo excede la dialéctica imaginario/simbólico, cuestionando la relación binaria entre significado y significante.
En esa perspectiva, cada uno de sus intentos para dar cuenta del efecto de goce, se revela insuficiente. Sin embargo, esa operación abre una nueva vía. Sustituye la determinación simbólica del sujeto, en términos de sistema de significación, y define el lenguaje como una elaboración de saber sobre lalengua.
En este recorrido –apenas esbozado en mi comentario–, Miller ubica el nudo borromeo como una salida del sistema de la significación, en tanto constituye un “adiós al significante”.

I
“¿Qué es el inconsciente? ¿Cómo se interpreta su concepto cuando no lo referimos a la conciencia sino a la función de la palabra en el campo del lenguaje?” Esta pregunta, que extraigo de “La interpretación al revés”, me sirve para señalar otro aspecto de esta conferencia.
Durante los años 1995/96, en distintas intervenciones, Jacques-Alain Miller plantea la equivalencia inconsciente/interpretación. En todos los casos, la secuencia hace explícito su interés para el psicoanálisis.
“La interpretación analítica viene en segundo lugar –leemos en “La interpretación al revés”–, se funda en la interpretación del inconsciente, de ahí proviene el error de creer que es el inconsciente del analista el que interpreta. A falta de partir del a priori de que el inconsciente interpreta, se vuelve siempre, se diga lo que se diga, a hacer del inconsciente un lenguaje objeto y de la interpretación un metalenguaje. Pero la interpretación no está estratificada en relación al inconsciente, no es de otro orden, se inscribe en el mismo registro, es constitutiva de este registro.”
En este contexto, “Adiós al significante” es una de las intervenciones que introduce el reverso de la interpretación, cuestionando las formas canónicas que la definen como comunicación de un saber; atribución de significación; traducción del inconsciente; o esclarecimiento.
Pero, también, la conferencia analiza los efectos clínicos de la interpretación como corte, puntuación, equívoco o alusión, a través de explicaciones que renuevan el panorama de las lecturas, dando un nuevo impulso a los temas que constituyen una referencia para la orientación lacaniana.

II
Así pues, la conferencia se revela más instructiva que otro tipo de consideraciones. Y algo de ese efecto puede captarse en distintos momentos.
Primero. A instancias de la pareja heterosemia/homofonía, Miller describe algunos de los problemas que se plantean en el nivel semántico. Fundamentalmente, los relacionados con el hecho de que cada vez que buscamos la significación de una palabra, penetramos en callejones sin salida. La significación nunca remite más que a otra significación. Este es un problema crucial. Toda palabra evoca siempre un más allá, sostiene varias funciones, encubre varios sentidos.
En su desarrollo, la argumentación alude a esos “nudos de discurso”, precisando el modo en que las palabras, el sonido y el sentido, entretejen una trama de condensaciones y equívocos.

Segundo. Sin perjuicio de esas “posibilidades múltiples”, como las denomina Freud en La interpretación de los sueños, y a partir de una serie de observaciones que describen “el estado original de la relación del sujeto con lalengua”, Jacques-Alain Miller analiza el vínculo entre el significante y la interpretación.
Al hacerlo, ubica los desvíos que el significante impone al significado, acentuando la distinción entre ambos. La experiencia analítica confiere una fuerza especial a esta observación, poniendo de relieve que “el fenómeno elemental descubre la presencia del significante sólo, en suspenso, indicando ese estado de perplejidad para significar, frente a un significante desarticulado”.
La explicación destaca el modo en que la perplejidad manifiesta, en el sujeto, una hiancia interrogativa. Como un enigma, el significante busca la implicación de otro significante que le de sentido. “Esa es la vía de cualquier interpretación –nos dice Miller, anudando la dimensión del sentido a la del goce–, así como su naturaleza de delirio”.
Mediante estas observaciones, la conferencia circunscribe el valor clínico que tiene para el psicoanálisis, definir la sesión como una unidad asemántica, ubicando en otro lugar la función de la interpretación, señalándola como “la vía que permite conducir a un sujeto a los significantes elementales sobre los que, en su neurosis, ha delirado”. Delimitando con mayor precisión que la interpretación analítica debe funcionar a la inversa del inconsciente.
Explica Miller: “Cuando se da preeminencia al goce en el síntoma, síntoma y fantasma en cierto grado se confunden bajo el dominio del fantasma; y eso da el concepto de sinthome, que designa ese nudo de síntoma y fantasma. Ahora bien, la tesis todo es fantasma significa que, en lugar de pensar siempre en términos del significante para la significación, se piensa en el significante para el goce.”

Tercero. A partir del análisis del sueño de una paciente, Jacques-Alain Miller nos conduce a su elaboración, es decir, a su retórica. El material onírico, cuya denegación basta para indicar la ambigüedad del inconsciente, pone en evidencia las intenciones con que el sujeto lo modula: extendiendo o alterando la significación de las palabras; acentuando sus efectos; reforzando el sentido; quebrantando las leyes de concordancia. En cada caso, la descripción destaca que el sueño figura un cierto estado de cosas. Así como demuestra la superposición de las significaciones de un material significante.
Esta observación adquiere un valor particular cuando se tiene en cuenta que evoca otras. Jacques-Alain Miller recrea los temas propuestos. Habla desde Lacan. Como escribe Germán García en el prólogo citado, “animando para los oyentes la aridez de algunas cuestiones.”
A continuación, la conferencia pone de relieve la función del diálogo que se realiza en el sueño, adentrándose en la vía de la transferencia.
Ciertamente, en lo que se produce en la experiencia analítica, hay una dimensión suplementaria esencial: el sueño dedica su habla cada vez más al analista, introduce los dichos del analista, haciendo surgir un nuevo sentido, gozado.
Así, el análisis de las discontinuidades y los elementos que reorganizan el universo simbólico del sujeto, otorga otro valor al lugar donde Freud encuentra un límite. Lo refiere como algo que no puede ser dicho, por estar en la raíz misma del lenguaje. Pese a eso, la respuesta del inconsciente, entre líneas, lo hace existir, como un mensaje cifrado, formando parte de su retórica, disolviéndose en la cita, perdurando en un resto de saber. Como efecto de contexto y coyuntura, la interpretación zanja lo indecible.
Este desarrollo parece el privilegiado para citar un párrafo en el que Jacques-Alain Miller indica los momentos de errancia y, también, de orientación del analista. “Se trata de ir de una interpretación salvaje, que es la que hace el inconsciente, a una interpretación razonada. Es así como usualmente se habla de la interpretación, todo lo que se busca sobre la alusión, el decir a medias, hacer el oráculo, el enigma, la cita, pero ¿quién hace eso? El inconsciente. Y todo lo que se distribuye como teoría y práctica de la interpretación, se resume en una cosa muy simple: saber hablar como el inconsciente. Y si se va un poco de más en esta dirección, podemos decir que termina en una identificación del analista con el inconsciente.”
Como podemos apreciar en lo hasta aquí expuesto, “Adiós al significante” configura otro punto de partida al presentar distintos aspectos de la dialéctica entre investigación y clínica. Pero, también revela –como podemos constatar ahora, a través de su lectura–, la actualidad de los temas que Jacques-Alain Miller introducía en esa ocasión.


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